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El mexicano que va por el mercado global de carne

Jesús Vizcarra se da dos años para aceitar su compañía, balancear los estados financieros y soltar el mando para dedicarse a labores sociales. Su nueva planta en Durango lo coloca en la cresta de la ola exportadora de carne mexicana, pero también lo deja con fuertes compromisos con sus acreedores.

21 septiembre, 2016
El mexicano que va por el mercado global de carne
El mexicano que va por el mercado global de carne

El mexicano que va por el mercado global de carne 

El cierre de la última semana de junio fue agitado para Jesús Vizcarra, dueño de Grupo Viz, la mayor procesadora de carne del país.

“Perdón por andar a las ca­rreras”, había dicho horas antes, al despuntar el alba, a su llegada al hangar ejecutivo de esta ciu­dad. “Así ando siempre”, aclaró enseguida. (en entrevista original)

No es de gratis. Su empresa sim­boliza el buen momento que vive la industria de la carne en México, que ha comenzado a figurar en las listas de jugadores mundiales, encabezadas por Estados Unidos, India y Brasil.

El año pasado, México exportó 228,000 toneladas métricas de car­ne de res, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, con lo cual superó por segunda ocasión en cinco años a Argentina, el otro referente en al.

SuKarne, la marca de la compañía, está entre las seis mayores empacadoras de carne en Norteamérica, y su menú incluye carnes de puerco, pollo y un poco de pescado. “Mucho del crecimiento de las exporta­ciones de carne mexicana se debe a SuKarne”, asegura Derrell Peel, especialista en indus­tria agropecuaria de la Universidad de Oklahoma.

 

El año pasado, Grupo Viz tuvo ingresos por 38,665 millones de pe­sos (mdp), expone Efraín Reséndiz, director de Desarrollo de Negocios, y con el aumento de capacidad de la nueva planta este año cerrará en 49,000 mdp –de ello, unos 15,200 mdp serán por exportaciones.

A la vez, Vizcarra tiene que rendir cuentas al gobierno. Para la construcción de Lucero, en 2014 re­cibió del gobierno federal 200 mdd (alrededor de 2,600 mdp al tipo de cambio promedio de ese año), con la condición de que generara más de 2,000 empleos directos, invir­tiera 5,227 mdp y mantuviera una capacidad de engorda de 250,000 cabezas para 2017, indica Pablo Buch, de S&P Global Ratings.

Pese a todo, el empresario ya tiene en mente el siguiente paso: quiere construir otra planta en algún punto de la región central del país, ésta para empacar carne de cerdo y pollo. Y lo más desafiante: Vizcarra afirma que en dos años piensa distanciarse de la gestión de la empresa para dedicarse a labores altruistas.

Para poder hacer todo eso, ya da los primeros pasos de lo que se puede considerar la institucio­nalización de Grupo Viz. Recibe asesoría de la Universidad de las Américas de Puebla en materia de sistemas, contrató como director adjunto a Miguel Galván, quien fuera director de Transformación de Pepsico, y asesores de India le ayudan a desarrollar modelos de gestión. “Duré 12 años fuera de la compañía, regresé hace dos, y hoy estoy metido de cuerpo y alma en el cambio cultural de la organización”, expone Vizcarra, de 56 años.

En esos 12 años, que más o menos coinciden con el tiempo en el que el PAN estuvo en el gobierno federal, Vizcarra hizo una corta carrera política. En 2010 perdió la competencia a gobernador de su estado natal, Sinaloa, pero antes había sido presidente municipal de Culiacán y ocupó varios cargos en la estructura local del PRI.

“Tengo cerrado el capítulo de los temas políticos”, afirma hoy.

grafico_vizcarra1Salto al ruedo

México no es una potencia en mate­ria ganadera: tiene un inventario de ganado en pie menor a 10% que el de Brasil y equivalente a 40% que el de Argentina, y las 14 empresas exportadoras del país son la mitad en número que las australianas.

La mayoría de las exportaciones mexicanas son de ganado en pie: de un inventario de 17.1 millones, sólo procesa aquí 40%.

Pero el país despega en capaci­dad industrial para transformar la carne en productos exportables. El año pasado se produjeron 1.8 millo­nes de toneladas de carne de bovino, de lo que se exportó 12%. “Nuestra industria sigue creciendo a un ritmo de 7% anual –menciona Rogelio Pérez Sánchez, director de Mexican Beef–. Y hay un crecimiento nunca visto en la exportación de México”.

El año de mayor valor de estas exportaciones fue el de 2015, con la cifra récord de 969.3 mdd, indica el organismo. Nueve de cada diez to­neladas métricas de esta carne va a Estados Unidos, pero emergen otros compradores, como Japón, Hong Kong y países de Medio Oriente.

 

En su más reciente nota sobre SuKarne, S&P reporta una deuda de corto plazo de casi 8,000 mdp a septiembre pasado, a la que puede hacer frente con los poco más de 1,000 mdp en efectivo que tenía a esa fecha, si logra generar flujo a 12 meses de 2,600 mdp y con un crédito sindicado por 8,318 mdp a ejercer en un año.

S&P no espera grandes avances en la correlación de estos números, pero tampoco un deterioro. En 2016 la deuda equivaldrá a tres veces el capital de la compañía y que el efectivo generado por la operación repre­sentará más de 20% de la deuda, señala la nota.

Vizcarra cree que la estrechez financiera vale la pena. Como pocas plantas de su tipo en el mundo, Lucero integra todo el proceso en un mismo lugar, desde recibir el ganado a corta edad para engordarlo, hasta su sacrificio en edad adulta y las distintas fases de corte para obte­ner paquetes de carne listos para comercializar.

La capacidad de sacrificio y la inversión en tecnología le permite a SuKarne obtener más cortes de cada animal, afirma Laura Martínez, directora para el área de empresas de S&P. La factoría tiene equipos avanzados para el deshuese de la carne y hay medidores de proceso.

Con la operación, la compañía aumentará en 40% el número de cabezas de ganado que puede procesar. “Sacamos paquetes de carne de ½ kilo, nadie más lo hace en el mundo, con garantía de inocuidad”, describe Vizcarra.

grafico_vizcarra2

Agrega que lo usual es que el proceso a partir del sacrificio tome al menos cinco días, y ahora SuKarne lo hace en máximo 72 horas. Dentro de muy poco, esta planta va a ser el centro de distribución de carne más grande de Latinoamérica, vaticina Pérez Sánchez, de Mexican Beef.

Vizcarra también enfrenta retos en control sanitario. Los mercados internacionales exigen una trazabi­lidad completa (que el consumidor conozca la procedencia de la carne que consume).

SuKarne lo aplica al interior de sus procesos, pero además debe ir a los eslabones previos para saber de qué animal procede el corte, dónde nació, se sacrificó y procesó, opina Pérez Sánchez.

En Europa son más exigentes, agrega el directivo, y piden infor­mación también de los insumos utilizados para la engorda, que les permita asegurarse, por ejemplo, de que los animales no estuvieron en contacto con sustancias tóxicas.

Vizcarra no da nada por hecho. “Entramos no en un impasse, sino en una reducción de las inversio­nes, para terminar lo que traemos en proceso (y lograr) los crecimien­tos necesarios para procesar más producto”, expone.

Con ese mismo entusiasmo anuncia su retirada. Ve el fin de su vida empresarial en unos dos años, para dedicarse a lo que llama un cambio estructural en las formas de pensar y hacer de quienes tienen algo más de talento, recursos eco­nómicos y materiales e intelectua­les. “No me veo como empresario en el plazo próximo”, insiste.

Pero aclara: “no me marcharía si las cosas no funcionan, (porque) una cosa es mi convicción y otra son los principios, y el principio es siempre quedar bien”. Puesto así, cómo no andar a las prisas.

Fuente: http://bit.ly/2cko9ve

Imagen: tomada de la fuente.


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