El camino para la paz es curar a la sociedad y diversificar la oferta de empleo con otras variantes económicas
Especialistas en programas de paz de Colombia, Perú y México hablan de programas de atención social que ayudan a pacificar sectores vulnerables ante delitos.
Culacán, Sinaloa.- Especialistas en programas de pacificación exponen experiencias exitosas y reflexionas en formas de atender a las juventudes ante la exposición a ambientes de violencia. Coinciden en la necesidad de instrumentar programas duraderos que tengan un enfoque curativo de a sociedad, traspasen a los promotores actuales y que generen fuentes alternativas de empleo a delincuentes o personas expuestas.
Como parte de las actividades de la IV Semana Internacional por la Paz, que durante los días 18 al 22 de septiembre en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, se desarrolló el panel: “Trabajando Juntos por la Paz: Experiencias exitosas en proyectos de jóvenes para prevenir la violencia y fomentar valores”. Participaron en este evento el Dr. Pablo Múnera, de Colombia, el Mtro. José Antonio Ulloa, de Perú, y el Lic. Jhonny Quintero de Los Mochis, México.
Durante su participación en la videoconferencia, el peruano José Antonio Ulloa Cueva, Director del Centro Latinoamericano de Investigación en Arte y Comunicación (CLIAC) expuso un modelo de intervención social que aplica en su país, fundamentado en talleres de creación de audiovisuales que involucra a estudiantes de secundaria que comprenden las características de la violencia por estar en medio de ellas.
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Explicó que alineados al programa federal llamado “Barrio Seguro”, estos niños han normalizado la violencia por ser común que reciban insultos, sean golpeados o acosados, pero mediante un trabajo de talleres realizados en 8 sesiones en sectores de mayor incidencia de delitos, los estudiantes hacen videos y cortometrajes reflexionan identificando los tipos e violencia e identifican programas y organismos de ayuda.
Durante su participación, en el evento organizado por Construyendo Espacios para la Paz, el sinaloense Johnny Quintero, quien desarrolla programas preventivos en la ciudad de Los Mochis con internos de las cárceles y en escuelas públicas, expuso que las personas no se echan a perder en la calle, sino desde los mismos hogares disfuncionales.
Comentó que desde la educación básica y en el bachillerato tomó parte de los conflictos participando en rencillas y pleitos, pero se propuso salir de ese círculo y mediante la educación y una fuerte determinación decidió ayudar a personas hacedoras de violencia o víctimas.
Explicó que ha creado un programa de intervención social al que llama “Transformados” (TF2)que se aplica en todos los planteles escolares de Los Mochis durante 3 meses y mediante 52 monitores sociales. Dentro de su metodología escoge a los 5º mejores alumnos del plantel y a los 50 alumnos que batallan con su conducta, con los que hace una mediación y programas prácticos de conciencia social, aunado a ello tiene 25 años trabajando con homicidas en la cárcel.
El Dr. Pablo Múnera Uribe enfatizó en la necesidad de cambiar de visión ante los conflictos sociales. Comentó que cuando creemos que los enfermos son los jóvenes violentos de las colonias y los presos de las cárceles, “nos equivocamos, porque todos estamos enfermos como sociedad. Si los buenos fuéramos más, no estaríamos como estamos”. Y sentenció que le preocupa más la negligencia y pasividad de la gente buena.
Explicó que creció en un barrio de Colombia de estrato medio-bajo, donde el 85 a 90% de los jóvenes varones no llegó a los 25 años de vida. Se involucró como promotor de paz a raíz de haber estudiado becado en un colegio y luego en una universidad de estrato alto, y por consecuencia sufrió desprecio en el barrio y en la escuela, por no caber en ninguno de los dos.
Citó como caso exitoso en Medellín, Colombia el programa “Festival de Festivales” que involucra a niños menores de 12 años en eventos de talla mundial en acciones de futbol, porrismo, bicicross y otros, para sacar a los niños de la guerra, y después de los 12 años los sueltan.
Ve como una de las grandes dificultades de la violencia el dinero fácil por narcotráfico y os ambientes perniciosos donde hay una cultura arrasadora de la utilidad por encima del amor al prójimo. Propone la necesidad de crear nuevas economías e industrias fundamentadas en nuevas necesidades de preferencias de los posibles violentadores. Refiere la necesidad de hacer un cambio cultural que reemplace unos valores por otros a nivel social.
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