Navolato vive su mejor Semana Santa. se llena de visitantes y de buenas ventas
La alegría de las vacaciones se tradujo en ingresos históricos para miles de navolatenses que viven del turismo.

Mientras los niños juegan en la orilla del mar en Altata y los comensales disfrutan mariscos frescos en el Muelle 33, algo más se mueve con fuerza en Navolato: la economía local.
Este periodo vacacional no solo trajo diversión y sol, sino también esperanza y bienestar para cientos de familias que dependen del turismo para salir adelante.
Gran afluencia en las playas de Navolato
¡Recibe las últimas noticias!

Más de 518 mil visitantes recorrieron las playas y balnearios del municipio entre el 12 y el 20 de abril, y con ellos llegó un flujo económico sin precedentes: más de 680 millones de pesos se movieron entre restaurantes, hoteles, comercios locales, vendedores ambulantes y prestadores de servicios turísticos.
"Nos fue muy bien, nunca habíamos tenido tanta venta", comenta doña Celia, quien vende ceviches desde hace más de 20 años en Yameto. "Yo creo que vendí el doble de lo que vendo en otras Semanas Santas. Hasta me ayudaron mis nietos a despachar", comenta.
El sector turistico obtuvo gran éxito

En Altata, los meseros apenas se daban abasto, y en los hoteles, las reservaciones rebasaron el 95% de ocupación.
"Llegaban grupos desde temprano, algunos hasta nos pedían quedarse en casa de un familiar porque ya no había cuartos", cuenta entre risas don Manuel, un anfitrión de hospedaje local.
La derrama no fue solo para los grandes negocios. En las calles de Altata, los jóvenes ofrecían paseos en dona, renta de cuatrimotos y tours en lancha. Otros vendían cocos, churros o camisetas playeras. Todos coincidían en lo mismo: esta fue la mejor temporada en años.
Las familias siguen llegando a Navolato

Y aunque oficialmente la Semana Santa terminó, la Semana de Pascua sigue atrayendo familias enteras, que buscan un rato de paz y sombra bajo una sombrilla, lejos del estrés de la ciudad. Esto ha mantenido el movimiento constante en los comercios y restaurantes, extendiendo el buen ánimo también entre los locatarios.
Para muchos, esta temporada significó más que ganancias: fue la oportunidad de recuperar lo perdido en años difíciles. "Con lo que gané ya puedo arreglar mi techito", dice emocionado Ramón, quien renta inflables en El Tetuán. "Este año sí me alcanzó", menciona.
Navolato no solo recibió turistas: recibió confianza. Confianza en su gente, en su comida, en su ambiente seguro y alegre.
Y detrás de cada plato de camarones servido, de cada sombrilla plantada en la arena y cada sonrisa en la playa, hay familias que ven en el turismo la forma más digna y noble de salir adelante.