Quien viaja en el mundo de las drogas esperando un cambio en su vida, la reversa es el mejor cambio que pueden usar para volver a vivir.
Por: Kenia Meza
Crecer en un contexto influenciado por el narcotráfico, puede ser un factor para que una persona pruebe sustancias. Y aunado a los pleitos familiares y la separación de un ser querido, pareciera que es un buen justificante para perderse en las drogas, pero es la peor decisión. Esto fue lo que le pasó a Alonso Aceves, quien por huir de la locura que vivía en casa, terminó con la paranoia de las drogas.
“Escuchaba, miraba cosas, que me correteaban, ya he conocido un poco la locura (...) Marihuana, alcohol, cocaína, tachas, éxtasis y metanfetamina, que es donde realmente ya me empecé a perder muchas cosas de mi vida. Vivía para consumirla y la consumía para vivir, y para hacer todo”, confiesa Alonso Aceves.
“¿No pasa nada?” se pregunta la asociación Malala Academia en relación a los efectos de las drogas en los jóvenes, en sus familias y en su ciudad. Y para mostrar la realidad de este mundo, nos comparte el testimonial número diecinueve de la segunda temporada de la serie.
Conoce su historia completa:
Con esta campaña de prevención, Malala Academia busca generar conciencia sobre el consumo de drogas, el daño que provoca, y todo lo que pierden las víctimas de las drogas.
De esta manera, exhorta a la sociedad, medios de comunicación e instituciones a sumarse para disminuir los niveles de drogadicción en México. Y tú, ¿crees que “No Pasa Nada”?.
Ver camiones llenos de marihuana, era algo normal en la ciudad en la que Alonso vivía. Y más aún, consumir esta droga se convirtió en ‘toque’ de cada día para intentar olvidar los problemas que tenía con su papá.
La marihuana si sirvió para que al principio Alonso olvidara sus problemas, al grado que lo único que importaba era el consumo y nada más. Él no podía asistir a ningún evento social sin sustancias en el bolsillo, y por ende, las drogas se convirtieron en su fiel compañera y en la causa de su aislamiento familiar.
Una meta tenía en claro “drogarme hasta donde tope”, así que la marihuana ya no fue suficiente. Cayó en la red del alcohol, la cocaína, las tachas, el éxtasis y la metanfetamina. Sin duda, una locura singular.
En medio de la locura, Alonso Aceves no logró visualizar que su paranoia rompía lazos de amor, hasta que ésta lo llevó a imaginar que alguien le quería hacer daño. Ese fue el momento para dejar la psicosis de las drogas y cambiarla por abrazos de afecto.
Hoy, Alonso se encuentra en otro nivel. La locura de las drogas sólo es un recuerdo y un aviso de lo que puede pasar. Por lo que, el deseo por volver a ver a su hermana, quien creía y se preocupaba por él, lo impulsa a no darse por vencido.
Del lado de la cordura, de donde nunca debió haber salido, Alonso espera que regrese su hermana a México para que conozca la nueva versión de sí mismo, y que la locura del hogar se transforme en convivencia fraternal.
Quien viaja en el mundo de las drogas esperando un cambio en su vida, la reversa es el mejor cambio que pueden usar para volver a vivir.