Hace más de 20 años Gabriel se dedica a embellecer recuerdos familiares mediante la xilografía. Es un artista de la madera.
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Hace más de 20 años Gabriel se dedica a embellecer recuerdos familiares mediante la xilografía. Es un artista de la madera.
La Xilografía es una disciplina artística que consiste en la grabación sobre madera. A pesar de que esta técnica de grabado procede de China y según los registros más antiguos son anteriores al año 220, en Navolato Gabriel López Páez se dedica a la elaboración de trabajos utilizando su habilidad para darle vida al arte.
Para Gabriel, la xilografía llegó de manera inesperada. No es una habilidad que buscó desarrollar, sino que los caminos de la vida lo llevaron a encontrar el arte.
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Hace 20 años, Gabriel era el cantante de la banda Unión 2000, cuando en una de sus presentaciones en Costa Rica conoció a Antonio Hinostroza, un hombre de origen colombiano que labraba la madera con gran talento.
“Yo había ido a cantar a Costa Rica, allá en Culiacán, cuando vi a un señor haciendo uno de sus trabajos. Solo le dije, qué bonito está su trabajo, yo quiero aprender”.
Y así, como una simple muestra de curiosidad es que Gabriel llegó a convertirse en un artesano.
Con toda disposición, Antonio respondió “Si quiere aprender, yo le enseño”. Sin saberlo, además de su maestro, se convirtió en su entrañable amigo y guía en esta labor.
“Toño”, como lo llama, le fue mostrando paso a paso cada uno de los procedimientos y técnicas a seguir.
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El vecino de la colonia Calderón, poco a poco, a través de la práctica fue mejorando su labor. Empezó con lo que él llama un trabajo sencillo. Tomó la fotografía de una de sus hijas y empezó a trabajar.
Al día de hoy, después de 20 años, ese trabajo continúa intacto, con una belleza sublime y una pulcritud que parecería recién elaborado.
Es que cuando las cosas se aprenden bien y se hacen con pasión, el resultado se mantiene a pesar de los años.
A sus más de 60 años, Gabriel asegura que le encanta su trabajo.
Comenta que al tomar entre sus manos el cromo a realizar, llega a su mente la idea perfecta para ese ejemplar en específico, que con la segueta va haciendo los cortes específicos para resaltar la belleza que convertirá en arte.
“De verdad que me encanta mi trabajo, realizar el proceso paso a paso me hace sentir muy bien. Hacerlo como Toño me enseño es una manera de rendir homenaje a ese hombre que con paciencia dedicó su tiempo para que yo pudiera aprender”, dice con voz de nostalgia al recordar a su amigo.
Los trabajos de xilografía que Gabriel realiza presentan un nivel admirable de detalle. Especialmente en las texturas; por ejemplo, las aves tienen las plumas bien definidas, es posible apreciar cada ladrillo de los muros, y las plantas exhiben un gran número de hojas independientes.
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Claro que con esto vuelve aún más impresionante el trabajo que el xilógrafo de Navolato realiza, ya que el tallado en madera de todos esos elementos requiere una dedicación y precisión sin igual.
Precisión que encanta a los maravillados ojos que aprecian el trabajo. Es tanto su éxito que sus amigos y clientes lo buscan para enmarcar sus más bellos recuerdos.
“Este trabajo lo hago en fotos, en recuerdos de las bodas, quinceañeras, y todo lo que deseen se puede hacer”, señala.
Es tal su habilidad que en una semana puede realizar hasta seis cuadros, asegura que es porque le encanta, pero más que la fascinación, es su dedicación y pasión para trabajar la madera con singular perfección.
Continuar realizando estos trabajos es su deseo. “Mientras las vista no me falle y el movimiento de los brazos continué firme seguiré haciendo esto. Yo qué más quisiera que fuera por muchos años más”, dice con resignación.
Le produce nostalgia recordar al buen “Toño”, que según Gabriel dedicó gran parte de su vida a la enseñanza de este oficio, pero que con tristeza recordaba que nadie lo practicaba.
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“Para Toño era muy triste que después de haber enseñado a tantas personas nadie lo llevara a la práctica, salvo algunas personas que lo utilizan como taller y están presos”, señala Gabriel.
En muchas ocasiones, las puertas del éxito le han sido abiertas, ha participado con sus trabajos en exposiciones en diversos lugares del país y su trabajo es reconocido como uno de los mejores por tal precisión.
“Enamorarte de tu trabajo para que lo hagas bien y serás reconocido a donde vayas.Yo lo hago con mucha dedicación, pero lo que más disfruto es cuando la gente lo tiene y reconoce su valor”, dice con una sonrisa.
Debajo de la sombra de un mango, en medio de la naturaleza, Gabriel perpetúa los recuerdos de sus clientes en atractivos grabados en relieve. Fotografía y madera definen el nuevo oficio del artista de Navolato.