Descubre el encanto del Parque Nacional del Manu: biodiversidad, cultura y secretos de la selva en Perú
Un recorrido guiado, por quien lo llama el “oro verde”, que nos sumerge en la biodiversidad única del Manu, explorando sus tradiciones culturales y los secretos que la naturaleza ofrece
El Parque Nacional del Manu, en Perú, es donde la sierra y la selva amazónica se entrelazan para ofrecer una grata experiencia de convivencia con la naturaleza y biodiversidad. Mi visita a este lugar comenzó a las 5 de la mañana en Cusco, donde partimos rumbo al poblado de Paucartambo.
Este pequeño pueblo, conocido por la papa, nos recibió con su historia y cultura, representadas en los más de 90 tipos de papas nativas que cultivan sus habitantes. En Paucartambo, compartimos un desayuno típico a base de papas, queso y pan, mientras conocíamos a una familia local que preserva este legado a través de un museo artesanal.
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Explorando el Parque Nacional del Manu
De camino hacia la selva, la biodiversidad se iba haciendo presente. Durante el trayecto, nuestro guía, Willy, decidió que era momento de caminar para observar la flora y fauna de la ceja de selva. Equipado con un telescopio y binoculares, nos ayudó a descubrir especies únicas como el gallito de las rocas, el ave nacional del Perú, y grupos de monos que saltaban entre los árboles.
La pasión de Willy por su trabajo quedó clara desde el primer momento: “El principal motivo es hacer conocer la flora y fauna que se encuentra en el Manu, que yo le digo el oro verde”, comentó en nuestra conversación.
Cuando le pregunté qué hace único su trabajo en este lugar en comparación con otros, respondió con sencillez y orgullo: “El conocimiento del área y el trabajo que se desenvuelve en el lugar.” Este conocimiento lo aplica al guiar a los visitantes por lugares emocionantes.
Según él, “el lugar favorito de los pasajeros es donde se sientan emocionados. Algunos se sienten emocionados en el bosque nublado, el lago y el bosque primario, al ver el árbol gigante, porque se sienten a gusto, emocionados”.
El recorrido nos llevó al río, donde abordamos un barco hacia el albergue en el parque. Hicimos caminatas nocturnas que nos revelaron insectos como tarántulas y arañas, y madrugadas dedicadas a observar loros y guacamayos alimentándose de minerales en una collpa. Willy siempre estaba listo para sorprendernos.
“La parte más gratificante es que me digan cómo ‘lo detecté’ o cómo ‘vi un ave’ dentro de la selva, ya sean animales o monos, y verlos sorprendidos a los pasajeros al observar”, compartió.
Conexión con la naturaleza
Uno de los momentos más memorables fue aprender a manejar una balsa en una laguna, donde Willy mostró su habilidad como guía y también su paciencia al enseñar. Durante este paseo, nos cruzamos con aves como el Hoatzin, que se alimenta principalmente de hojas, y con Natura, una hembra tapir que vive en el albergue y se ha ganado el cariño de todos los visitantes.
En cada recorrido, los guías como Willy tienen un papel esencial en la conservación del Manu. Según él, su rol incluye dar a conocer “información total del lugar y detectar los animales, aves y otros para que puedan observar” los turistas.
Durante el viaje, enfatizó la importancia de que los turistas sigan las recomendaciones para reducir el impacto en el parque: “Que lleven polos (playeras) largos y pantalones ligeros, repelente del 30%, bloqueador solar, linterna, cámara fotográfica, si es posible binoculares, sandalias, ropa de baño y respectivos utensilios como jabón, toalla y, sobre todo, las ganas de una aventura”.
Willy también, compartió una anécdota sobre las caminatas que realiza con los turistas: “Las caminatas de aventura que realizo donde es un camino estrecho que tiene roces con las plantas; también hay parte de barro donde se plantan y luego se meten al agua”. Este tipo de experiencias crea momentos inolvidables para quienes visitan el Manu.
Tradiciones y secretos del Manu
El Manu no solo es biodiversidad, sino que también es un lugar donde las tradiciones culturales de las comunidades locales permanecen vivas. Una de las prácticas que Willy destacó es el preparado del masato: “El masato es una bebida que contiene alcohol; lo preparan de la yuca, lo cocinan y luego lo vuelven masa, pero esa masa lo mastican y mezclan con su saliva.
La saliva lo fermenta en 2 o 3 días. Esta masa fermentada la mezclan con agua; ya servido queda como mazamorra y esta es la bebida llamada masato. Pueden beber días o semanas hasta acabar la bebida”.
Al preguntarle sobre algún detalle menos conocido del parque, Willy respondió: “Lo místico que tiene la selva, secretos como, por ejemplo, la pusanga que usan para conquistar a las mujeres o varones”. Estas historias son un recordatorio de que el Manu es un lugar lleno de vida y cultura.
El Parque Nacional del Manu, en Perú, no solo es un refugio de biodiversidad, sino también un espacio que conecta a las personas con la naturaleza y la cultura. Cada experiencia en ese lugar, es un recordatorio de lo que Willy llama el “oro verde”, un tesoro que merece ser conocido y protegido.