Culiacán es apenas una “luz de Bengala” comparada con delincuencia de alto impacto en Colombia
Ofrece el colombiano Pablo Múnera conversatorio en Culiacán sobre Gestores del futuro y esperanza, familias comunidades y paz
Culiacán, Sinaloa.- Pablo Múnera Uribe estudioso del fenómeno de la delincuencia en Colombia, consideró que Culiacán es apenas una “luz de Bengala” o “chispa de mariposa” en términos de delincuencia organizada en comparación con su país, y coincidió en considerar que pasarán algunos años para que pudiera parecerse; pero a la vez da la oportunidad de aplicar soluciones que allá pudieran considerarse exitosas.
En un conversatorio realizado en Culiacán, con representantes de organismos de la sociedad civil, el colombiano Pablo Múnera Uribe, Rector POLITÉCNICO CETASDI en Rionegro Antioquia, compartió sus perspectivas sobre la situación del crimen organizado en la ciudad mexicana de Culiacán, capital de Sinaloa, en comparación con su país de origen.
Múnera considera que Culiacán es apenas una “chispa de mariposa” en términos de delincuencia organizada, y reconoce que pasarán algunos años antes de que Culiacán pueda asemejarse a la realidad colombiana. También destaca la oportunidad de aplicar soluciones exitosas que se han implementado en su país.
¡Recibe las últimas noticias!
El experto colombiano, conocido por su participación en proyectos de periodismo para la paz, resalta la importancia de comprender la condición humana y las relaciones humanas al abordar temas de conflicto y violencia. Múnera hace énfasis en la disociación entre la academia y el ámbito social, señalando la necesidad de comprender cómo lo académico y lo económico puede contribuir a una mejor convivencia.
En cuanto a la situación en Colombia, Múnera aborda el discurso de paz, aclarando que, en su país, este se refiere a las guerrillas y bandas criminales, y no exclusivamente al tema del narcotráfico. Además, advierte sobre la sobredimensión de los logros de Medellín, destacando que la ciudad no ha superado completamente las dificultades, y subraya la importancia de no repetir errores en la búsqueda de soluciones.
Comentó que las principales atrocidades del mundo se han desarrollado en nombre del humanismo y llamó a tener cuidado en identificar riesgos.
Se considera a sí mismo como un Medellinólogo, reconociendo que hay más, porque. Múnera también menciona la falta de experiencias estructurales de éxito en la lucha contra la delincuencia organizada en Medellín, especialmente en comparación con el narco. Destaca la necesidad de paz en Antioquia para lograr la paz en Colombia, resaltando la importancia de abordar aspectos económicos y evitar la miopía en este sentido.
Dijo que la cultura del narco está muy enquistada en Colombia. Y a pesar de que ya no hay capos grandes de la talla de Pablo Escobar y otros, “sí hay muchos pequeños, porque lo subterráneo no ha cambiado mucho”. Habló de un fenómeno de gentrificación impresionante en la ciudad de Antioquia y áreas rurales, y en consecuencia una gran plusvalía que han creado zonas con metro cuadrado más costoso de Latinoamérica.
Y al hablar de la estigmatización asociada con la estética mafiosa, comentó que lo que le tocó ver en Culiacán no es nada comparado con ese fenómeno en Colombia, llegando Medellín a ser considerada como la ciudad del mundo con más crujías plásticas.
También destacó las diferencias en arquitectura y urbanismo siendo allá más evidente y ostentosa alardeando el origen.
Durante el conversatorio se dijo que en Sinaloa la tasa de homicidios por delincuencia es mayor que Colombia. A ello destacó que se deben tomar acciones programadas desde la sociedad y las políticas públicas para enfrentar el fenómeno. Explicó que hay 3 cosas que Colombia ha hecho: “Doblamos la página; pasamos del miedo a la esperanza; y logramos el milagro de Medellín”.
Advirtió que, de continuar así el fenómeno de violencia derivada del narcotráfico, pasarán muchos años para que Culiacán pudiera asemejarse a Colombia y recomendó no dar por hecho que lo que pasó allá pasará igual acá, o que las respuestas de Sinaloa serán iguales a las de Colombia. Pero sí se deben estudiar las soluciones que funcionaron allá o que están funcionando en otras regiones. Para evitar que la violencia cultural se siga apoderando de la sociedad.