Crueldad contra animales, antesala a crímenes mayores
Abordar la violencia contra los animales es clave para erradicar dinámicas sociales violentas y promover el bienestar integral de los seres vivos
La violencia y el delito tienen diversas fuentes de origen y la ciencia las explica. Son un “baile” de causas externas e internas que se interrelacionan y escalan si no se atienden a tiempo.
La crueldad animal es una megaseñal de alerta. Si es en menores de edad, tiene que corregirse. Si es mayores de edad, es un foco rojo de que algo muy severo ocurre en su mente y en su entorno.
En ambos casos, la crueldad contra los animales es la antesala a crímenes mayores, explica Irma Gómez Castañeda, etóloga y médica forense especialista en bienestar animal.
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Invitada al Foro Prevención del Maltrato Animal como Estrategia de Seguridad Ciudadana, dirigido a funcionarios públicos y organizado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, la especialista explicó que la violencia social y la violencia contra los animales no son fenómenos aislados sino interconectados, pero sobre todo, que la violencia hacia los animales es un indicador temprano de comportamientos criminal en la sociedad.
“La violencia en contra de los animales es el modelo preventivo más importante que a nivel mundial existe, es decir, si tú logras observar que hay una violencia cometida en contra de un animal por mínimo que sea, ese es el lugar en el que no debes de perder el ojo porque quiere decir que eso si tú permites que se normalice podemos tener muchísimos problemas”, dijo en entrevista con Espejo.
Interconexión de las violencias
En el desarrollo de su exposición, Gómez Castañeda desglosó los conceptos que asocian la violencia social y contra animales. Esta última, refleja patrones sociales más amplios de violencia.
Este vínculo, conocido como “The Link” en criminología, se manifiesta en contextos como el abuso doméstico, la violencia juvenil y el crimen organizado. Y donde hay un animal maltratado se considera un indicador temprano de violencia.
En un sentido opuesto, es decir, positivo, existe lo que se llama One Welfare, paradigma que reconoce la interdependencia entre el bienestar animal, humano y ambiental. Por eso, cuando hay algún problema en uno de estos aspectos pueden impactar negativamente en los otros. Se rompe el balance.
“Estudios han demostrado la relación significativa entre el abuso doméstico y el maltrato animal, donde los perpetradores de violencia doméstica a menudo también cometen actos de crueldad animal, como una forma de ejercer control y dominación sobre sus víctimas humanas”, expuso la experta.
Y la reiteración de la crueldad contra animales dentro del entorno familiar puede normalizar comportamientos abusivos en niños y jóvenes, perpetuando ciclos de violencia.
Estrategias de prevención y mitigación
Para prevenir que surjan mayores crímenes como consecuencia de la violencia contra aminales, Gómez Castañeda propone la colaboración interdisciplinaria.
Los ejes de incidencia son:
Campañas de concientización y educación comunitaria.
Legislación y políticas públicas que penalicen la crueldad animal.
Formación en ciencias forenses animales y bienestar animal para autoridades y profesionales.
Protocolos de intervención interinstitucionales.
Fomentar la empatía hacia los animales y el respeto hacia todas las formas de vida es esencial para reducir la violencia social. No sólo se trata de la vida animal, sino también de nuestra seguridad y viabilidad social.
Por eso es clave abordar la violencia contra los animales para erradicar dinámicas sociales violentas y promover el bienestar integral de los seres vivos.