Recientemente se han publicado notas periodísticas que han causado sorpresa sobre la proliferación de cocodrilos en Villa Juárez Navolato. Sin embargo, la única sorpresa que debe causarnos es que los sacaron de su hábitat y se los llevaron a otra parte, porque ellos han estado ahí desde antes de que hubiera humanos en la región.

El cronista y sacerdote jesuita Andrés Pérez de Rivas, que atestiguó la ocupación de estas tierras por la población española, daba cuenta de la abundancia de cocodrilos en los pantanos y de cómo los indígenas hacían sonar toda clase de objetos para espantar de las charcas a los cocodrilos y les dejaran pasar.

También relata de cómo los indígenas hacían escudos de guerra utilizando la piel del lomo de los cocodrilos. Esos ejemplares estaban ahí antes de la colonización.

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Lo que escapa al conocimiento de la población de Navolato y de Sinaloa es que el valle de la región de Villa Juárez era un conjunto de pantanos de los que todavía encontramos espejos de aguas de grandes dimensiones, cargadas de cocodrilos.

Ahí justo al sur, en la sindicatura Licenciado Benito Juárez se encuentra el pantano de Chiricahueto, cuya laguna tiene una extensión estimada de 10 mil hectáreas, más el espejo de agua que lo liga con la Ensenada de Pabellones, y es justo el pantano con más cocodrilos en Sinaloa, cuya cifra de ejemplares pudiera alcanzar los miles.

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Al sur poniente de Villa Juárez se encuentra también la laguna de Caimanero, con un espejo de agua que cubre cientos de hectáreas, es otro refugio natural para estos cocodrilos. Y hasta antes del reparto agrario también existía la Laguna de Bataoto, más al sur, que secaron para repartir las tierras. Cuando se terminó el agua, los cocodrilos que había en ella se dispersaron a los canales, esteros, al río Culiacán y al mar.

Se trata de la especie de Cocodrilo Americano (Crocodylus acutus), que distingue el litoral del Pacífico Mexicano, al que los españoles llamaron caimán, a pesar de que no pertenece a esa clasificación, de ahí el nombre de muchos pueblos de Sinaloa conocidos como: Caimanero, Caimán o Caimancito.

Los ejemplares de esta especie son muy territoriales. En zonas muy pobladas es común que expulsen de la laguna a los machos, por eso tienden a desplazarse por los drenes agrícolas o canales, buscando comida y nuevos refugios territoriales.

En muchas comunidades de la sindicatura ven a los cocodrilos como algo natural, pues han aprendido a convivir con la especie y a compartir los espacios. Justo en la misma población de Villa Juárez hay ejemplares en los drenes y canales que llevan décadas de ser vistos y coexistir con la población.

Cuidemos los cocodrilos son parte de la fauna de Villa Juárez. Son nuestro orgullo de pertenencia, estuvieron ahí antes que la población.