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Sientes tristeza, apatía o falta de ilusión: Quizá debas ir al Psicólogo.

A veces podemos llegar a estar atenazados por miedos que nos impiden salir a la calle, relacionarnos con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público, viajar, etc... Sin embargo, puede ser buen momento de ir al psicólogo y descubrirte, además de todo, si crees que el costo de la psicoterapia es alto, presupuesta el costo de la inestabilidad emocional.

7 diciembre, 2017
Sientes tristeza, apatía o falta de ilusión: Quizá debas ir al Psicólogo.
Sientes tristeza, apatía o falta de ilusión: Quizá debas ir al Psicólogo.

"Ir al Psicólogo" Una frase que a algunos incluso asusta o inquieta, sin embargo según Antonio Ayala psicoterapeuta humanista, debemos acudir al psicólogo cuando tengamos algunas de las siguientes emociones, pensamientos y percepciones... De esto hablaremos hoy en TALLER DE VIDA

"Debemos ir al psicólogo cuando..."

Sintamos tristeza, la apatía y la falta de ilusión empiezan a agobiarnos y a emitir el siempre equivocado mensaje de que nuestras vidas carecen de sentido.

El negro o el gris tiñen frecuentemente nuestros pensamientos y nos vemos incapaces de encontrar algo positivo en nuestras vivencias cotidianas.

Todo a nuestro alrededor lo percibimos amenazante y nos sentimos solos, incomprendidos o desatendidos.

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Pensamos que la desgracia se ha cebado en nosotros y comenzamos a asumir que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar

Estamos atenazados por miedos que nos impiden salir a la calle, relacionarnos con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público, viajar, etc... Es decir, cuando el temor o la inseguridad nos impiden desarrollar nuestras habilidades y disfrutar de personas, animales y cosas que nos rodean.

La obsesión por padecer graves enfermedades o contagiarnos de ellas nos lleva a conductas extrañas y repetitivas, de las que no podemos prescindir sin que su ausencia nor genere ansiedad.

Nos sentimos "con los nervios rotos" y casi cualquier situación hace que perdamos el control y sólo sepamos responder con agresividad o con llanto inconsolable.

Nos damos cuenta de que fumar, beber o consumir cualquier otra droga, apostar... se ha convertido en una adicción de la que no sabemos salir y que genera perjuicios importantes en nuestra vida o en la de quienes nos rodean.

El estrés empieza a mostrarse a través de sus síntomas psicosomáticos: insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales...

La ansiedad es una constante diaria, que impide la estabilidad y serenidad necesarias para mantener un pensamiento positivo, una conducta tranquila y el goce de los pequeños placeres cotidianos.

Los silencios, los desplantes o los gritos sustituyen al diálogo, y los problemas de comunicación enturbian nuestra relación con los demás.

Las dificultades sexuales afloran y vivimos la angustia que causan, la impotencia, la falta de deseo o de sensaciones eróticas y, sobre todo, la imposibilidad de gozo y comunicación con la persona destinataria de nuestro amor.

ir al psicólogo

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