Más de seis mil adictos son atendidos en Sinaloa a causa del cristal...
Por: Juan Francisco Sotomayor
Con el foco inicia la perdida de trabajo, de familias y aumenta “los muertos vivientes” en México.
Ricardo traía ligeras manchas de sangre en la mano y en la rodilla, se apresuró a contar entre risas su inmediata experiencia antes de volver a tomar la cuchara para continuar su turno en la albañilería. En el receso que se tomó, mientras estaba en la casa abandonada, lo sorprendió la policía municipal, y apenas alcanzó a reventar el foco que tenía en las manos para preparar la dosis. Es uno más de los adictos a la droga del cristal en Culiacán.
Pasados los 50 años le dio por entrarle al cristal, ha perdido muchos kilos y parece que ya no se repondrá. Como si se tratara de un acto heroico les cuenta a sus compañeros la habilidad que adquirió para reventar focos estrellados en la rodilla. Dice que por traer un foco con droga de cristal lo pueden llevar a la barandilla, pero por cortarse con los vidrios de un foco no hay delito que perseguir. Ríe como si hubiera aprobado su examen de habilidades, pero con el foco va reprobando en la vida.
Ricardo no le da mucha importancia a las estadísticas, pero ya está en la lista de los “muertos vivientes” de Sinaloa, no pasará mucho tiempo en que empiece a alucinar, que sea detenido por un delito para adquirir su consumo, que deambule como “zombie”, o que muera por sobredosis. Es el fin seguro de su carrera inhalando cristal.
Es que el año 2008 la metanfetamina o cristal era la quinta droga de impacto a nivel nacional en México. En el 2018 fue la segunda droga más impactante después del alcohol.
>>Hablan los que saben del cristal, adictos y familiares
De acuerdo con el registro de ingreso a centros de atención o internamiento, en 2010 eran sólo 3 estados de México los que mayor padecían el consumo de cristal. Para el 2016 ya eran 9, entre ellos: Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Durango, Nayarit, Jalisco, Guanajuato y Colima, según el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (Sisvea).
De 1994 a 2016 sólo el 15.2% de las personas que ingresaba a un centro de tratamiento contra adicciones en México era por cristal. Pero hoy la mayor incidencia de internados es por esta droga.
La Estrategia Nacional de Seguridad Pública que el presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Senado, precisa que no será ni la marihuana, ni la cocaína el principal objetivo del gobierno, sino el cristal: “El combate a su comercio y consumo tendrá la mayor prioridad como problema social, de salud pública y de seguridad, dada la violencia que su consumo genera”.
"No necesitas más excusas para estar en Narcóticos Anónimos"
En Sinaloa el internamiento en centros de rehabilitación se da mayormente contra la voluntad del adicto, el cual es llevado por sus familiares, precisa Christian Aldo Muñoz Madrid, Comisionado del Consejo Estatal para la Prevención y Tratamiento Contra las Adicciones en Sinaloa.
Señala que en la entidad se han censado más de 127 centros residenciales contra las adicciones. Dijo que en estos centros se atienden en promedio unos 6 mil adictos, los cuales durante su internamiento dejan de ser un problema social, porque se evita que estas personas cometan delitos para el consumo de droga.
El funcionario de salud comenta que los adictos que llegan a los centros contra las adicciones en todo el país “tienen un 70 por ciento de recaídas, debido a que el consumo de sustancias es decisión de cada persona y aunque hacen todo lo posible por ayudar, si la persona no quiere ser ayudada no se puede hacer nada”.
En los grupos de Narcóticos Anónimos identifican a la autoaceptación del adicto como un problema para la recuperación. Un amigo de este grupo comenta que el adicto piensa que su único problema es el consumo de drogas, pero niega el hecho que su vida se ha vuelto ingobernable. Al ser señalado por sus familiares acerca del desorden que le rodea, “el adicto suele sentirse irritable, crítico descontento, deprimido o confundido”, porque no se acepta a sí mismo.
Ricardo cree que gana fuerza para trabajar de albañil consumiendo cristal, pero está perdiendo la vida. Si sus familiares no se apresuran a llevarlo para recibir atención, pasará como “muerto viviente” dejando en sus familiares dolor y pesar.