Educación Láica
El principio filosófico de laicidad en la escuela mexicana es un término adoptado en México en el siglo XIX. A raíz de la doctrina de Jules Ferry que en 1882 estableció en Francia la educación laica, gratuita y obligatoria.
Laico, neologismo proveniente del latín “laicus” que traducido significa “el que no es clérigo”. Constitucionalmente laico es aquel ser independiente de influencia o doctrina religiosa, cualquiera que ésta sea.
Laico es todo aquel individuo que no se deja influenciar por alguna doctrina religiosa. El término fue en un principio utilizado para designar a aquellas personas que no portaban algún hábito; por lo tanto, un maestro laico era aquél que no pertenecía a congregación alguna, independientemente de que profesara alguna religión.
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La Educación pública en México es laica, el maestro debe ser laico y los alumnos respetados cualquiera que sea su credo. Ser laico no significa estar aberrante a una creencia; un maestro no puede “tomarla en contra del alumno” sólo porque diga que es católico o cristiano; que no cree en Dios o que no va a misa los domingos. No se permite una manipulación religiosa; la cabecita de nuestros alumnos, es moldeable; lo que el maestro le diga dentro de la clase, que esta bien o mal, el niño o joven lo aceptará, sólo porque lo dice su maestro y ve en él a un gran personaje, quizá la figura del padre o un superhéroe.
La intolerancia a su creencia religiosa y reprimirle por ello, forma al niño un equivocado sentimiento de autoestima, lo confunde, crece en él un resentimiento que lo acompañará varios años de su vida y tal vez deje huella en su futuro.
El maestro debe ser tolerante; laicismo es una cultura de tolerancia, se debe respetar la libertad religiosa del niño o de sus padres y el derecho a escoger la escuela que mejor les convenga.
La educación laica que marca la Constitución es una consecuencia de los aspectos esenciales de la democracia; no olvidemos que tanto libertad como democracia, han costado mucha sangre mexicana; las creencias religiosas y los fanatismos han ocasionado lo mismo.
No darle al alumno esta libertad implica negar la pluralidad. En México existe pluralidad, esto lleva consigo el respeto a su estilo de vida, nivel social, preferencias sexuales, ideas, raza, y no sólo al culto religioso.
El laicismo moderno debe superar la contraposición en torno a creencias religiosas y una convicción firme frente a lo científico y al respeto por quienes no profesan ninguna religión. La educación debe promover las libertades que se establecen en la Constitución, y debe respetar a aquellos alumnos que creen en algo o no creen en nada.
De ninguna manera Educación laica supone estar a favor o en contra de algún contenido religioso o antirreligioso, ser neutros ante esta situación; se trata de mantener una separación absoluta entre los contenidos escolares y los diversos credos.
En nuestra Carta Magna tenemos tres pilares que nos marcan el laicismo en México; el Artículo 3º. , Educación laica, Artículo 24; La Libertad de Creencias y el Artículo 130, La separación Estado – Iglesia. Estos artículos respaldan la democracia, la autonomía, la libertad y la soberanía del mexicano.
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Los mexicanos estamos muy acostumbrados a la corrupción, vivimos en un México lleno de violencia, falta de respeto, no distinguimos sexos ni edades. Si nos enfurecemos gritamos y ofendemos; somos altamente violentos, impulsivos, no respetamos a niños ni a ancianos. ¿Cómo es posible que si acudimos a la escuela, manifestemos estos comportamientos? ¿Qué esta fallando en la programación de las asignaturas y planes de estudio? ¿Por qué la escuela no logra el formar hombres íntegros? Y por último, ¿Qué hacemos los maestros ante esta situación?
Las autoridades educativas se debieran preocupar más por mejorar los planes y programas de estudios; que tanto en las escuelas públicas como privadas, se impartan clases de “moral”, no entendiéndose como “religión” ambas son diferentes. Clases de moral en donde al alumno se le enseñe a amar y respetas a sus semejantes; que sea más solidario cuando se presenta un desastre natural, que se conmueva al dolor ajeno, un alumno más humano; aunque puede prestarse a que muchos padres pongan el grito en el cielo, pensémoslo dos veces.
El hombre es un ser integral: cuerpo, mente y espíritu; el Sistema educativo actual, educa solamente cuerpo y mente dejando de lado al espíritu, quien también necesita de educación y alimento. Educar los sentimientos del alumno, que actualmente se encuentra deshumanizado y demasiado materializado, ayudaría a disminuir el índice de vandalismo, delincuencia, drogadicción, alcoholismo, desintegración familiar, asesinatos, suicidios y elevaría su autoestima.
Por otra parte, sin dar clases de religión, el maestro puede formar el criterio del alumno en lo que a este tema se refiere; incluyendo en sus clases, la historia y trayectoria de las diversas religiones en el mundo, su origen, filosofía, tipo de creencias para que, antes de rechazarlas, las conozca y por ende las comprenda.
Es importante que el alumno este enterado de la influencia social que han tenido las religiones desde que el mundo existe; las diferencia de creencias han ocasionado, no sólo los desacuerdos políticos sino también las guerras, el pleito por territorios y el reconocimiento de que se vive una “cultura de la muerte”, en muchos países y México no es excepción.
El alumno debe aprender a discriminar lo que le parezca bueno o malo en cuestiones religiosas, no ser impositivos, pero sí ser los intermediarios del conocimiento para que adquiera una cultura más amplia y un criterio propio basado en el amor y el respeto por sus semejantes.