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Aprendamos de la epidemia donde murieron 300 mil mexicanos

Atendiendo la información a la que ahora estamos expuestos y para no saturar nuestro sistema de salud en 30 días a partir de esta fecha, tratemos de quedarnos en casa. Si así lo hacemos dejaremos constancia de que somos vecinos venidos del siglo 21 y, seguro estoy, nos levantaremos con salud de esta sacudida en la que estamos.

3 abril, 2020
Aprendamos de la epidemia donde murieron 300 mil mexicanos
Aprendamos de la epidemia donde murieron 300 mil mexicanos

Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino. Por Miguel Calderón

En las primeras páginas de un documento que se publicó hace 15 años por la Organización Mundial de la Salud se hizo la siguiente pregunta: “¿Están ustedes preparados para prevenir o reducir al mínimo la morbilidad y la mortalidad humana, la perturbación social y las consecuencias económicas causadas por una pandemia de influenza?”. Nos hace bien reflexionar de la epidemia donde murieron 300 mil mexicanos.

Si este cuestionamiento lo actualizamos y lo colocamos en medio de la crisis generada por el COVID19 ¿qué contestaríamos?. En esta reflexión trataré de hacer una analogía entre la actual circunstancia y las medidas tomadas hace ciento dos años en México, por la entonces llamada “influenza española”.

Se ha documentado que la gripe española surgió a principios de 1918 en Francia en un contexto mundial de guerra entre naciones y una situación nacional de revueltas armadas en medio de la Revolución Mexicana. En septiembre de ese año, en México aparecen los primeros pacientes que se multiplicaron exponencialmente en corto tiempo, haciendo necesario que el periódico El Universal el día 24 de octubre difundiera una lista de recomendaciones entre las que destacan: “Alejarse de toda persona que estornude, tosa y escupa sin pañuelo.

Evitar sitios concurridos. No usar platos o toallas utilizadas por otras personas, a menos que hayan sido lavadas con agua hirviendo. No poner los labios en las bocinas, ni llevarse a la boca los lápices o cualquier objeto utilizado por otra persona”.

Esta coyuntura inesperada obligo al cierre del paso fronterizo de Laredo, a la prohibición del tráfico entre Torreón y Monterrey, la desinfección diaria del transporte público y el riego de 2 veces por día de las calles con una solución liquida de creolina como desinfectante.

El pasó de esta pandemia dejo las afectaciones principales en los estados del norte, principalmente Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Durango, con el saldo general de alrededor de 300 mil muertos.

La fiebre española en México

Hoy, a más de cien años de distancia, estamos viviendo circunstancias parecidas, pero en un contexto diferente. Percibo que estas diferencias de contexto son las que pueden tener como resultado un menor impacto negativo en el saldo de víctimas mortales. Creo también que podría dejar como herencia un cambio no sólo en nuestros hábitos personales, sino también en nuestras formas de relacionarnos socialmente, incluyendo la forma en que se hace empresa, academia y gobierno.

En 2020, a diferencia de 1918, existe la posibilidad de compartir en tiempo real experiencias de éxito para atacar enfermedades masivas. Sin embargo, las recomendaciones principios del siglo XX coinciden con las sugerencias del siglo XXI, que se resumen en medidas de higiene y aislamiento social. Es posible que la lenta velocidad a la que viajaban las medidas precautorias en 1918 se haya reflejado en un gran número de víctimas, que al final no atendieron estas acciones de higiene y aislamiento y terminaron muriendo.

En estos tiempos es difícil argumentar que no estamos informados acerca de los riesgos de salir a la calle, de no mantener la “sana distancia” y de no lavarnos las manos con frecuencia. Tengo dos ejemplos de este menú de información valiosa y con alta velocidad que nos hace reaccionar como buenos vecinos. El primero es la confusión momentánea que se generó al respecto de cerrar o no las playas de Altata oficialmente en el dilema del cuidado a la salud versus necesidades de empleo/ingreso.

Frente a este fenómeno, observé cómo un alto número de usuarios de las redes sociales condenaron inicialmente la apertura y cómo luego de la decisión final de cerrar las playas aplaudieron unánimemente. Eso es reflejo de buena conciencia social. El segundo ejemplo es el análisis que mis compañeros de Tus Buenas Noticias elaboraron y publicaron llamado “Proyección de muertes y hospitalizaciones por COVID-19 en Sinaloa y México”.

El contenido de esta valiosa información, lograda con cálculos matemáticos en base al comportamiento y avance del coronavirus, “estima que la capacidad máxima del sistema de salud mexicano se encuentra a sólo 1 mes de distancia”.

Atendiendo la información a la que ahora estamos expuestos y para no saturar nuestro sistema de salud en 30 días a partir de esta fecha, tratemos de quedarnos en casa. Si así lo hacemos dejaremos constancia de que somos vecinos venidos del siglo 21 y, seguro estoy, nos levantaremos con salud de esta sacudida en la que estamos.

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