Desalinización: técnica para poner fin a la escasez de agua
Con energías renovables se busca reducir el impacto ambiental del proceso a fin de ayudar a la supervivencia humana en regiones áridas.
¿Sabías que el 70% de la superficie terrestre está cubierta de agua y menos del 1% es potable? Al ser un recurso vital para los seres humanos, se han ideado diversas estrategias que permitan incrementar el acceso al agua potable, y uno de ellos es la desalinización.
El ser humano ha diseñado soluciones para combatir la escasez de agua, tales como: siembra de nubes e incluso la recolección de icebergs, sin embargo, éstas no han sido probadas a gran escala. Por lo que el proceso de desalinización del agua se ha convertido en el medio definitivo para proteger de la sequía a las regiones que sufren pobreza de agua.
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Desalinización del agua
El programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés) señala que el proceso de desalinización implica “eliminar la sal del agua de mar y filtrarla para producir agua potable de calidad. Sin embargo, el proceso consume mucha energía, y los combustibles fósiles que suelen utilizarse contribuyen al calentamiento global. Por otro lado, la salmuera tóxica que produce contamina los ecosistemas costeros”.
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Actualmente, esta técnica se utiliza en todo el mundo y existen alrededor de 20 mil plantas desalinizadoras en funcionamiento. Las 10 principales se encuentran en Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Israel.
Por tanto, en promedio, el 47% del agua desalinizada que se produce en el mundo proviene del Medio Oriente y el Norte de África, declaró Manzoor Qadir, director adjunto del Instituto Universitario de las Naciones Unidas para el Agua, el Medio Ambiente y la Salud, para DW.
Entonces, ¿para qué se utiliza esta técnica? Conforme aumenta la población, sube la demanda de agua. De ahí que tras el calentamiento global, se prevé que África subsahariana se convierta en un “punto caliente de escasez de agua” en 2050, puntualizó Qadir.
En ese sentido, los costos de producción de la desalinización han disminuido, al pasar de 5 dólares (4,69 euros) por metro cúbico (mil litros) en la década de 2000, a 50 céntimos en la actualidad.
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Impacto ambiental
Frithjof C. Kuepper, catedrático de Biodiversidad Marina de la Universidad de Aberdeen en Chipre, señala que separar la sal del agua consume mucha energía; además, provoca la producción de efluentes salinos tóxicos que afectan al ecosistema de praderas marinas.
Por lo que sugiere que, para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), se utilicen energías renovables para alimentar las plantas desalinizadoras.
De ahí que la empresa berlinesa Boreal Light, ha desarrollado plantas desalinizadoras de energía solar y eólica fuera de la red que pueden igualar precios y garantizar una mayor independencia energética e inmunidad frente a las fluctuaciones de precios.
Por tanto, Kuepper afirma que a medida que mejore la tecnología, se reducirán las repercusiones ambientales. El objetivo es asegurarse que sea sostenible.
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Con información de DW.