Mientras estudia mercadotecnia, por medio de CONAFE se dedica con esmero a educar niños migrantes de jornaleros

Kate Menor se ha propuesto como meta profesional dejar huella en Villa Juárez, donde vive. Se levanta cada día a las 4 de la mañana para estar a las 5 en la central camionera, viaja a la ciudad de Culiacán para estudiar licenciatura en Mercadotecnia, de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Pero por las tardes educa a niños hijos de jornaleros migrantes.

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En ese tramo su papá la acompaña cada mañana, como la ha acompañado desde que nació en todas sus luchas y retos. En agradecimiento es dedicada y entregada. Sabe lo que han luchado sus padres para llevarla al punto donde ahora está.

Kate Menor, es hija de migrantes avecindados en Villa Juárez. Su padre Eloy, originario de Guerrero, y su madre María Josefina, llegada de Cuernavaca. Él Ingeniero Agrónomo y ella jornalera. Ahí se conocieron, los campos de hortalizas fueron su destino en común.

El mismo destino de más de 25 mil migrantes que cada año llegan a este pantanal ofreciendo su mano de obra en los sembradíos y los empaques. Vienen en busca de oportunidades de vida. Kate lo ha visto desde que nació, por eso dedica sus tardes a educar a los niños hijos de jornaleros.

Se enlistó en el CONAFE para recibir apoyo que le permitiera seguir estudiando. Ha pagado su beca atendiendo a los niños migrantes, y hoy es capacitadora tutor de la misma institución. Más allá de la obligación les comparte su amor y su tiempo. Los niños ven en ella la luz de las letras y la cultura en palabras de muchacha.

A sus 19 años Kate se siente orgullosa de su origen. Le gusta el rol de maestra; algunos de sus niños hablan otras lenguas, representan el orgullo de la sangre auténtica mexicana, las culturas indígenas del sur.

Afirma con emoción que “son niños que tienen muchos conocimientos que al momento de hablar una lengua nativa también están hablando o empiezan a hablar el español, entonces son niños los cuales debemos de tomar mucho en cuenta y aprovechar el máximo de ellos”.

Al oscurecer termina el trabajo con los niños. Regresa a casa para hacer en las noches sus tareas de universitaria y estudiar para los exámenes. Kate es hermana de Moisés y Jesús. Como muchos hijos de migrantes, por ser la mayor, fue su niñera mientras sus padres trabajaban en el campo. Fue su primera cuota social.

Cada vez que sale en la madrugada camino a la universidad en Culiacán va pensando el día que será una mercadóloga, con buen empleo. El día en que iniciará una maestría en finanzas.

Quiere ser recordada por esos niños hijos de migrantes como la maestra buena. Quiere ser recordada por sus familiares y vecinos como mujer, ejemplo de lucha y superación.

“Los niños son un ser puro, que la verdad, cada vez que estás trabajando con ellos te das cuenta que todo lo que tú le has enseñado, ellos de una u otra manera le han entendido, lo pueden explicar, el ver que tú como maestra eres el modelo a seguir de ellos, es algo que sinceramente tiene otro valor en la vida para mí”.

Los niños le roban el corazón.

“Quiero dejar huella en villa Juárez, por el simple hecho de que es un lugar al cual le tengo mucho cariño, mucho respeto. Entonces a todas esas personas, de verdead les digo, ser migrante no tiene absolutamente nada de malo”.

Ayudando en todas sus etapas, será la hija de migrantes que se propuso dejar huella en Villa Juárez, su pueblo de corazón.

Imagen: Christian López