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Ser agradecidos

22 enero, 2024
Ser agradecidos

Es de bien nacidos… Ser agradecidos

Pareciera ser que nuestra en sociedad, constantemente ronda un fantasma persistente, fuerte, pero, sobre todo arraigado en la conciencia de jóvenes y viejos, ricos y pobres, instruidos e ignorantes, me refiero al antivalor de la Ingratitud. Esta actitud ante el semejante, mina de manera importante las relaciones no solo interpersonales, sino también las de orden económico, social, cultural y por supuesto, las de orden político –siendo éstas las más visibles o perceptibles-

Por desgracia –y más para nosotros- la Gratitud o el Ser agradecidos –ya sea de manera actitudinal u oral, es una valor que pareciera estar en “vías de extinción”. Nuestras nuevas generaciones  creen o pareciera ser que están convencidas –porque así se les ha enseñado en sus hogares- que el éxito o los logros son exclusivamente el resultado de sus exclusivos y muy personales esfuerzos y no por el apoyo constante de muchas personas –ajenas aparentemente-, como lo son sus padres, maestros, familiares y demás personas-.

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La Gratitud o el Ser agradecidos, no es una característica natural del ser humano, es una característica de orden social, es decir, es aprendida y por ende, practicada para ser parte constante del actuar de los individuos. En otras palabras, no basta solo pedir a nuestros hijos que expresen “las gracias”, es necesario también, que sus comportamientos y actitudes lo demuestren. Y esto es, parte del proceso formativo de los individuos.

Hay dos frases, que nuestra cultura popular ha exaltado para denunciar y a la vez, reforzar este antivalor de la Ingratitud. El primero reza lo siguiente: “Un padre puede mantener 11 hijos, pero 11 hijos no pueden mantener a un padre”; este dicho popular de brutal honestidad muestra la ingratitud de los hijos a quien o quienes fueron su principal o único apoyo o sostén, es decir el padre o la madre en el momento de mayor vulnerabilidad de su existencia.

Y la segunda frase, nos dice lo siguiente: “Es un tonto el que presta libros o discos, pero, es más tonto quien los regresa”. Esta frase nefasta nos expresa, no solamente exaltando la ingratitud por el préstamo –cosa que no está obligado el dueño del objeto-, sino que condena toda acción de honestidad y gratitud por revertirlo. Esto es lo más grave, pensar que los valores denigran o son de nula importancia.

La Gratitud es un valor que debe ser enseñado y aplicado en nuestra vida, es una expresión ligada de manera íntima a otros valores como: La Honestidad, la Honradez, la Veracidad, el Respeto, la Equidad, la Justicia y el Orden, por mencionar alguno de ellos. Es la expresión de un compromiso personal por vivir y ayudar a vivir en verdadera armonía social.

Y como siempre, agradecido infinitamente por la lectura de esta opinión. Hasta la próxima.

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