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Primer día de pesca de camarón en Altata, zafra de añoranzas

Hay unos mil 300 pescadores en esa zona, todo un espectáculo para visitantes. Ahí se han concentrado los pescadores de Altata y los campos pesqueros de Las Aguamitas, El Castillo, La Puentes y las Arenitas. Son miembros de 15 cooperativas pesqueras.

25 septiembre, 2017
Primer día de pesca de camarón en Altata, zafra de añoranzas
Primer día de pesca de camarón en Altata, zafra de añoranzas

La captura de camarón es la razón de vida de cientos de pescadores, una oportunidad de saldar compromisos y recuperar su economía.

(TBN) El primer día de pesca es el día más esperado de pescadores, han subsistido por un semestre con historias de desempleo, deudas y compromisos, por lo que reanudar la captura de camarón en Altata es volver a lo propio, es cultivar el orgullo y perpetuar la esperanza.

En el puerto de Altata la temporada camaronera 2017-2018 inició el 8 de septiembre, con desespero, a oscuras, como incierta es la temporada. Uno a uno, fueron llegando los pescadores cargando los últimos aparejos de pesca, la gasolina, el hielo y las redes.

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En el muelle, brota la inquietud por el compañero que se le hizo tarde. Cómo se le pudo dormir el gallo en el día más importante, dijo Alejandro ya mortificado con más de media hora de espera. “Ni modo de regresarme por él, vive pa allá pa la orilla, casi vive en Tijuana”.

Otro va cargando el bulto de redes y la comida. Una Pepsi de 3 litros se engancha por la tapa en la cuerda restirada con la punta del bambú, y al caer al piso del muelle explota quedando vacía al instante. “¡Quite ese cochinero de palos de aquí compa, no deben dejar las lanchas con palos atravesados!”.

camarón en Altata

Así van dejando el muelle para perderse en la penumbra bahía adentro. Llevan bien presente el cometido de sacar dinero para comprarle ropa a la señora, una camita para la niña.

Alejandro Medina dejó el trabajo temporal de la construcción para seguirle de pescador, va con determinación “Pues hay esperanzas, así empezamos todos los años y no sacamos ni para los gastos de la gasolina”, va con entusiasmo de sacar al menos 50 kilos de camarón, es la meta mínima para el primer día.

Marcos Gallardo Murillo es de los pescadores que ha visto las dos caras de la pesca en Altata, pescando con atarraya en los años 70s vio la bonanza y riqueza, recuerda los tiempos cuando era sobresaliente pescando con atarrayas. “Con esos palos y las redes amarradas cualquiera puede ser pescador”.

Con una historia en común fueron saliendo las parejas de pescadores. Otros con más pesimismo mejor se fueron solos para no repartir lo poco que esperaban ganar. Mientras todos se marchaban sólo se fueron rezagando aquellos que no pudieron encender el motor.

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“Mira ese, ni con tres baterías va a echar a andar ese motor” decían ufanos los de motor ecológico. Se va a acabar la temporada y no lo van a prender, decían otros. Se me hace que ahí se va a comer el lonche ese hasta el mediodía, murmuraron los últimos en salir.

Hay crisis de limones en el puerto, se los han llevado los pescadores para hacer el aguachile. Después de los pescadores el peor tormento para los camarones es el limón y el chilito piquín. “aaah como no, oiga, si para eso trabaja uno, mínimo pa la botana”, dijo seguro de sí mismo otro pescador.

A las 6 de la mañana no quedaba nadie. El muelle estaba sólo, como si el mar se hubiera tragado las embarcaciones. Desde las cuatro de la mañana las mujeres se habían levantado a hacer los burritos de machaca y los tacos de chicharrón.

camarón en Altata

Desde antes que saliera el sol, en la cooperativa ya estaban acomodando las mesas para la reciba del camarón. Fidel Inzunza García se incomoda del desorden por la falta de hielo para las embarcaciones. “Tan agusto que era cuando teníamos la fábrica de hielo aquí mismo, teníamos también los cuartos fríos y congeladora, todo teníamos, pero no lo supimos cuidar y lo perdimos todo”.

Ya con la luz del día, Navegando por la bahía, en kilómetros no se ve una sola embarcación. No es casual, todos los pescadores se jalaron rumbo a la Boca de la Tonina, casi enfrente del campo pesquero de Las Aguamitas.

Ahí están desparramadas cientos de embarcaciones. Las velas son un mosaico de colores en rebanadas. La esperanza tiene forma de triángulo y un doblado de fatiga que se arrastra con el viento.

Hay unos mil 300 pescadores en esa zona, todo un espectáculo para visitantes. Ahí se han concentrado los pescadores de Altata y los campos pesqueros de Las Aguamitas, El Castillo, La Puentes y las Arenitas. Son miembros de 15 cooperativas pesqueras.

[mks_pullquote align="left" width="300" size="24" bg_color="#ffffff" txt_color="#0095cc"]La bahía de Altata y Ensenada del Pabellón tiene unas 40 mil hectáreas de cuerpo lagunar, pero sólo ese punto es excepcional para la pesca, porque está relativamente cercano a la boca del río Culiacán, y a la entrada de mar abierto, la Boca de la Tonina, el mejor sitio de vida para los camarones.[/mks_pullquote]

En otras partes de la bahía es raro encontrar un pescador, porque es raro encontrar un camarón.

Después de dos horas se hacen los primeros levantes de las redes “suriperas”. Hay optimismo entre los pescadores, los camarones salientes son de buena talla y los lances de más de 5 kilos.

En cada extremo de la embarcación va sentado un pescador, mirando sin ver y pensando en los compromisos y todo lo que pudiera hacer si la temporada fuera buena. Permanecen así hasta levantar las redes.

Si en el levante no hay resultados, van presurosos a buscar otro punto. Los camarones están en el agua y nadie los puede ver, es la suerte del mar, dicen.

Pedro Monzón Rubio dejó desde la juventud El Rincón de los Monzón, al pié de la sierra de Mocorito, para entregarse a la vida del mar en Altata. Vivió el auge de la pesca con atarrayas al principio, y ya en la tercera edad se conforma con lo que la naturaleza le regala en cada temporada de pesca.

Está entusiasmado con la jornada prometedora, pero inquieto porque “quieren sacar a los pensionados del mar. Pero no saben que nosotros fuimos los que hicimos las cooperativas. ¿Y de dónde me voy a mantener, si no es de aquí del mar?. Esta es mi tierra, aquí es donde me crié". Reclama con autoridad y derecho de antigüedad.

camarón en Altata

Para las 11 de la mañana algunos llevan 3 lances, pero Monzón apresura la entrevista porque dice: “Ahorita me voy a ir yo. Ahí viene una tormenta muy grande. Si ahí se ve?.

Lo mismo estaban pensando y haciendo el resto de los miles de pescadores, en minutos el mar se quedó vacío de embarcaciones, como en la veda. Los pescadores huyeron de la tormenta y se refugiaron en los esteros a soportar la lluvia en espera de seguir pescando más tarde.

Y la tormenta cumplió su cometido la lluvia cubrió la bahía como dando una tregua a los camarones. Pero los pescadores, curados de espanto, escurriendo el agua salieron de los manglares y regresaron inmediatamente a sus puestos recién terminó de llover. El primer día de pesca y con buena captura, ni quien se asuste con lluvias ligeras.

Expulsado de la lluvia llegó a la cooperativa a medio día el primer pescador, escéptico a la temporada no llevó hielo, pero regresó con más de 40 kilos de camarón de buen tamaño, razón suficiente para regresar otra vez al mar, pero ahora sí con hielo; aunque gaste el doble de combustible.

En tierra ya estaba todo listo para esperar a los demás pescadores, con casi 12 horas de jornada en el mar estaban trayendo los frutos de un animoso inicio de temporada de pesca.

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Si ya esperaron por meses, por hoy los cobradores pueden esperar unos días más. En Altata es tiempo de celebrar.

Imagen: TBN


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