¡Esa idea es pésima! iniciativas de una ciudad que cuajaron...

Al fracaso parecían condenadas estas iniciativas, que por fortuna, sin embargo, cuajaron.

PARA PONER EN CERO LA TASA DE HOMICIDIOS UNA CIUDAD PAGA A LOS QUE PODRÍAN COMETER EL DELITO DE PRIVAR DE LA VIDA A OTROS, PARA QUE NO LO HAGAN.

La reacción.

¿Qué qué? ¡Pagar a los rufianes para que no se manden al más allá unos a otros? ¡Pero que locura! ¿Qué tipo de mensaje se estaría enviando?

¡Y funcionó!

Diez años atrás la ciudad de Richmond en el Estado de California, tenía 104 mil habitantes y una de las tasas de homicidios más altas de los Estados Unidos.

Eran millones los que se gastaban para contener la violencia y este desenlace que eleva dicha tasa, mucho dinero destinado a campañas de prevención sin resultados. Llegó a ser tan grave la situación que el Ayuntamiento declaró estado de emergencia.

"Mapa de vida" es el plan que  instituyó la ciudad para pagar a los miembros de las bandas delictivas más violentas  por seguir este mapa de vida. Los alejaría de los problemas, el índice de homicidios local se redujo al 77 por ciento de 2007 a 2014. A lo largo del mencionado periodo en el resto de ese país los homicidios aumentaron.

Una idea concebida por DeVone Boggan director de una empresa consultora en orientación juvenil con sede en Oakland, una vez aprobado por el Ayuntamiento su plan, Boggan creó la Oficina de Seguridad de la Comunidad.

Utilizando datos de la policía por parte de la Oficina del Censo de Estados Unidos, según la revista política Mother Jones, se obtenía información en las calles para determinar qué pandilleros tienen más probabilidades de dejar este mundo o hacer que otros lo dejen.

Durante nueve meses hasta 50 de estas personas que pertenecen a pandillas reciben un estipendio de entre 300 y 1,000 dólares (en ese entonces diríamos entre unos $3,240 y $10,800) mensualmente por seguir en el programa.

Además la Oficina del Censo los ayuda a obtener la licencia para conducir o un certificado de estudios de bachillerato. También organizan para ellos clases de control de la ira, capacitación laboral y otros cursos especiales para ayudarlos a adquirir las habilidades útiles y se mantengan alejados de las calles.

Más dinero ganan cuanto más hacen los beneficiarios de este programa para evitar meterse en problemas.

Es muy sencilla la razón de pagar por el buen comportamiento, declaró el criminólogo Barry Krisberg al Washington Post: "Son las drogas un negocio muy peligroso, ellos volverían a traficar con drogas si no podemos estabilizar su situación económica".

Richmond pudo entonces renovar su imagen como una ciudad moderna, gracias a todas estas influencias que se combinaron y ayudaron a que disminuyeran los delitos en ella; *condiciones en el cambio de vida y *la designación de un nuevo jefe de policía que  promovió el desarrollo comunitario.

"Aquellos hombres jóvenes a los que históricamente se les ha imputado la violencia armada en esta ciudad, están tomando mejores decisiones en lo referente a los  conflictos cotidianos", dijo DeVone Boggan al diario Contra Costa Times.

El alcalde de Richmond Gayle MacLaughlin, está de acuerdo. "Nuestra vieja reputación está muriendo" afirmó entonces.

Fuente: Selecciones READER'S DIGEST (versión impresa)

Imagen: TBN