Hace 40 años María Nela y su esposo formaron el negocio La Paloma donde ofrecen las mejores carnitas de puerco en Altata
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Altata, Navolato.- María Nela Sánchez Ramírez es un ejemplo de perseverancia para todos en Altata. Desde muy joven la altateña unió su vida a la de Héctor Sáinz Val. Juntos formaron una familia y trabajaron para sacar adelante a sus cuatro hijos.
Héctor, tuvo la idea de establecer un negocio de venta de carnitas, chicharrones, asientos y manteca de puerco. Por aquellos tiempos, no había muchas opciones de comercio en Altata. O te dedicabas a la pesca o al comercio de mariscos. Pero la sangre serrana de Héctor, originario de Cosalá lo hizo tener una idea que compartió con su Nelly. “Vamos a poner un negocio diferente”, dijo a su mujer.
Animada y a la vez preocupada por el reto que tenía enfrente, Nelly aceptó y fue aprendiendo del experto.
“Yo no sabía nada del puerco, mi esposo fue el que me enseñó a hacer todo, él era el que se encargaba de hacer la fritanga. Los chicharrones, las carnitas, los asientos. Todo”, dice María Nela.
Según los clientes, las carnitas de “La Paloma”, son las mejores que han probado. Cuando Nelly inicia el proceso, a pocos minutos, del cazo sale un aroma exquisito. Todo el malecón se llena de un rico olor a chicharrón recién hecho.
No hay quien se resista y no desee deleitar su paladar con uno o dos taquitos de carnitas o chicharrones.
Durante sus más de 40 años de matrimonio, Nelly era la ayudante de Héctor en todo el proceso, pero no fue hasta hace un poco tiempo que tuvo que hacerse cargo del negocio ella misma.
“Hace apenas tres años que mi esposo falleció. Cuando enfermó tuvimos que atenderlo e ir a Culiacán a que recibiera sus hemodiálisis, ese tiempo no trabajamos, pero al fallecer me dejó este negocio”, recuerda con pesar.
Fue un proceso largo y cansado, pero a María Nela y Héctor no les faltó la fe para luchar por la salud y con la ayuda de sus hijos fue que lograron salir adelante.
Cuando finalmente Héctor perdió la vida, María Nela regresó a su hogar. Volvió a su tierra para seguir esforzándose por salir adelante.
“Ya cuando falleció mi esposo tuve que hacerme cargo yo misma de todo el negocio. Sí ha sido pesado, pero en realidad es algo que me gusta, lo disfruto, me distraigo y no estoy sola”, dice con una sonrisa.
Y como bien dice; No está sola. Sus cuatro hijos, aquellos niños a quienes educó y crio con amor, ahora son hombres y mujeres que no dejan de ver por el bienestar de su madre.
“Mis cuatro hijos están al pendiente. Cuando tienen descanso en sus trabajos vienen y me visitan, o me llaman, pero siempre están atentos”, dice con la satisfacción de haber criado hijos responsables.
Además, asegura que una de sus alegrías son sus tres nietos, quienes llegan a llenar su vida de felicidad y risas.
“Tengo tres nietos, uno de 3, otro de 10 y una de 14. Cuando vienen a la casa me siento muy feliz. Ellos son mi felicidad”, dice con anhelo la joven abuelita.
Con sus nietos comparte historias, recuerdos y la enseñanza de ser personas de bien para la sociedad.
Les inculca el valor del trabajo para que así como ella, aprendan a salir adelante por sus propios medios.
“Yo tuve que aprender a salir adelante por mí misma, igual deseo que mis hijos y nietos aprendan a hacer lo mismo. Es lo mejor que puede sucederle a alguien en la vida”, dice.
Y sacar adelante un negocio como el suyo no es tarea sencilla. Para Nelly, el día inicia a las 4 de la mañana. Prepara las salsas, pica cebolla, parte repollo, corta la carne y saca los utensilios para trabajar.
“Le pongo la manteca al cazo, le echo la carne y ahí empiezan a llegar los clientes. Tengo muchos clientes gracias a Dios. Algunos vienen desde Culiacán, de Navolato y así de todas partes”, dice mientras revuelve el cazo de las carnitas con una gran cuchara.
“Esto es mi trabajo, aquí me distraigo también, me gusta mucho lo que hago. Ahora esta es mi vida en Altata”, dice.
A la orilla del Malecón están las carnitas “La Paloma”, las que atiende María Nela. Ese es su negocio, con la ayuda de sus hijos trabaja para deleitar el paladar de todos en Altata.
Es una madre que ya terminó la crianza, a la vida le debe grandes recuerdos de felicidad. Ella sabe de desafíos y de retos. Desde las 5:00 de la mañana María Nela le pone sabor a las carnitas y chicharrones en Altata. Es el sabor de Sinaloa a la orilla del mar.