Conoce a Marlon Valdez, el marinero de 24 años que sobrevivió a "Otis"
Marlon, quién le narró su historia a "El País", se dedica al negocio de la renta de yates. Su historia sobresale por su gran resistencia y deseo de sobrevivir.
El huracán "Otis" ha causado un daño histórico en la ciudad de Acapulco, Guerrero. El ciclón arrancó pedazos de edificios, casas y tiendas, destruyó palmeras, parotas y ceibas, convirtió las calles en ríos y acabó con la red eléctrica, dejando a la ciudad en caos y oscuridad.
En medio de la tragedia sobresale una historia de lucha y supervivencia. La historia de Marlon Valdez, un marinero de 24 años que se encontraba cuidando el barco de su patrón cuando el tifón llegó a la joya turística.
Marlon, quién le narró su historia a "El País", se dedica al negocio de la renta de yates. El barco en el que trabajaba era alquilado para fiestas, eventos o paseos, siendo Marlon el encargado de mantener todo a salvo y de preparar los tragos y las comidas.
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El día que "Otis" llegó a la ciudad de Acapulco, Marlon se encontraba en el barco, puesto que es parte de las obligaciones de los marineros cuidar los barcos de sus patrones en caso de emergencia. “Es una tarea que es de cajón, o sea, no es de que sí quieres o no. Tú como marinero tienes la obligación y la responsabilidad de cuidar tu embarcación y de hundirte con ella”, explicó Marlon.
El día martes 24 de octubre, Marlon y su compañero llegaron al yate acompañados de algunas bolsas de comida y agua para aguantar la noche. Aunque todos los marineros sabían de la fuerza del huracán, no podían rechazar el llamado. "Sabíamos que venía bastante fuerte, pero supuestamente estábamos "preparados" para ese tipo de cosas”, dijo irónico Marlon a El País.
En la noche, aproximadamente a las 11:30 P.M., fue cuando empezó a arreciar el viento. Marlon y su compañero siguieron todos los protocolos de seguridad, colocaron "fenders" (globos que absorben los golpes de otros barcos) alrededor del yate, prendieron las máquinas, empezaron a dar acelerones para que no se reventaran los cabos que junto al ancla mantenían firme al yate y se pusieron los chalecos.
Sin embargo, estos esfuerzos no fueron suficientes para protegerlos de la catástrofe. “A las 12 vi que todo ya está fuera de nuestras manos”, dijo resignado. Uno a uno los cabos empezaron a soltarse, para que luego el viento se llevara a otras embarcaciones, provocando que una de esas chocara con la suya. El impacto rompió el casco y la fractura en el costado de estribor hizo que empezara a entrar agua.
Ambos trataron de pedir ayuda, pero no hubo éxito. Mientras el barco se hundía, la primera al dueño de la embarcación para avisar que el yate no se salvaría, y la segunda a su madre. "Le dije ‘no te preocupes, voy a estar bien, te marcó al rato’ y ya. Ya me estaba hundiendo”, relató Marlon.
Tras eso, el duo de marineros esperó al momento oportuno para saltar de la embarcación. Cuando ya solo quedaba un pequeño pedazo de barco, Marlon y su compeñero escaparon. “Todavía eran las 12:30, me hundí muy temprano”.
Aunque pudieron salvarse del barco sin mayores problemas, aún tenían que llegar a la orilla, mientras que la fuerza del huracán seguía presente. “Se veía todo blanco, no había manera de ver hacia dónde iba. Se veían escombros, se veía diesel, el diesel brilla de colores en el agua. Entonces estábamos nadando entre escombros diésel, bueno, flotando, porque no podíamos ni siquiera nadar. No te da el cuerpo para ir a contracorriente”, narró Marlon.
El objetivo de ambos era aguantar. El duo estuvo 40 minutos en el agua, a merced de "Otis". Durante ese tiempo, el compañero de Marlon fue atravesado en el brazo por un pedazo de madera. Lo único que podía hacer en ese momento era pedirle que resistiera, que se agarrara de algo y esperara.
Fue entonces que Marlon pudo escuchar un motor, a aproximadamente unos 10 metros de distancia. Ante toda adversidad, luchando contra la fuerza de un huracán categoría 5, Marlon logró llegar a la embarcación mientras cargaba con su amigo, agarrándose de un cabo roto y gritando para que los rescataran.
“Mi objetivo era llegar con él, siempre fue llegar con él, porque cuando nos tiramos yo le dije ‘si tú te quieres morir, yo no, cuídame porque yo te voy a cuidar”, relató a El País.
Finalmente, Marlon y su compañero fueron rescatados por un tripulante del barco. Los tres aguantaron ahí refugiados las siguientes horas, aunque la situación había mejorado un poco, puesto que la cercanía al club y otras embarcaciones los protegian del viento.
Tras la tormenta, el grupo buscó un botiquín para el compañero herido, así como comida, agua y una linterna. Despúes, a primera hora de la mañana, los tres salieron por el club de yates y observaron cómo todo estaba destrozado. Marlon fue a buscar a su mejor amigo, quien estaba también cuidando a otra embarcación.
Unas horas después, mientras Marlon andaba entre los escombros de una ciudad destruida, su amigo llegó a la casa de su madre. “Vino en una moto y me dijo que Marlon estaba bien, que había sobrevivido, le dije ‘hijo no me mientas”. Mientras lo llevaba a él a casa de su madre, Marlon llegó a este edificio de la colonia del centro de Acapulco. “Todos me estaban esperando”, contó el muchacho emocionado.
El relato de Marlon Valdez no solo destaca por su coraje y determinación a sobrevivir, sino también por su aprecio a la vida humana, ya que en ningún momento pensó que abandonar a su compañero.
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