¿Sabías que la ciudad de León, Guanajuato es reconocida a nivel internacional por su fuerte industria del calzado? Desde pequeños talleres artesanales hasta grandes fábricas, los zapatos leoneses no sólo son sinónimo de calidad y estilo, sino también de una tradición que ha pasado de generación en generación. 

Todo empezó en el año 1645. En ese entonces, los primeros talleres de calzado eran lugares rudimentarios y con pocas herramientas, pero permitían dar empleo a las familias leonesas. Sin embargo, todo cambió con la llegada del ferrocarril a León.

Las máquinas modernas aligeraron la carga de producción del calzado y abrieron la oportunidad de exportar a Estados Unidos. Texas fue el primer estado en la Unión Americana que adquirió masivamente los zapatos leoneses.

Con el paso del tiempo, la curtiduría se convirtió en una industria crucial para el calzado. Desarrollándose rápidamente, se convirtió en fuente de empleo principal de la ciudad. La curtiduría, al producir pieles de alta calidad, fue el catalizador para el crecimiento exponencial de la industria del calzado, transformando prácticamente cada hogar en un pequeño taller familiar. Para el año 1900, el 17% de la población económicamente activa se dedicaba a la industria del cuero.

Hoy en día, los zapatos de León son codiciados no solo en la República Mexicana, sino en todo el mundo. Decir calzado del Bajío es sinónimo de calidad, comodidad y buen gusto, generando una tradición que ha trascendido fronteras y ha consolidado la ciudad como un referente en la industria del calzado a nivel global.

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