Adaptándonos a un Mundo Nuevo

Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino. Por Miguel Calderón

Mundo nuevo en año nuevo. Empieza el último mes del año y con ello llegan las mañanas frescas, pero también una serie de tradiciones, protocolos y costumbres que se cumplen invariablemente.

Ahora se piensa en ajustar a la nueva realidad algunos de estos acontecimientos enfocándose, por ejemplo, en organizar posadas virtuales para disminuir el riesgo de contagios.

Las calles y avenidas de la Ciudad han lucido con mayor tráfico vehicular que el de costumbre por el pago del aguinaldo y las compras anticipadas, sin poder ingresar a tienda alguna sin portar el cubrebocas.

Leí también que la Basílica de Guadalupe permanecerá cerrada durante el 12 de diciembre, invitando a los fieles a realizar sus celebraciones desde casa. Lo que tampoco se ha salvado de sufrir adecuaciones es el ritual decembrino de parte de los gobernantes de informar por sus acciones anuales.

A mitad de esta semana presentó, ante un reducido grupo de personas, en el patio de honor de Palacio Nacional su segundo Informe de Gobierno el presidente de la República. Hoy, esta tarde, hará lo propio el alcalde en el Teatro Griego del Parque Culiacán 87.

Todos estos sucesos son muestra de que la vida no se detiene, que las personas se adaptan a un mundo nuevo. Es prueba de que nosotros, los seres humanos que somos vecinos de Culiacán, estamos viviendo con muchas medidas restrictivas por el COVID, pero al final del día seguimos viviendo, haciendo, moviéndonos.

Consulta Mitofsky, encuestadora de alcance nacional, realiza cada semana desde marzo pasado una indagación telefónica en donde pregunta varias cuestiones sobre el COVID.

Una de las respuestas registró el dato más alto después de 43 semanas: el miedo a morir por coronavirus. El 69% de los encuestados confesó tener este temor. Sin embargo, a pesar de esta ansiedad, la gente está en la calle, en los centros comerciales, en las iglesias y en las fiestas cuando se les invita.

Una de las conclusiones, como lo narraba antes, es que el mundo no se ha detenido, sino que se ha adaptado. ¿Hasta qué punto ejerces la buena vecindad quedándote en confinamiento permanente o saliendo de casa atendiendo todas medidas preventivas?.

No soy dueño de la respuesta más asertiva, pero si me atrevo a imaginar una dinámica que permita un punto medio en el que se respete la sana distancia, nos lavemos constantemente las manos y usemos el cubrebocas como parte de nuestro guardarropa.

Mi hija Melissa me transmitió hace un par de semanas su felicidad por la apertura del gimnasio al que ella asiste como un respiro a su salud mental. A mí me llegó la invitación para ir al Teatro Griego a presenciar el informe del presidente municipal de Culiacán y quisiera tomarlo con la misma felicidad que tomó lo del gimnasio mi hija, pero al menos lo tendré que hacer con responsabilidad.

De modo que, te toque lo que te toque hacer (comprar los regalos navideños, estar en la posada, ir a misa a la iglesia o al informe de gobierno) hazlo con responsabilidad porque esa es una forma de mostrar tu bondad vecinal. Es la entrada a un mundo nuevo.