Ramón Zazueta, es el taxista más viejo de Villa Juárez
En su taxi 2525 ha construido bonitas historias, desde partos, hasta viajes nacionales. A sus 74 años se resiste a abandonar el servicio de transporte.
En su taxi 2525 ha construido bonitas historias, desde partos, hasta viajes nacionales. A sus 74 años se resiste a abandonar el servicio de transporte.
Ramón Zazueta Cotera llegó a Villa Juárez cuando tenía 4 años, venía de la mano de su padre expulsado del fondo de la presa Sanalona, y pasó a ser la primera generación de niños en la nueva tierra. Ya tiene 74 años, nunca se imaginó que su vida sería detrás de un volante.
Don Ramón, desde 1976 maneja el taxi 2525. Era de un compadre, y lo manejaba su hijo al que mataron, entonces se lo prestó para que lo moviera por allá por la carretera la 20. Cuenta que luego su compadre le ofreció en venta la concesión y el coche. Fiado lo terminó de pagar en 2 años, y desde entonces no para de echar viajes por todos los campos.
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Recuerda Ramón Zazueta que su padre fue de los primeros ejidatarios de Campo Gobierno. A cambio de abandonar el pueblo de El Tapacal, que en 1948 se inundaría al construirse ahí la Presa Sanalona, le dieron 10 hectáreas de terreno para sembrar, un solar de 40 por 40, y una casita, donde dice vivía muy a gusto.
De su infancia recuerda que en lo que hoy es Villa Juárez sólo había 26 casas y un puestecito de comida, y ahora todo ha cambiado. Afirma con asombro que nunca pensó que en ese lugar llegara a haber tiendas Ley o Coppel.
Desde que empezó a manejar el taxi Ramón Zazueta se sintió soñado. Un trabajo de poco esfuerzo (comparado con el de los jornaleros agrícolas), conociendo y platicando con la gente, disfrutando de paseos todos los días y ganando para comer.
Al que madruga Dios le ayuda.
Ramón empieza su actividad a las 5:30 de la mañana y, ya por sus años, se retira a su casa a las 6 de la tarde. Está muy agradecido con ese trabajo porque le ha dado para mantener a su familia.
“Aquí he andado trabajando muy a gusto, de aquí saqué todos mis hijos adelante. Tengo 2 ingenieros, 2 taxistas, una licenciada en derecho, una profesora en Los Ángeles, y el último estudió comercio internacional y sabe 6 idiomas, con puro 2525”, dice entre risas refiriéndose a su taxi.
Don Ramón ahí se la lleva en el mercado, junto a la parada de camiones, recuerda que ese lugar era un pantano lleno de ranas y cocodrilos donde nunca pensaron se pudiera fincar, pero en 1983 empezaron a hacer ese mercado.
De las malas historias en el taxi recuerda que lo han asaltado, y que en 3 veces le robaron el taxi. Pero lo demás sólo son buenos momentos. De lo más agradable que ha vivido recuerda llevar decenas de mujeres a parir al hospital, y el haber tenido dos partos arriba del taxi, pues con todo y la velocidad las parturientas no alcanzaron a llegar a ser atendidas.
Recuerda de una embarazada que llevaba a Culiacán y otra a la sindicatura de Costa Rica, en distintos años, parieron en el asiento trasero, ayudando a que fueran atendidas. De esa historia, además de las emociones, fue colmado de agradecimientos. Uno de esos niños debe tener como 15 o 16 años, dice.
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La mayoría de los viajes de Don Ramón son a los campos agrícolas de alrededor, otros a Culiacán y a Navolato; pero se ufana con gratitud de haber hecho viajes a Mazatlán, Guadalajara, Obregón, Hermosillo y la frontera de Nogales, Sonora.
Comenta que, en tantos años de taxista, las personas de Villa Juárez lo contactan por teléfono, y la mayoría son personas migrantes, de los que está muy agradecido, porque dice que son gente muy buena que viene a trabajar.
Cada año transporta cientos de jornaleros que en su mayoría no volverá a ver. Desde que Villa Juárez empezó a ser campo legumbrero no ha visto otra cosa que trabajadores yendo y viniendo.
A sus 74 años se siente vigoroso trabajando más de 12 horas diarias. Cada semana sus hijos tratan de persuadirlo a que se retire. “Ya me quieren sacar del negocio porque dicen que estoy muy viejito”, dice entre risas, confesando que no se quiere quedar en su casa porque se enfada mucho.
Recuerda los tiempos de bonanza cuando paraba el taxi en los campos Santa Cecilia, y Santa Natalia, que no paran de dar trabajo. Pero tiene décadas estacionándose en el marcado y últimamente alterna una semana frente a la tienda Ley. Ahí ve pasar los días saludando a todo mundo.
La entrevista se interrumpe porque llegó una pareja pidiendo viaje. Con mil disculpas se sube al 2525 y se va con prisa. Ramón Zazueta Cotera es el taxista más viejo de Villa Juárez, conoce historias hasta debajo de las piedras. No cambia un viaje por una entrevista.
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