En esta edición hablamos de:
El Orgullo
DIFIERO… AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO
ORGULLO, ¿SUCESO O PROCESO?
La semana pasada estaba con un grupo de amigos y me platicaban de los logros que sus hijos habían tenido a lo largo del año; algunos en temas deportivos, académicos o en sus relaciones personales, y en algo que estaban de acuerdo es que se sentían orgullosos de cómo eran sus hijos; me llamó mucho la atención este comentario y sus diferentes matices que quise investigar más a fondo.
El orgullo es una emoción positiva y activadora sobre hechos pasados, y ocurre cuando conceptualizamos que estamos ante un resultado favorable, ya sea para nosotros o por el logro de un ser querido; el orgullo es lo contrario a la frustración, es algo que fomenta mi autoestima, que me ayuda.
Pero, por qué hay veces que no lo siento y, sobre todo, hay veces que no lo creo sobre mí; recordemos que nadie te juzga tan severamente como tú mismo; nos es mucho más fácil tener una mirada compasiva hacia los demás que la que nos regalamos a nosotros, y esa conversación interna es la que necesitamos atender, es un proceso que debemos identificar, dejar de lado el ego perfeccionista que tenemos y dar paso a la imperfección, porque es lo que tiene la vida, no aceptar lo que no te gusta es lo que te hace sufrir, y no sentir ese orgullo del que hablamos.
Sentirme orgulloso de lo que soy y lo que creo es importante para mi bienestar emocional. Recordemos que todos tenemos dos visiones para lo que ocurre, una tiene que ver con mi ojo descriptivo y ese me refleja exactamente lo que pasa, por ejemplo, hoy hace frío, es un hecho, y la otra visión es mi ojo perceptivo, y ese tiene que ver con lo que pienso que puede suceder sobre un acontecimiento, hoy hace frío y seguro me puedo enfermar, esa segunda parte de la ecuación, ese juicio sobre cada cosa que pasa, solo me genera intranquilidad; trabajar más en el presente y no confundirlo con lo que puede suceder en el futuro es el camino para sentirme tranquilo, y ese estado es el que me puede llevar a sentirme orgulloso de mí.
Existe un concepto que han manejado varios autores que describe el "Orgullo Incondicional", y es una labor para siempre recordar e identificar algo que me gusta de mi vida cotidiana, abrazarme en el sentido de aceptarme, es una tarea compleja pero que tengo disponible diariamente, y que puedo desarrollar, gestionar mis emociones, expresarlas y entender los diferentes pensamientos que me suceden; es una labor interminable durante mi vida, somos seres inacabados e intranquilos, pero dentro de eso debemos estar muy orgullosos de quienes somos, tanto como nos sentimos orgullosos de otras personas.
En pocas palabras, Mario opina que:
“Nos es mucho más fácil tener una mirada compasiva con los demás que la que nos regalamos a nosotros mismos y esa conversación nos separa del orgullo, como atenderla.”
ATISBOS DE CONCIENCIA
EL ORGULLO Y SU RELACIÓN CON LA AUTOESTIMA
Había una vez un majestuoso león que reinaba en la selva. Se sentía invencible y despreciaba a los animales más pequeños. Un día, mientras descansaba bajo un árbol, un pequeño ratón corrió accidentalmente sobre su cola.
—¡Cómo te atreves! —rugió el león, atrapando al ratón con una de sus garras gigantes.
—Por favor, no me mates, gran león —suplicó el ratón—. Si me dejas ir, algún día te devolveré el favor.
El león soltó una carcajada estruendosa.
—¿Tú, ayudarme a mí? Eres demasiado insignificante. Pero hoy estoy de buen humor, así que te dejaré vivir.
Días después, el león cayó en una trampa de cazadores. Una red fuerte lo inmovilizó, y por más que rugía y se esforzaba, no podía liberarse. El pequeño ratón escuchó sus rugidos y corrió en su ayuda.
—No te muevas, gran león —dijo el ratón mientras mordisqueaba la cuerda con sus dientes afilados. Poco a poco, logró romper la red y liberar al león.
El león, avergonzado, bajó la cabeza.
—Me equivoqué contigo, pequeño amigo. Pensé que era demasiado grande para necesitar tu ayuda, pero hoy me has demostrado lo contrario.
Esta fábula ilustra al orgullo en su forma de arrogancia, una emoción que surge cuando la percepción que se tiene de uno mismo es exagerada, como el león que, sabiéndose más grande en tamaño que el ratón, pensaba que no lo necesitaba.
El orgullo en su connotación más constructiva es esa emoción que nos conecta con la satisfacción, como la que sentimos los padres o los abuelos cuando vemos que los hijos o nietos son reconocidos por algún talento o por algún logro.
Ahora, quiero relacionar el orgullo con la autoestima. Cuando el orgullo se manifiesta en una satisfacción personal contribuye a la sana autoestima. Sentirnos orgullosos por nuestros propios logros, por nuestras capacidades y talentos, nos afirma y nos produce una sensación de valía, una certeza de ser capaces. Cuando este orgullo se siente por los demás, también hay un aporte a nuestra autoestima, porque cuando nosotros prodigamos reconocimiento a otro, la alimentamos. Interesante, ¿no?
En cambio, cuando el orgullo aparece en forma de arrogancia se da un golpe a la autoestima. En ocasiones, las personas muestran su arrogancia y otros confunden sus actitudes con una gran autoestima. En realidad, a eso se le llama pseudoautoestima, es decir, es una “fachada” que encubre precisamente su pobreza.
En pocas palabras, Norma opina que:
“La arrogancia es una forma de orgullo que golpea nuestra autoestima. El orgullo que nutre la autoestima es el que surge cuando nos alegramos por los logros y talentos propios o de los demás.”
CREER PARA VER
EL GRAN ORGULLO DE SER QUIEN SOY
Tengo un par de años escuchando un podcast antes de dormir que se llama Durmiendo Podcast. Te lo recomiendo mucho si buscas cerrar el día con tranquilidad. Son episodios súper cortitos, no pasan de 30 minutos, y siempre tienen reflexiones que te dejan pensando.
Hace unos días escuché uno titulado “Tener el orgullo de ser quien eres”, y la verdad es que me dejó bien tranquilo y con una buena dosis de introspección para irme a dormir al tiro.
El episodio comienza con algo bien simple pero con mucho poder: reconocer lo importante que es decirnos a nosotros mismos que estamos orgullosos de lo que somos. ¿Cuántas veces nos damos ese aplauso por nuestros logros, ya sea grandes o pequeños? Vivimos rodeados de expectativas externas, intentando ser esto o aquello para complacer a los demás, pero pocas veces nos detenemos a celebrar quiénes somos, con todo lo bueno y también con nuestros defectos.
Reconocer nuestro valor no es un tema de ego o vanidad, es un acto de amor propio. Ese amor que nos hace aceptarnos tal cual como somos, con nuestros errores, aprendizajes y todos los logros que vamos acumulando a lo largo de nuestro camino por esta vida. Porque, como bien lo menciona el podcast, el proyecto más grande de nuestras vidas somos nosotros mismos.
Otra parte que me gustó mucho es cómo el orgullo por uno mismo nos libera de buscar la aprobación de los demás. Vivimos en un mundo lleno de filtros y máscaras, donde la validación externa tiene mucho peso. Pero cuando aprendes a reconocer lo que eres, a celebrar tus logros y a aceptar tus áreas de oportunidad, dejas de cargar con ese peso. Es como soltar una mochila que aparte ni siquiera era tuya.
El final me enganchó porque justo hace unos días compartí una frase similar y dice así: a pesar de los tropiezos, sigues aquí, intentándolo, creciendo, siendo tu mejor versión. Esto es un recordatorio de que, aunque a veces no lo veamos, cada paso que damos es parte de algo mucho más grande. Y darte el lugar que mereces no es egoísmo, es necesario para construir relaciones más sanas con los demás, pero sobre todo con la persona más importante, tú mismo.
Hoy quiero cerrar este artículo como cierra el audio momentos antes de caer dormido: “Estoy orgulloso de ti. Porque estás aquí, porque sigues dando lo mejor de ti, porque te reconoces y te das el valor que mereces”. Y, si alguna vez lo olvidas, repítetelo: Estoy orgulloso de mí. Porque, al final, tener el gran orgullo de ser quien eres es el regalo más valioso que puedes darte. ¡Gracias por estar aquí! ¡Te abrazo!
En pocas palabras, Kush opina que:
“Reconocer nuestro valor no es un tema de ego o vanidad, es un acto de amor propio. Ese amor que nos hace aceptarnos tal cual como somos, con nuestros errores, aprendizajes y todos los logros que vamos acumulando a lo largo de nuestro camino por esta vida.”
ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER
PRACTIQUEMOS SENTIRNOS ORGULLOSOS DE NOSOSTROS MISMOS
Para mí, sentir orgullo de mí misma es de las cosas que más trabajo me cuestan. Es una de las cosas que trabajo con mi hijo pues considero que lo más importante es tener ese reconocimiento interno que nos dé satisfacción en lugar de buscarla en el exterior. Trato de no decirle que me siento orgullosa de él o de lo que logra, sino decirle: Me siento feliz por ti, espero que tu te sientas muy orgulloso de ti mismo. Al escribir sobre esta emoción vinieron a mi mente varias preguntas: ¿Por qué dudamos tanto en compartir las cosas que creamos, las ideas que tenemos, los regalos que tenemos para dar, los proyectos que pasamos años desarrollando, el trabajo que tenemos para ofrecer al mundo? ¿Por qué nos preocupamos tanto por lo que pensará la gente? ¿Por qué nos sentimos mal al hablar sobre las cosas que nos apasionan, las cosas que estamos aquí para hacer, las cosas que hacemos, construimos y sacamos de nuestro corazón, de nosotros mismos?
Para mí, es más fácil estar para todos cuando dudo de mí que cuando me siento orgullosa. Es más fácil estar para todos cuando evito destacarme en mis dones, mis talentos, mi trabajo. Para la mayoría resulta más agradable el sufrimiento compartido que el orgullo por lo que sí tenemos y somos. El sufrimiento compartido es más sencillo que ver a alguien adueñarse de sus dones, que ver a alguien compartir con orgullo su trabajo. Vivimos en una sociedad que ama cuando dudamos de nosotros mismos, nos cuestionamos, nos mantenemos pequeños e incrédulos de nosotros mismos y evitamos brillar demasiado.
Con el tiempo, y los años transcurridos, he entendido y hecho las paces conmigo pues nada de esto es en realidad mío, se trata de patrones que tengo, comportamientos que me han marcado, creencias que he heredado. Cosas que comenzaron fuera de mí y han encontrado su camino hacia adentro... lo que significa que también pueden encontrar su camino de regreso. Lo que hago es practicar lo que promuevo en mi hijo, aunque no sea tan natural dentro de mí.
Sentirme orgullosa de mí es honrar quién soy, lo que ofrezco, todo lo que aporto a las cosas que elijo compartir y a las personas con quienes las comparto. Es un espejo, un recordatorio de que otros también pueden celebrarse ellos mismos, que hay espacio para que todos nos reconozcamos y seamos vistos en nuestros dones. Es una desintegración de los condicionamientos y mensajes dañinos sobre lo que significa gustarnos a nosotros mismos, que nos guste nuestro trabajo, saber qué hacemos bien y para qué somos buenos. Dejemos de lado la idea de que debemos ser humildes con quienes somos, lo que tenemos y hemos logrado, pues sin duda todo eso lo hemos conseguido a base de lo que existe dentro de cada uno de nosotros.
En pocas palabras, Andrea opina que:
“Sentirme orgullosa de mí es honrar quien soy, lo que ofrezco, todo lo que aporto a las cosas que elijo compartir y a las personas con quienes las comparto. Es un espejo, un recordatorio de que otros también pueden celebrarse ellos mismos, que hay espacio para que todos nos reconozcamos y seamos vistos en nuestros dones.”
Casado, papá de 2 hijos.
Empresario, abogado y filántropo; escritor y conferencista acerca de temas de liderazgo y actitud positiva.
Casada, 4 hijos, 8 nietos.
Terapeuta, diseñadora e instructora de cursos. Conferencista y asesora personal en temas de vida.
Lic. en Diseño Industrial.
Esposo y papá de 2 niñas.
Creativo y empresario con más de 20 años de experiencia creando marcas.
Mamá de Andrés.
Apasionada por la Educación para transformar personas y propulsora de la equidad de género.