Las mujeres de Sinaloa enfrentan distintas brechas de género, como la salarial, la violencia y hasta en el uso del tiempo, pero hay una tan profunda que no habíamos visto… hasta hoy.

Se trata de la brecha de género en las adicciones y su tratamiento, que recientemente reveló Sociedad Educadora, al presentar su estudio Identidad Femenina y Consumo de Drogas en Sinaloa: Un Diagnóstico Cualitativo con Perspectiva de Género.

Esta desigualdad puede entenderse en dos sentidos: en el enfoque masculino con el que se aborda su estudio, así como en las técnicas para la recuperación de esta enfermedad (sí, las adicciones son una enfermedad).

“El consumo de drogas en los hombres se percibe como una conducta ‘natural’, de experiencia y socialmente aceptada, mientras como proveedor cumpla con sus funciones y se mantenga dentro del modelo hegemónico de la masculinidad”, describe en su estudio esta organización de la sociedad civil. 

En las mujeres todo cambia, se les condena por ser una afrenta a los valores y esquemas dominantes, donde su deber ser es transgredido con la adicción y con etiquetas de malas mujeres al no cumplir con los mandatos de género y los roles familiares esperados de ellas. Podemos observar que las jóvenes ya no inician la ruta de consumo con tabaco o mariguana, sino que ahora se adentran con sustancias más duras.

Mujeres inician adicciones con metanfetamina

La literatura sobre adicciones suele repetir que la mariguana es la droga de inicio. Seguro esto lo escucha desde hace 25 años. Y sí, es la droga de inicio, pero de los hombres.

El estudio de Sociedad Educadora logra dilucidar la diferencias cuando se trata de mujeres, pues encontró que es la metanfetamina la sustancia con las que ellas comienzan una adicción. 

Y entre mariguana y cristal hay un mundo de diferencia. La segunda causa adicción desde el primer consumo.

También documenta la relación de poder de hombres sobre mujeres, pues de acuerdo con la investigación, las mujeres frecuentemente inician el consumo de drogas por la presión e influencia directa de hombres en su entorno cercano, ya sea a través de parejas o familiares.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021, del Inegi, informa que el 66.2 por ciento de las mujeres de 15 años o más en el estado han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, y el 38.9% en los últimos 12 meses.

Esta es una de las razones asociadas al género que explican el inicio del consumo de drogas en mujeres, pues es un mecanismo de afrontamiento del trauma.

Para el caso del estudio de Sociedad Educadora, el total de las entrevistadas dijeron que vivieron episodios de abuso y/o violación sexual en la infancia y que tienden a usar drogas para afrontar los traumas de este abuso sexual.

Agendas pendientes y prioritarias

Si ya hay brechas de género pendientes en la agenda sinaloense, el enfoque con perspectiva de género en la investigación, tratamiento y políticas públicas de adicciones debe tener su lugar, tanto en la esfera de Salud, como en la academia y sociedad civil.

Ya no está escondido en la oscuridad, ha sido expuesto a la luz pública.

La meta 3.5  del Objetivo de Desarrollo Sostenible 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades, es fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol.

Mientras que el ODS 5 es Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.

Ese es el camino.