El camposanto de la sindicatura de El Verde resguarda bastante antigüedad en su interior, sus tumbas son un claro ejemplo de monumentos en los que la historia permanece intacta...
Por: Juan de Dios “Robbin” Chávez
El camposanto de la sindicatura de El Verde resguarda bastante antigüedad en su interior, sus tumbas son un claro ejemplo de monumentos en los que la historia permanece intacta, además de poseer algunos datos curiosos que pueden generar asombro.
La primera tumba que despierta admiración es la que presenta una placa de mármol blanco con el nombre del difunto y una fecha que data de 1816, es decir, 205 años atrás.
Pero esto fácilmente se puede explicar, en el epitafio se aprecia un ligero error de pintura, lo que provocó que el 9 se visualice como un 8; aparentemente la fecha de 1816 en realidad es 1916.
Además es prácticamente nulo encontrar un panteón civil antes de 1860, ya que a partir de esa fecha se crearon los recintos funerarios por decreto de las Leyes de Reforma promulgadas por el Presidente de México Benito Juárez.
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Otra cosa que cabe mencionar, es que debajo de la placa se encuentra otra que corresponde a la viuda del difunto y la diferencia en las fechas de fallecimiento no concuerda, siendo la clave para resolver este supuesto misterio.
Hay una serie de tumbas que datan de 1916, es probable que las personas que fallecieron durante ese año fueron víctimas de la gripe Española; una pandemia causada por un brote del virus de la gripe tipo A, subtipo H1N1.
Entre 1916 y 1920 acabó con la vida de millones de niños, jóvenes y ancianos, incluso animales como perros y gatos. Se considera una de las pandemias más devastadoras de la humanidad.
Otra tumba interesante es la que pertenece a familiares directos del General Domingo Rubí, Benemérito del Estado. Recordemos que Rubí se casó con Librada Velarde nativa de El Verde y vivió sus últimos días en una vieja construcción en el centro del pueblo.
La tumba resguarda restos de algunos miembros del apellido Rubí, en una de las placas de mármol se observa una fecha de fallecimiento de 1894, sin embargo, es posible se haya realizado otra sepultura antes de esta fecha, esto se deduce debido a que la placa se encuentra rota y solo se observa la mitad.
El diseño de la tumba no corresponde a la época, probablemente se construyó o remodeló después de las sepulturas posteriores. Todo lo anterior nos lleva a contemplar diferentes estilos arquitectónicos en las tumbas, que van desde elegantes pedestales de gran altura hasta sarcófagos combinados con obeliscos fúnebres.
Riqueza artística que se plasmó en cada una de las más de 40 tumbas antiguas que rebasan el siglo de existencia, muchas en avanzado estado de deterioro que permanecen en el olvido dentro del panteón.
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Para finalizar, es necesario hacer mención a dos tumbas muy notorias que expresan un significado profundo a través de su edificación, las dos comparten una similitud en su construcción, una base que asemeja un pedestal en forma horizontal; en la primera de estas se proyecta un árbol truncado a la mitad o un tronco, que significa que la persona ahí sepultada falleció joven y dejó proyectos inconclusos en su vida, los restos de Rafael Andreu descansan ahí, su apellido de origen griego no aparece en los registros de la actualidad.
La otra muestra una escultura con la forma de un ataúd o caja fúnebre, que representa el gran dolor que dejó esta persona en su familia por su inesperada partida.
Sin duda, el panteón de El Verde es un libro abierto que guarda en sus páginas cientos de hazañas e historias.
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