La mayoría de las personas con discapacidad cognitiva no tiene trabajo en México, debido a prejuicios, no a escasez de talento, advierte la OIT.
Por: Juan Francisco Sotomayor
La mayoría de las personas con discapacidad cognitiva no tiene trabajo en México, debido a prejuicios, no a escasez de talento, advierte la OIT.
El empleo a personas con síndrome de Down en México es el gran reto. Desafortunadamente, la exclusión laboral se debe mucho más a prejuicios que a escasez de talento, como en el caso de quienes tienen síndrome de Down, apunta la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En el marco del Día Mundial del Síndrome de Down, Beatriz Achirica, directora general de la fundación Daunis, opina que la poca apuesta por la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual –como las personas con Down– por miedo y desconocimiento.
“Por las creencias que se manejan de manera global acerca del término discapacidad, el hecho de verlas en una situación de deficiencia hace pensar que son personas improductivas”, expresa.
El largo camino por la inclusión
Según apuntes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México, Las personas que viven con esta condición o algún tipo de discapacidad también se encuentran desfavorecidas en el ámbito laboral, las tasas de empleabilidad se reducen en un 53% para hombres con discapacidad, así como 20% menos probabilidades de conseguir empleo para una mujer con discapacidad.
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Dentro de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las tasas de empleo para una persona con discapacidad son de 44%, un poco más de la mitad que le corresponde a una persona sin discapacidad que es del 75%.
Sólo 1 de cada 10 personas con discapacidad cognitiva o mental tiene empleo en México, estima el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). El resto, depende económicamente de otras personas, lo que los pone en mayor riesgo de vivir en la pobreza.
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Desafortunadamente, la exclusión laboral se debe mucho más a prejuicios que a escasez de talento, como en el caso de quienes tienen síndrome de Down, apunta la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En Daunis, por su historia, saben que la inclusión laboral de personas con discapacidad no es una laboral sencilla.
Esta fundación nació en Guadalajara en 1992, después de que Diego Merino Govea, un joven con síndrome de Down, se deprimiera porque que sus hermanos tenían una vida normal (trabajo, pareja, fiestas, estudios) y él no.
Diego quería trabajar, pero al no encontrar oportunidades, sus padres decidieron apostar por un taller de tamales en el que no sólo emplearon a su hijo, sino a más jóvenes con Down. Así nació Daunis.
Actualmente la fundación opera en la Ciudad de México. Desde 2011 ha logrado colocar a 110 jóvenes con discapacidad intelectual en el mercado laboral y capacita cerca de 40 jóvenes por año.
Para lograr el empleo a personas con síndrome de Down se necesita un entrenamiento colectivo. Una vez que los jóvenes están listos, son vinculados a empresas para que cubran vacantes reales.
“No son vacantes especiales, es la inclusión a las vacantes que tienes porque las personas están absolutamente capacitadas para desempeñar las funciones para las que se postulan”, dice Achirica en entrevista con con El Economista.
Algunos lugares que ofrecen empleo a personas con síndrome de Down son: Café Café, en la Ciudad de México; Coffee Córdica 21, en Jalisco, y Cafetería Le Amour 21, en Nuevo León. A través de Daunis, algunos jóvenes han ingresado a trabajar a empresas como Coca Cola y Toks.
De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSa), en el 2018 nacieron en México 689 bebés con síndrome de Down, de ellos, 351 son niñas y 338, niños -último dato oficial disponible-. A nivel mundial, la Organización para las Naciones Unidas (ONU) estima que la incidencia es de entre 1 de cada 1,000 y 1 de cada 1,100 recién nacidos.
El síndrome de Down es una condición, no una enfermedad. Se trata de una diferencia genética de 47 cromosomas, en lugar de los 46 que usualmente se forman. También se conoce como trisomía 21 debido a que ese cromosoma extra generalmente es una copia del 21.
En el marco del Día Mundial del Síndrome de Down, Beatriz Achirica, directora general de la fundación Daunis, opina que la poca apuesta por la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual –como las personas con Down– por miedo y desconocimiento.
“Por las creencias que se manejan de manera global acerca del término discapacidad, el hecho de verlas en una situación de deficiencia hace pensar que son personas improductivas”, expresa.
El síndrome de Down es una condición, no una enfermedad. Se trata de una diferencia genética de 47 cromosomas, en lugar de los 46 que usualmente se forman. También se conoce como trisomía 21 debido a que ese cromosoma extra generalmente es una copia del 21.
“Sin embargo, esto no es claro para todos. Por ejemplo, la Ley para la Atención Integral de las Personas con Síndrome de Down de la Ciudad de México señala a ese síndrome como un padecimiento médico, “y no una discapacidad producto de la sociedad”.
Esta definición fue impugnada por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, organismo que presentó en el 2018 una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que el marco legal sea modificado.