Viaje a Estados Unidos en tiempos de Coronavirus

Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino. Por Miguel Calderón

En esta ocasión estoy reportando esta colaboración de radio en vivo vía telefónica tratando de ser un buen vecino. La razón de este cambio de modalidad está en un reciente viaje a la Ciudad de Nueva York, entre el 12 y del 17 de este mes, región con un alta de tasa de contagios del COVID19. Significa haber estado de viaje a Estados Unidos en tiempos de coronavirus.

Esta estancia, en una de las ciudades más emblemáticas de Estados Unidos, fue planeada con fines familiares hace más de 6 meses, tiempo en el cual no existían pronósticos sobre esta pandemia.

Viaje a estados unidos

Con advertencias con el volumen bajo decidimos aprovechar lo boletos de avión, el hospedaje y los tickets a evento entre mi mamá, mis hijas y un servidor. Llegamos a la ciudad de los rascacielos el jueves 12 de marzo y rumbo a nuestro lugar de hospedaje nos enteramos que el nivel de gravedad de la situación de coronavirus obligaba a las autoridades locales a suspender cierto tipo de eventos.

Esta decisión del Gobernador de Nueva York y de su alcalde afectó una obra en Broadway que habíamos reservado y un evento deportivo en el Yankee Stadium. Sin embargo, muchas otras atracciones seguían abiertas. Así fue que fuimos a la estatua de la Libertad, a Central Park, a Times Square, a la terminal del metro más conocida de Ciudad y a las ahora famosas escaleras del Joker, donde grabaron el particular baile de Joaquin Phoenix, último ganador del Óscar a mejor actor de la Academia.

Terminada nuestra accidentada ruta turística emprendimos el retorno en una atmósfera llena de incertidumbre. El 16 de marzo de Nueva York, Bill de Blasio, repitió en varios medios de comunicación masiva “But practice social distancing”, que significa “pero les encargo que practiquen el distanciamiento social”, al tiempo que decretaba el cierre de restaurantes, bares y gimnasios.

En medio de este entorno es que llegamos al aeropuerto John F. Kennedy, uno de los 3 de la Ciudad, para iniciar nuestro itinerario de regreso a Culiacán. Ese vuelo nos llevó a San Diego sin escalas y en Uber nos dirigimos al CBX para pasar abordar nuestro vuelo que nos conectada a Culiacán saliendo de Tijuana.

Al llegar al aeropuerto de Culiacán experimenté algo que nos sucedió en los otros aeropuertos: Un grupo de personas de la Secretaría de Salud de Sinaloa que le formulaban a los pasajeros una serie de preguntas al aire y luego de manera más puntual. “¿Alguien de Ustedes viene del extranjero?”, ¿Algunos de Ustedes ha sentido fiebre, dolor de cabeza o malestar general?”, eran parte del interrogatorio. Mi madre, mis hijas y yo dejamos nuestros números telefónicos de contacto para que nos estén monitoreando acerca de nuestro estado de salud.

Por toda esta narración es que estamos en nuestro tercer día de aislamiento social voluntario, esperando no tener ningún síntoma a lo largo de 14 días consecutivos. Mi hija mayor Melissa, con quien tengo comunicación diaria, está en Barcelona, España, cumpliendo ya una semana de confinamiento.

Hay un deseo inmediato en todo esto y unos más que se enlaza de manera directa. El primer es no dar positivo en coronavirus y el segundo es no contagiar a nadie si esto primero sucede.

Nuestros hábitos, costumbres y tradiciones están en punto paradigmático. El trabajo en casa, el saludo sin contacto físico y la movilidad dentro de las ciudades están por cambiar muchas cosas en nuestra cotidiana. Espero parte de estos cambios lleve consigo un mayor compromiso como buenos vecinos. Yo, por mi parte, estoy tratando de practicar esa parte de buen vecino que quiero tener al quedarme 14 días consecutivos en casa. Desde aquí los saludo con afecto.