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El Palacio Municipal de Culiacán

Hemos asentado aquí que la transformación urbana de la ciudad de Culiacán, desde sus orígenes, primero de villa y luego de ciudad, desde su fundación en 1531 y hasta bien entrado el siglo pasado, tuvo lugar gracias a las relaciones vinculantes entre espacio, ideología y poder.

17 enero, 2022
El Palacio Municipal de Culiacán
El Palacio Municipal de Culiacán

Antiguo Seminario Nacional y Tridentino de Sonora

Jaime Félix Pico | Relatos y rincones

Este edificio, hoy catalogado como monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hoy es sede de la presidencia municipal de Culiacán y por tanto, es considerado el Palacio Municipal, ubicado en la avenida Álvaro Obregón, principal de la ciudad, entre las calles B. Juárez y M. Escobedo.

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Su construcción data de los años 40’s del siglo XIX y se le debe al 7º Obispo de Sonora Dr. Lázaro de la Garza y Ballesteros, uno de los personajes claves en la transformación de la antigua ciudad (antes villa de san Miguel de Culiacán, elevada a categoría de ciudad por decreto del Congreso, en los albores del México independiente, el 21 de julio de 1823). Con este edificio se dotó de instalaciones para el Seminario Nacional y Tridentino de Sonora, primera institución educativa al servicio del poder religioso para formar sacerdotes y también ofreciera educación a la población civil.

El Obispo De la Garza y Ballesteros desde su llegada a Culiacán a hacerse cargo de la Diócesis de Sonora, cuya sede en ese tiempo se había trasladado a Culiacán, advirtió los graves problemas de la comunidad local pues carecía de los más elementales servicios públicos, principalmente educación y salud; en el año de 1837 decide fundar el Seminario para formar clérigos.

palacio municipal de culiacán

Inicia su construcción en julio de 1839, hasta terminarlo y ponerlo en operación el 8 de octubre de 1842, antes se realizó una gran ceremonia religiosa precedida de una nutrida procesión de feligreses por las principales calles de la ciudad con la participación de los seminaristas fundadores, hijos de familias de apellidos: Medina, Castro, Verdugo, Sotomayor, Loaiza, López Portillo, Cebada entre otros; un seminarista de apellido Álvarez Bonilla fue nombrado primer Rector del Seminario.

El carácter emprendedor del Obispo lo llevó, además, a iniciar la construcción de una iglesia más digna y funcional que sustituyera a la vieja parroquia que se encontraba al lado sur de la Plaza de Armas (hoy Plazuela A. Obregón) y según su parecer no cumplía por estar muy deteriorada materialmente y su tamaño era insuficiente para una población que entonces se acercaba a diez mil habitantes.

Resolvió construir la que hoy es la Catedral de Nuestra Señora del Rosario; puso la primera piedra en 1839, no alcanzó a verla terminada por su obligada ausencia al ser designado arzobispo de México, dejando la ciudad de Culiacán para trasladarse a la capital de la República el año de 1850.

La Catedral de Culiacán se terminó muchos años después, en 1887, estando al frente de la Diócesis el Obispo: Jesús María Uriarte y Pérez, originario de Badiraguato y primer Obispo de Sinaloa.

Este bien arquitectónico patrimonial y monumento histórico que dio albergue a la primera institución educativa en calidad de seminario eclesiástico y arquitectónicamente primera construcción de dos plantas en la ciudad edificada a base de cantera rosa, una innovación constructiva para esa época, ya que la ciudad contaba solo con casas de una planta y construidas de adobe.

El edificio se desplantaba en forma de cuadrado, con medidas de 50.00 mts. por lado y probablemente con un anexo en la esquina noroeste, de un solo piso; por la forma de sus ventanas evidenciaba ser un edificio del siglo XIX al estar adornadas por un frontón en la parte superior, pero contaba con otro tipo de ventanas pequeñas en forma de elipse, que aún prevalecen y se pueden apreciar, que nos remiten al estilo barroco imperante en México en el siglo XVIII.

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Se trata de una edificación de estilo arquitectónico híbrido que a lo largo de su vida ha tenido algunas intervenciones importantes sin perder su presencia palaciega.

Sirvió como Seminario 72 años a partir de su apertura en 1842, cerrando sus aulas al término del ciclo escolar de 1913-1914 a consecuencia del movimiento revolucionario, momento en que cambió su uso, primero a cuartel y hospital de sangre y luego como Hospicio para asistir a niños huérfanos.

Las primeras modificaciones las ordenó el general Ramón F. Iturbe, ya terminada la primera etapa de la revolución y electo gobernador del estado (1917-1920) quien lo destinó para que operara allí el Hospicio Francisco I. Madero, institución de asistencia social creada por Decreto el 1 de enero de 1918 para dar cobijo a los hijos de revolucionarios fallecidos en la guerra.

Se brindaría a los asilados alimentación y alojamiento, así como instrucción primaria en la escuela anexa a la que se le puso el nombre de la corregidora de Querétaro, Josefa Ortiz de Domínguez.

Los cambios formales realizados en 1917 para adecuarlo como hospicio, le dieron al edificio algunos aspectos de su imagen actual; recubrimiento aplicado con la mezcla de cal y arena imita a la piedra cortada en sillares y almohadones, que cubren la fachada de arriba abajo, lo mismo que la balaustrada de tabique que corona a la azotea, que imita al mármol de las balaustradas de origen europeo.

Una intervención que cambió la fachada principal del edificio, que también realizo el gobernador Iturbe, fue la ampliación y techado del balcón central, también construyó una barda perimetral ornamental que protegía un jardín, en ese lugar se instaló un pedestal con la estatua de Francisco I. Madero.

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La barda ornamental y el jardín se quitaron para dar paso a la ampliación de la avenida Álvaro Obregón que se realizó el año 1959 por Decreto del ejecutivo que establecía: “Se restan al servicio de institución pública 685 metros 57 centímetros del solar que se encuentra edificando al hospicio Francisco I. Madero y funciona la escuela Josefa Ortiz de Domínguez, para ser destinada a la ampliación de la Avenida Álvaro Obregón de esta capital”.

El uso del edificio, una vez concluida la etapa de Hospicio, cambió al no existir en el estado una escuela normal que formara a los maestros que requería la demanda escolar. Por tanto, se creó la Escuela Normal de Sinaloa, teniendo como domicilio provisional el Hospicio Francisco I. Madero; ocurrió antes de pasar a ocupar el edificio que se construyó exprofeso en el poniente de la ciudad por la avenida G. Victoria entre las calles M. Escobedo y B. Juárez, cuya primera directora fue la maestra emérita Agustina Achoy.

Al final de la década de los años 50’s operó allí la Casa de la Trabajadora, institución del IMSS creada para capacitar a jóvenes de bajos recursos donde se impartían cursos de corte y confección, economía doméstica y mecanografía. Esta escuela funciono en el lado norte del patio que da a la avenida Ruperto L. Paliza y de ella egresaron muchas generaciones que recibieron los cursos gratuitamente. Su primera directora fue la profesora Teresa Zebada.

En el año 1960, por decisión del Gobernador del Estado en turno, general Gabriel Leyva Velásquez, cambió la sede del Palacio de Gobierno del edificio que ocupó desde principios del siglo XX y que hoy ocupa el Archivo General Histórico de Sinaloa, a este edificio patrimonial que fue domicilio del Seminario Conciliar y en ese momento ocupado por la Escuela Josefa Ortiz de Domínguez y la Casa de la Trabajadora.

Después del período de gobierno de Gabriel Leyva Velásquez (1957-1962) quien despachó aquí por primera vez, despacharon los siguientes gobernadores sinaloenses: Leopoldo Sánchez Celis 1963-1968, licenciado Alfredo Valdez Montoya 1969-1974 y Alfonso G. Calderón 1975-1980.

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El gobernador Calderón con su proyecto modernizador de la infraestructura administrativa de gobierno instrumentado en la mayoría de los municipios de la entidad, concibió un nuevo modelo arquitectónico, inédito en Sinaloa: Unidades Administrativas, para la prestación del servicio al público con mayor funcionalidad y confort para el usuario, indispensable para satisfacer la creciente demanda de servicios públicos y el consecuente crecimiento de la planta administrativa.

Ordenó construir lo que hoy se conoce como Unidad Administrativa del Gobierno del Estado en los terrenos de aledaños a la estación del ferrocarril, cuyo diseño constructivo lo componen dos grandes edificios, uno sede del Poder Ejecutivo y otro del Poder Judicial; rodeado de un entorno ajardinado, con una plaza central de grandes dimensiones, donde se llevan a cabo actos cívicos y festejos patrios multitudinarios; hay plazoletas para honrar la memoria de los héroes de la patria y el asta bandera.

En el mes de agosto de 1980 al ponerse en funcionamiento la Unidad Administrativa, el gobierno del estado pasa a ocupar la nueva Unidad Administrativa. Con ese acontecimiento se cede lo que fue Palacio de Gobierno a la presidencia municipal de Culiacán, la cual operaba en el edificio del hoy Museo de Arte de Sinaloa (MASIN), en la esquina de la avenida R.L. Paliza y R. Buelna. Su primer huésped fue el presidente municipal Licenciado Jorge Chávez Castro, según lo establece el Acta de Cabildo No.25 del 13 de junio de 1980, que en un párrafo segundo expresa: “El C. Presidente Municipal informa a los CC. Regidores que el domicilio y asiento de la presidencia Municipal a partir del 1ero. de Agosto de 1980, quedara radicado en el edificio que actualmente es sede del poder Ejecutivo, sito en avenida Álvaro Obregón, calle Benito Juárez, calle Mariano Escobedo y avenida Dr. Ruperto L. Paliza, de esta ciudad”.

Hemos asentado aquí que la transformación urbana de la ciudad de Culiacán, desde sus orígenes, primero de villa y luego de ciudad, desde su fundación en 1531 y hasta bien entrado el siglo pasado, tuvo lugar gracias a las relaciones vinculantes entre espacio, ideología y poder.

Así fueron apareciendo en la escena citadina monumentos, edificios y espacios urbanos que la modernidad y el progreso impulsó. Edificaciones que conforman el centro histórico, y que simbolizan la interacción del poder religioso y el político que la historia de este edificio, primero Seminario y finalmente Palacio de los gobiernos estatal y municipal, lo evidencian de manera contundente.

En colaboración con Mapasin A.C.


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