Ante las pérdidas humanas y materiales pensemos también en la basura

La inundación en Sinaloa causada por la depresión tropical 19-E, durante el 20 de septiembre, sin lugar a dudas fue ocasionada por una lluvia atípica. Hubo pérdidas humanas y daños materiales incuantificables en ciudades y comunidades rurales. Quedó en evidencia la deficiente infraestructura pluvial y los errores humanos. Cuando todo regresa a la normalidad debemos pasar de la reflexión a la acción.

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En Sinaloa la precipitación media durante todo el año es de 876 milímetros (CONAGUA), ese día llovió en una mañana 370 milímetros(CONAGUA) (y hasta 400 milímetros en algunas zonas) de Culiacán, (359.5 mm en Ahome) casi la mitad de lo que debía llover en toda la temporada.

En la reflexión falta incluir el tema de la basura urbana y los malos hábitos de su manejo doméstico y de confinamiento. ¿Sabes cuántas toneladas de basura se generan en Culiacán en un solo día?. La cifra no es menor, son alrededor de 800 toneladas. Eso quiere decir que cada habitante de la ciudad tira casi un kilo de desperdicio diario.

Haciendo un desglose del destino de la basura en Culiacán, ¿Sabes cómo se distribuye?. La respuesta es así: de esas 800 toneladas de basura al día, según autoridades municipales:

• El 64% se deposita en rellenos sanitarios
• El 21% en sitios controlados como dispensadores

Te estarás preguntando: ¿A dónde se va el 15% restante?

Pues justamente ahí por donde te mueves. ¡A nuestras calles!

Alrededor de 120 toneladas de basura al día quedan en las calles de Culiacán.

Y cuando la desgracia toca a nuestra puerta nos quejamos, pero ya es demasiado tarde.

Después de la tormenta viene la calma. Es hora de reflexionar.

La basura es una de los principales causantes de obstrucción de las corrientes pluviales. Con frecuencia en cada historia de desbordamiento de los arroyos de Culiacán la basura está involucrada.

Con la depresión tropical el agua fue mucha, no cabe duda. Con la basura arrastrada también se arrastró la esperanza de cientos de familias que viven en sectores bajos.

Miles de personas perdieron sus bienes (esos se recuperan a base de esfuerzo y dificultad), lo lamentable es la pérdida de vidas, no quisiéramos ver a nuestros familiares viajando en la corriente en cauce de muerte.

Ese día, lo cierto es que sobró agua; pero faltó conciencia.

Causa tristeza saber que nuestra basura también afectó al que menos lo merecía.

No podemos controlar la lluvia y a veces tampoco las avenidas pluviales. Pero sí podemos controlar nuestros malos hábitos.

Deja de tirar basura a las calles, porque quizá el próximo damnificado puedes ser tú.