En esta edición hablamos de:
La Ira
DIFIERO… AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO
LA IRA, MI PERSONALIDAD O LO QUE SIENTO.
La ira, enojo o enfado, es una reacción emocional que surge cuando considero que existe o se va a producir un resultado negativo para mis intereses, y que este acontecimiento tiene una contribución de responsabilidad de algo o de alguien. Esta emoción nos genera adrenalina, y va encaminada a mostrar una queja; hay una activación fisiológica de tipo cardiovascular que acelera nuestro pulso y nos cambia el rostro. La ira no la podemos dejar de sentir, como todas las emociones, pero sí podemos gestionarla, aprender a matizarla y que se desvanezca.
La ira no es parte de nuestra personalidad; la reacción ante ella, sí. Es una emoción que tiene que ver con enfocar mi esfuerzo y mis pensamientos en buscar culpables; y en ocasiones me quedo en esa etapa, en la que pierdo la ruta para obtener el resultado que deseo, pensando en las circunstancias negativas que prevalecen; si me quedo en el enfado solamente, no produzco un resultado positivo, ni mejoro mi tranquilidad mental, sino al contrario, esa emoción me lleva a enlazar pensamientos por lo general de ansiedad o desesperación, y el dolor de la ofensa es inevitable.
El enojo, con medida y con límites, funciona como motivación; nos enlaza al coraje de enfrentar situaciones adversas. Es mi decisión, la posibilidad de salir de ese estado emocional es un trabajo propio, que me beneficia a mí, que no tiene que ver con el otro y depende de mi razonamiento.
Las emociones no son buenas o malas, no las califiquemos; solo las sentimos, no pedimos tenerlas; sin embargo, atender mi estado de ánimo es labor de mi mentalidad positiva, que se desarrolla poco a poco con el objetivo de estar en paz y ser más feliz. La ira se detona en el no; es decir, siempre buscamos el sí, que se cumpla mi expectativa, lo que pienso anticipado a lo que ocurre, atender mis ideas para que permitan, tomando mi debido tiempo, estar en paz con el no; me hace estar de acuerdo de manera pacífica con lo que sucede y eso produce un estado de bienestar para mí y para los que me rodean.
En pocas palabras, Mario opina que:
"En cuanto a la ira, el dolor de la ofensa es inevitable, pero cómo reaccionar a ella es un trabajo de mi personalidad".
ATISBOS DE CONCIENCIA
LA IRA COMO EXPRESIÓN MÁXIMA DE ENOJO.
Para comprender mejor el sentimiento de la ira, considero que conviene distinguir los diversos sentimientos que están en esta gama. En orden creciente: molestia, enojo, coraje e ira. Como podemos ver, la ira es el punto máximo y eso nos permite comprender que la ira es una emoción que se genera cuando otras, como la molestia o el enojo, se han exacerbado. ¿Cómo puede ser que una molestia se transforme en ira?
He compartido antes en estos atisbos de conciencia la importancia que tiene la expresión emocional, a diferencia del riesgo de la represión emocional. Un indicador de buena salud mental es precisamente que la persona tenga la capacidad de reconocer, nombrar y expresar sus emociones. Quien no tiene esta capacidad, porque vive en la represión, tiene muchas más probabilidades de vivir eventos de trastornos de salud física o mental, ocasionados por la energía contenida que se asocia a la emoción que no se expresa.
Así pues, cuando el sentimiento de molestia ante un evento no es liberado, y los eventos se repiten, esa molestia acumulada crece hacia una emoción superior como es el enojo; y si la represión continúa, se escala hacia el coraje, continuando después a la emoción de la ira. Una expresión de ira nos habla de molestia, enojo y coraje acumulados, no expresados. Podemos entonces comprender que una persona que responde con ira ante una situación cualquiera, ha tenido ya anteriormente experiencias de maltrato, oposición, impotencia ante un abuso, que se han ido guardando.
Sentir molestia o enojo es inevitable. Como ahora sabemos, las emociones nos avisan de una necesidad sin cubrir. En el caso del enojo nos avisa que hay un límite que se ha transgredido. Desde niños vivimos experiencias que transgreden nuestros límites, y somos víctimas del abuso de los adultos que con su poder quieren insertarnos en la vida. Este acumulado de enojo, al no poder ser atendido por la vulnerabilidad que conlleva ser niño, se va transformando en coraje y en muchas ocasiones llega al punto máximo de ira, con manifestaciones de querer atacar, lastimar e incluso destruir. Por eso en ocasiones juzgamos a las personas como irascibles y las etiquetamos sin considerar que sus reacciones de ira pueden ser solamente la expresión de su molestia o su coraje guardado, acumulado y no expresado.
En pocas palabras, Norma opina que:
“El riesgo de no expresar el enojo primario es el sentimiento de la ira”.
CREER PARA VER
"ABRACÉ LA IRA Y SE DISOLVIÓ".
¿Qué fácil se lee no? Pero a ver, te invito a pensar en esto y primero que nada leamos un poco de contexto acerca de este sentimiento tan fuerte. Pasa que muchas veces confundimos la ira con el enfado, pero la ira es mucho más que eso. Es un sentimiento bien profundo, intenso que muchas veces tiene su origen en algo que nos duele o que nos ha afectado de manera significativa. No se trata nada más de un mal rato, la ira es un indicativo de algo mucho más grande que está pasando en nuestro interior.
Bueno, aquí te va a qué voy con lo que comento en el título: hace un año compré un libro que te recomiendo mucho, se llama Alimentando tus demonios, de Tsultrim Allione y, te soy sincero, lo he tenido que leer muchas veces y a la fecha no termino de desmenuzarlo al cien porque son ejercicios del budismo que tienen su chiste aplicarlos, pero he logrado conectar con la esencia del método y me ha ayudado un buen a entender mejor mis demonios. Este libro nos presenta una manera realmente transformadora de enfrentar nuestras emociones más oscuras. Según Allione, en lugar de luchar contra esos demonios internos que todos tenemos, debemos darles espacio y alimentarlos. Esto no significa doblarnos ante ellos, sino más bien comprender de dónde vienen, qué necesitan y por qué están presentes en nuestras vidas.
Al hacer esto con la ira, sucede algo increíble. Cuando te acercas a ella sin miedo y con la intención de entenderla, empiezas a ver que detrás de esa máscara a menudo hay nada más y nada menos que tristeza, miedo o dolor. Al alimentar esta emoción con tu atención y tu comprensión, poco a poco se va disolviendo, digamos que le das a tu ira lo que necesita y no lo que teme.
Este proceso de alimentar tus demonios, como nos dice Tsultrim, te permite transformar la energía negativa de la ira en algo mucho más manejable y menos destructivo. En lugar de dejar que la ira controle tus acciones y se filtre en tu vida, la invitas a sentarse a la mesa, la reconoces y la nutres con comprensión. Al hacerlo, esta emoción tan fuerte pierde su carga, se vuelve menos amenazante y viene lo mejor, en muchos casos, se transforma en una fuente de fuerza y claridad que puedes usar a tu favor.
Abracé mi ira, la entendí y le di lo que necesitaba. Al hacerlo, se disolvió y me dejó ver lo que realmente estaba detrás de ella; no era un monstruo, sino simplemente otra parte de mí que necesitaba ser escuchada. Qué bonito, ¿no?
Es importante cerrar con el hecho de que esta práctica no va a eliminar nuestros desafíos diarios, pero lo que sí te aseguro es que va a cambiar tu manera de enfrentarlos y podrás hacer que tu presente sea un poco más ligero cada día. Gracias por estar aquí. Te abrazo.
En pocas palabras, Kush opina que:
“Abrazar y comprender la ira, siguiendo el enfoque de Tsultrim Allione en su libro 'Alimentando tus demonios', permite transformarla. Al alimentar esta intensa emoción con atención y empatía, revelamos y aliviamos las tristezas que hay detrás de esta emoción, permitiendo que se disuelva y evolucione hacia una fuente de fuerza que puede ser utilizada a nuestro favor”.
ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER
SEAMOS TODO
Si hablamos de ira normalmente la asociamos a un sentimiento que no queremos sentir, que quisiéramos ignorar y mejor no volver a mencionar. La realidad es que es algo que todos hemos sentido y seguiremos sintiendo mientras estemos vivos, por lo que mejor tratemos de entendernos y conocernos mejor para descubrir qué la provoca y, sobre todo, para qué podríamos utilizarla. No creo que luchar contra la ira nos ayude; dejemos de luchar y simplemente sintámosla. No necesitamos ayuda con la ira, solo necesitamos usar nuestra ira para ayudar. Si buscamos una forma de hacerlo podría ser tratando de desarrollar una de las fortalezas del Carácter como lo es la Justicia.
Yo me enojo, aunque hay muchas personas que piensan que la ira no es linda, yo creo que toda revolución amorosa interna o externa tiene un poco de ira. Lo que es verdad es que cuando nos sentimos enojados, agregamos vergüenza a nuestro enojo, y en lugar de usar nuestra ira, la ocultamos; la adormecemos con sarcasmo, comida o redes sociales.
Prohibirnos la mitad de la experiencia humana es peligroso. Un error común es creer que la ira es una emoción de acción pues escuchamos hablar de personas que actúan por ira; sin embargo, para afrontarla primero tenemos que separar el sentimiento de la reacción pues son cosas muy diferentes. Todos tenemos derecho a nuestros sentimientos y no creo que sea necesario controlarlos, pero sí podemos decidir de qué forma reaccionamos a ellos. Controlamos lo que no confiamos y no conocemos.
Probablemente la ira como dice Brene Brown puede ser nuestro catalizador y nos puede mostrar el camino para ayudar. Podemos usarla para salvar al mundo o para quemarlo, nosotros decidimos para qué la usamos. Una de mis cantantes favoritas es Alanis Morissette, no le da miedo ni vergüenza compartir sus sentimientos, aunque sean de ira. Me encanta cómo convierte su amor e ira en arte y me recuerda que sentir ira está bien. Sí, podemos manejar esto, el mundo puede y necesita de nosotros. Las partes lindas y las partes ruidosas e irregulares. Necesitamos ser TODO.
En pocas palabras, Andrea opina que:
“Toda revolución amorosa interna o externa tiene un poco de ira”.
Casado, papá de 2 hijos.
Empresario, abogado y filántropo; escritor y conferencista acerca de temas de liderazgo y actitud positiva.
Casada, 4 hijos, 8 nietos.
Terapeuta, diseñadora e instructora de cursos. Conferencista y asesora personal en temas de vida.
Lic. en Diseño Industrial.
Esposo y papá de 2 niñas.
Creativo y empresario con más de 20 años de experiencia creando marcas.
Mamá de Andrés.
Apasionada por la Educación para transformar personas y propulsora de la equidad de género.