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Desigualdad en ingresos

Tomado del libro Ideas y Reflexiones.

5 julio, 2023
EC --
Por EC --
Desigualdad en ingresos

Desde siempre, la humanidad ha luchado para que las personas y las familias de muy bajo ingreso puedan elevar su nivel de vida. Es un deseo que todos tenemos y que nos conviene, por muy diversos motivos, a ricos y pobres, a ciudadanos y a gobernantes.

Muchas veces leemos o escuchamos que la pobreza es causada por los que más tienen, como si los más ricos fueran el motivo para que existieran más pobres; en realidad no es así. No hay razones económicas reales que soporten este argumento, pues a todos les conviene que haya menos personas pobres y más ricos, aún a estos últimos, porque todos nos beneficiamos con ello.

Incluso en los países más subdesarrollados, a los pobres les conviene que más ciudadanos de su país sean ricos (siempre que sea resultado de un trabajo legal y honesto, por supuesto). ¿Por qué? Porque los ricos, con sus ahorros invertidos, son la base de las empresas y proporcionan el capital que, depositado en un banco, sirve para otorgar préstamos a quienes no cuentan con ese dinero.

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Vivienda y desigualdad del ingreso
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Mientras más ahorro existe, hay más dinero disponible para prestar y los intereses tienden a ser menores, lo cual ocasiona que los que piden ese dinero prestado paguen menos.

Casi NO hay ricos que guardan su dinero bajo el colchón; sus fortunas están invertidas y sin ellos no habría fuentes de empleo. A todos nos conviene que más personas (mejor si son de nuestro país) sean más ricos. Los países muy pobres son tan pobres que ni siquiera tienen personas ricas, y éste es uno de sus problemas más fuertes, pues no les permite tener mayores y mejores oportunidades de empleo para que los ciudadanos ganen más.

A un país pobre le trae beneficios el que una familia rica llegue a vivir ahí, y si los ricos de un país se van, ese país sale perjudicado.

Las revoluciones que le quitan a los ricos para “darle a los pobre”, terminan empobreciendo a los ricos y a los pobres: Cuba, Norcorea, Venezuela.

Las revoluciones que se basan en quitarle sus fortunas a los ricos para repartirlas entre los pobres, además de ser injustas al no respetar la propiedad privada, benefician sólo a los que «reciben» directamente esos recursos; en todos los casos de revoluciones de este tipo se ha observado que, en la práctica, no mejoran de manera sostenida el bienestar general de los ciudadanos; al contrario, está demostrado que empobrecen al país.

Destruir la riqueza es destruir el ahorro, es destruir las fuentes de empleo. Eso sucedió después de las revoluciones de México, Rusia, Corea del Norte, China, Cuba y Vietnam, y ha estado sucediendo también más recientemente en Venezuela.

Todos tenemos un anhelo legítimo de ser más ricos, pero hasta en la China comunista, su presidente, Deng Xiaoping, dijo alguna vez: «No es malo ser ricos, sólo que unos van a ser ricos primero que otros».

Las empresas exitosas, generan más empleos, más riqueza y más impuestos, que son el camino real para reducir la pobreza.

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