Si tu sueño es tener una boda única, romántica y a la orilla del mar tenemos a la indicada. Dora Elena es la jueza de Altata.

Uno de los momentos más importantes de la vida de algunas mujeres es llegar al día de su boda. En Altata la jueza Dora Elena García Medina hace tu sueño realidad.

"Porque el amor no pasa de moda, me gusta hacer de ese un momento especial. Para muchas mujeres es el mejor día de su vida y yo soy una romántica. Hago que ese momento perdure en su memoria para siempre". Asegura Dora Elena.

La Oficial del Registro Civil No. 5 de Altata llegó a ser la jueza reconocida que es al día de hoy por casualidad. Durante el 2008 vivió un momento crítico la interior de su familia que la obligó a buscar a quien en ese tiempo era el Oficial del Registro Civil de su comunidad. Solo para encontrarse con que el puesto estaba acéfalo debido a la jubilación de quien fuera el responsable en aquellos tiempos.

Ante la situación Dora Elena salió en busca de ayuda. Encontró más que eso. Una oportunidad para ser la nueva Oficial de Altata.

Desde ese entonces a la fecha ha unido en matrimonio a mil 062 parejas. Es tan buscada por los enamorados debido a que es una mujer sensible, llena de amor.

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Igual celebra uniones civiles en la playa,  restaurantes, a la orilla del mar, muelles y en todas partes en donde se lo soliciten. Como dice entre risas solamente que no sea debajo del mar.

"Sí, yo he celebrado bodas en todas partes, en lugares inimaginables solamente no puedo hacerlo debajo del mar. En una ocasión una pareja me pidió que los casara debajo del agua y ahí sí tuve que decirles que no, por el temor y ansiedad que me genera estar ahí abajo. Pero fuera de eso, a donde sea", asegura decidida.

La jueza es una mujer que vive enamorada y eso es lo que transmite a los contrayentes con la celebración de una boda única. "Literalmente vivo del amor, soy una mujer enamorada del amor". Esa resulta ser una dura declaración que sale de la boca de la jueza cuando sentimentalmente se encuentra sola.

Dora Elena es madre de tres hijos que ha sacado adelante con el esfuerzo que le merece tener que estar siempre presente para la realización de su trabajo como jueza, pero más aún el trabajo que le requiere sacar adelante su restaurante.

"Además de jueza también soy restaurantera. Yo personalmente soy la encargada de limpiar los camarones que se ofrecerán a los comensales en Los Kikos. Me gusta saber que es lo que estamos sirviendo y que los clientes se vayan satisfechos". Dice.

Si ya de por si ser jueza de Altata no es un trabajo sencillo. Alternarlo con la administración de un restaurante la tarea es mayor. Pero la pasión y amor que le pone a cada cosa que desempeña la hacen única.

En Altata es la mejor jueza pero también una restaurantera que le pone amor a los platillos y hasta la vida.