Casa Estudio, una joya de la arquitectura que pasa desapercibida en la Ciudad de México

Barragán utiliza luces, sombras, texturas, grosor de muros y volados para jugar con las proporciones del espacio e invitar al visitante a una reflexión e inmersión dentro del edificio.

Por: Mariana Sarahi Díaz Contreras

La Ciudad de México está repleta de edificios icónicos que forman parte del paisaje urbano de la ciudad. Todos ellos pueden ser reconocidos a plena luz del día e incluso son representantes de la arquitectura mexicana al mundo. No obstante, algunas veces las mejores obras están ocultas tras una fachada simple, esperando a ser descubiertas. Este es el caso de la Casa Estudio de Luis Barragán, una obra poco conocida para el público en general pero reconocida mundialmente por arquitectos y diseñadores.

La Casa Estudio se encuentra oculta entre las calles de la delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México. Sin embargo, sus puertas están abiertas para los amantes del arte que quieran descubrir sus secretos. 

Luis Barragán (1902-1988), es uno de los arquitectos más famosos en el mundo por ser el único mexicano en ganar un Premio Pritzker, el equivalente del Nobel en la arquitectura, en 1980. Esto gracias a que sus múltiples obras revolucionaron el movimiento moderno y consolidaron un estilo propio característico.

Interior de la casa de estudio de Luis Barragán. Foto: Time Out México

Su trabajo toma inspiración de la naturaleza y es considerado minimalista, con elementos que recuerdan a la arquitectura mediterránea pero sin dejar de lado la estética mexicana. Esto se puede ver a traves de sus colores vibrantes tan característicos del arquitecto como el rosa, amarillo, verde, azul y naranja, así como con el uso de los cuerpos de agua dentro de las edificaciones.

Barragán utiliza luces, sombras, texturas, grosor de muros y volados para jugar con las proporciones del espacio e invitar al visitante a una reflexión e inmersión dentro del edificio. Es decir, Luis Barragán no solo logra construir elementos estéticamente bellos y funcionales, sino que invita al público a involucrarse y replantearse el concepto de espacio. 

Todos estos elementos se ven reflejados en la Casa Estudio que el arquitecto diseñó y construyó entre 1947 y 1948 como su propia vivienda. El edificio cuenta con 1,161 metros cuadrados y fue construido con concreto armado, lo que genera que la casa pase desapercibida por el exterior y se confunda con las demás viviendas.

Al ingresar a la casa la primer habitación que encontramos es el vestíbulo, con un vibrante color amarillo la luz del exterior crea un espacio de espera cálido y da el primer vistazo de lo que se espera en las demás habitaciones: muros de concreto, pisos de madera y revestimentos de piedra.

Al seguir el recorrido nos encontramos con un pasillo color rosa suave que, combinado con piedra volcánica, crea una ilusión de estar en el exterior y hace referencia a las edificaciones prehispánicas. El siguiente espacio es una estancia-biblioteca de doble altura que está dividida por muros bajos y tiene vista al jardín, lo que genera unidad entre la edificación y la naturaleza.

Otro espacio fundamental es el patio de las ollas, el cual incluye una fuente y da privacidad al estudio. Pasando al segundo nivel encontramos dos dormitorios con vista al jardín privado y luz amarilla que es reflejada desde los niveles inferiores. Finalmente, nos encontramos con una terraza que juega con los colores utilizados en el interior de la casa y es el broche de oro que cierra el recorrido de la famosa Casa Estudio. 

El conjunto de todas estas habitaciones crea una experiencia única que solo las obras de Barragán ofrecen. Tan importante es la obra que en 2004 la UNESCO reconoció la trascendencia internacional de la Casa Estudio al nombrarla Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Es por esto que el museo es imperdible para los arquitectos, diseñadores o público curioso que quiera visitar una de las últimas obras del gran arquitecto Luis Barragán. Sin embargo, es importante planear la visita con anticipación pues los boletos se obtienen por reservación en la Página oficial y están sujetos a disponibilidad.

Así que aparta un fin de semana para explorar esta joya arquitectónica de la Ciudad de México. 

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