Camila de Carmo

Cuando vi el cabello afro, rebelde y esponjado de Camila en una foto de Instagram por sugerencia aleatoria, no pude evitar acordarme de aquella chica que era mi mejor amiga durante la universidad y que aún lo sigue siendo. Entré a su perfil, intuida solo por su mirada y sonrisa.

Por: Mónica Peverell

Cuando vi el cabello afro, rebelde y esponjado de Camila en una foto de Instagram por sugerencia aleatoria, no pude evitar acordarme de aquella chica que era mi mejor amiga durante la universidad y que aún lo sigue siendo. Entré a su perfil, intuida solo por su mirada y sonrisa.

Al entrar vi que decía “Viva México”, luego pulsé la primera historia destacada y noté que mencionaba locales culichis, así como también hablaba de “plebes” aunque algunos pies de foto y otras publicaciones estaban en portugués. Entonces me di cuenta que era una brasileña.

Y nuevamente pensé, al igual que con Marina, la chica ucraniana famosa de Tik Tok.¿Vive en Culiacán? ¿Por qué los extranjeros vienen a vivir a Culiacán? ¿No han funcionado los medios luego de mal promocionar nuestra ciudad y estado? Así que esperanzada le envié un mensaje con la intención de investigar el porqué; por simple curiosidad y aventura. Luego de unas horas ella, muy amablemente me respondió y nos pusimos en contacto.

Su nombre completo es Camila de Carmo Miranda, tiene 33 años y llegó a México hace años, por allá en el 2015; desde siempre quiso realizar obras de voluntariado en otro país de lengua hispánica, así que simplemente un día tomó la decisión, comenzó a buscar por Facebook y encontró a una chica que ya se situaba en la ciudad de Culiacán, Sinaloa.

Quien la puso en contacto con las personas que le ayudarían a ser parte de estos programas. Y sin investigar más, sobre la información mediática a la que ya estamos acostumbrados, determinó que se vendría a la capital sinaloense, renunciando así a la empresa americana donde trabajaba. En la ciudad de São Paulo, Brasil.

“Yo no me imaginaba lo que era Culiacán, en mi mente, cuando mencionaban México, yo sólo podía pensar en Cancún y Los Cabos, que es lo que todo mundo habla; entonces para una chica extranjera que no ha investigado absolutamente nada, todo estaba cerca; por eso creo que cuando las cosas tienen que ser, son y punto.”

A la chica pauslatina le tomó solamente un mes inscribirse al programa de AIESEC, alistar sus documentos, encontrar donaciones y llevarse en sus maletas el sueño de poder ayudar a otros; en este caso el proyecto que le asignaron atendería a niños, hijos de jornaleros que venían del estado Veracruz.

“Yo le avisé a mi familia que me iría a otro país, México en este caso: ustedes saben que yo soy del mundo y quiero hacer trabajos voluntarios, sé que puedo hacerlo en mi país, pero yo deseo irme a otro lugar y que hablen español y elegí a México”.

Ya con maletas y boletos listos, Camila recordó a la chica que encontró en Facebook, recordó que mencionaba en sus publicaciones, que además de bonita la ciudad era barata, así que en ese momento pensó en buscar lugares para hacer turismo, pues, era una información que no recordaba haber leído.

“Pensé en buscar hacer turismo, y fue la primera vez que tuve la idea de buscar en Google: Culiacán, Sinaloa. Y lo primero que vi, ya sabes, ¡Balacera! ¡Narco! ¡Matanzas! Ingatu, mi madre no me va dejar salir de aquí si se entera”.

Con toda la mala promoción que se hablaba en el internet de la ciudad de Culiacán, pensó en no contarle a nadie sobre todo lo que acababa de leer, para no asustarlos y mucho menos preocuparlos, pues de cualquier forma la decisión, los boletos, las donaciones y las maletas ya estaban listas y ella dejaría su tierra natal en São Paulo sí o sí.

“Si le contaba a mi madre ella sin duda diría no, a pesar de que tenía 27 años, si le contaba a mis amigas ellas me dirían que no, así que simplemente pensé en irme calladita la boca, mi mamá es una persona muy noble, confió en mí; le dije que me iría a México y más o menos le di la ubicación”.

Camila llegó en septiembre del 2015, tremendo calor que hace en estos meses; pero para ella, en su ciudad el frío era insoportable, así que sus maletas estaban cargadas de ropa por si acaso el frío estaba igual, se llevó una gran sorpresa, por supuesto.

En el programa de voluntariado para intercambios extranjeros les daban la posibilidad de vivir con familias anfitrionas, cuenta sin duda que fue toda una experiencia, se mantuvo así por seis meses, yendo de la casa donde se encontraba, para ir a la central y de la central hasta un campo agrícola en Navolato, pues el proyecto se desarrollaba en este municipio.

“Yo tenía que desarrollar actividades educativas para ellos, juegos y enseñanza, también les enseñaba un poco de inglés, aunque era complicado ya que muchos no hablaban español y yo tampoco, así que era difícil por esa parte.

El proyecto trataba de situar a los niños en lo que eran: NIÑOS. Por el contexto en el que se encuentran su único sueño era ser buchones y buchonas, mi trabajo al igual que los demás voluntarios era devolverles su niñez; fue un periodo muy bonito, el trabajo del traslado, los campos agrícolas y la situación de los niños, me enseñaron a valorar muchas cosas, aprendí mucho con ellos”.

Cuando la chica brasileña me contó que vino a México apenas sabiendo un poco de español no pude evitar preguntarle si no tuvo ninguna dificultad por confundir palabras entre su idioma y el nuestro, pues al fin y al cabo ciertas palabras suenan bastante similar, a lo que me respondió.

“Si, como no, déjame te cuento que también tuve la oportunidad de ofrecer clases de portugués en el Centro de Ciencias antiguo a jóvenes entre los 12 y 16 años, ahí cuando llegué y me presenté mi nombre, mi edad, lo que había hecho, etc. También me preguntaron que más me gustaba hacer aparte de trabajar y viajar, a lo que yo muy confiada les respondí que amaba hacer ejercicio: ¡A mí me encanta ir a coger, coger en la tarde, coger en la noche, coger por el jardín Botánico, coger en la playa! Imagínate Mónica, hasta el día de hoy me sigue dando pena, yo no sabía que por la dependiendo de la forma y la pronunciación tenía otro significado, en Brasil es “COGER” y aquí es “CORRER” y yo no sabía”. También me contó un poco más que no podría mencionar aquí.

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Reímos mucho luego de sus curiosas anécdotas sobre la confusión de palabras y pronunciaciones. Camila cuenta que durante este periodo Camila conoció a través de una aplicación a un joven con quien aceptó salir, con miedo por su puesto, ella una chica extranjera que sabía todo lo que ocurría en la ciudad, hablando apenas un poco de español y alejada de toda de su familia, aun con todo esto aceptó ir.

Platica que comenzó su relación y fue funcionando perfectamente, incluso dice que cuando su programa terminó ella tuvo que regresar a Brasil, y así mantuvo una relación a distancia de dos años, allá pudo conseguir un trabajo en una empresa extranjera que para su suerte estaba vinculada con México y así fue como pudo regresar para continuar su relación y casarse en el 2018. Esta vez dispuesta a quedarse a vivir en Culiacán.

“Ya tengo tiempo aquí, me encanta la ciudad y al igual que todo hay cosas que no me gustan, alguna gente que es prepotente a veces, me cuesta mucho manejar aquí, me da miedo, fuera de eso amo Culiacán, es la mejor experiencia, me encanta defender la que es mi ciudad hoy, la comida me encanta, sobre todos los mariscos, como mi ciudad natal es un lugar grande, yo no sabía lo que eran mariscos frescos, así que hasta los 27 años, yo los odiaba; pero la primera vez que probé acá un camarón con coco, sentí que volé, no podía creer lo que estaba comiendo, y me enamoré, simplemente así, la gastronomía me encanta”.

Actualmente la chica ya tiene su residencia permanente en México, vive en Culiacán, está casada, trabaja en Home Office para una empresa americana. Hablar con Camila a pesar de nunca haberla conocido antes, fue sumamente acogedor, es una persona afable, a quien agradezco enormemente el honor de tener esta charla.

Es maravilloso poder escuchar las experiencias de otros ajenos a la ciudad aún con toda la mala fama que se nos da, es claro que la calidez de nuestra gente siempre será más fuerte que cualquier mala promoción.

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