"Reconciliación" Inicia el 2018 sin cargas ni pendientes en el corazón...

Inicia el 2018 sin cargas ni pendientes en tu corazón, TBN y TALLER DE VIDA te presentan "Reconciliación" una colaboración del psicoterapeuta humanista,

Antonio Ayala.

"El mejor modo de disfrutar el presente es a través de la RECONCILIACIÓN"

La comprensión es indispensable en la reconciliación del cuerpo símbolico relacional.

Mientras el hombre se esmere en comprender a la mujer y la mujer en comprender al hombre, seguiremos perdidos intentando lo imposible; pues sólo un hombre comprende a otro, y sólo una mujer conoce del vedado mundo femenino que nunca advertirá el hombre. Lo cierto es que no es necesario tal utopía para poder lograr al fin la reconciliación de los sexos. Es el hombre quien tiene que conocer qué es un hombre y la mujer, comprender en dónde yace su feminidad, para entonces acceder al complemento y entender que nuestras verdaderas necesidades, lejos de ser opuestas, se corresponden naturalmente.

Mientras se siga sin observar que el alma no descansa mientras tenga pugnas pendientes, seguiremos viendo la reconciliación como un favor hecho y no como una necesidad. Seguirá siendo un acto magnánimo con el prójimo y no con uno mismo, porque se piensa como un acto de sometimiento frente al orgullo ajeno, en lugar de saberse como un triunfo sobre el egoísmo, por ende es un acto de emancipación y nunca de subordinación. Reconciliarse es, lejos de esclavizarse, liberarse del odio mismo.

La reconciliación de los amantes, es el más eficaz de los afrodisíacos para incentivar la pasión. Sentir recuperar lo que se creyó perdido es una forma efectiva de reavivar el deseo.

Enfrentar al otro es sencillo... lo único que deja, es más odio; enfrentarse a uno, es el inicio de una eterna reconciliación consigo mismo.

El "timing" es la psicoterapia, es el tiempo útil para entender lo irresuelto. A veces cuando aún se está a tiempo, no se quiere atender o cuando se quiere ya no se está a tiempo. Se dice entonces que está ya fuera de "sincronización"

La reconciliación no siempre significa volver, a veces está en soltarse del otro.

La reconciliación sólo cabe en corazones abiertos, un corazón cerrado muere de rencores. Tendrá un destino elegido, quien es capaz de reconciliarse con su presente en la genuina comprensión de su pasado. Reconciliarse con el otro puede hacerse aún en su ausencia... una maravilla del aparato psíquico.

La desolación surge de una ruptura relacional con uno mismo y la resentimos en medio de la soledad, por tanto para remediarla no necesitamos reconciliarnos con quien nos abandona, sino con nosotros mismos.

Nos hemos vuelto escapistas; ya no nos interesa más pasar tiempo juntos, preferimos platicar con gente que no está, desde el móvil, antes que estar juntos. Porque hemos hecho lo nuestro inhabitable, redujimos los temas de conversación por las desaprobaciones constantes, los reclamos, las críticas y las burlas al ser escuchados. Nos volvimos extraños que son capaces de mirarse con los ojos vacíos porque mataron las emociones que los unían en cada encuentro fallido que no supieron reconciliar.

Recuerdo que llegaste con una maleta grande y pesada, más nunca imaginé que en ella traías contigo más que ropa y accesorios, un sin fin de afectos, experiencias, conflictos por reconciliar y bellos momentos por entregarme. Pasaron algunos años y con la misma maleta te fuiste, ahora llevando en el espacio que dejó aquello que me trajiste, nuevos recuerdos memorias, tristezas, alegrías, ilusiones frustradas y un sin fin de dichas compartidas... Tu partida dejó en mí un hombre desecho por fuera, pero renovado por dentro.

Vivo en un paradójico mundo donde las más sagradas confesiones se hacen por medios indirectos y los temas más triviales se tocan en persona. Los novios ya no necesitan verse para discutir o reconciliarse, y al estar frente a frente esquivan las miradas. Los desconocidos se "conocen" en la red y los conocidos se desconocen por la misma. El contacto humano se enfría y hoy se "socializa" sin socializar. Una sociedad de afectos virtuales y emoticones que sustituyen gestos, con onomatopeyas escritas de risas a cuenta de carcajadas, ante las charlas mudas, de los que sin hablar conversan por las noches, escondidos detrás de un artefacto, intentando no delatar su miedo al contacto humano.

Reconciliarse con el pasado es la mejor forma de disfrutar del presente.

Ser servido es un privilegio, servir una necesidad; ser comprendido es un privilegio, comprender una necesidad; ser agradecido es un privilegio, agradecer una necesidad; ser admirado es un privilegio, admirar es una necesidad; ser atendido es un privilegio, atender una necesidad; ser tolerado es un privilegio, tolerar es una necesidad; ser amado es un privilegio, amar una necesidad... No equivoquemos privilegios y necesidades, porque entonces seguiremos desvirtuando nuestra especie y continuaremos alejándonos de poder SER HUMANOS.