Historia y Preparacion del Café de la Olla

Por: Ana Vega

Mucho de nosotros acostumbramos a preguntar cuando visitamos fondas para desayunar si cuentan con café de la olla, y cómo no recurrir a este, que con su increíble sabor nos abraza el corazón con cada sorbo y nos caliente el alma con su rico sazón.

El café de olla se originó entre 1910 y 1917 durante la Revolución Mexicana, cuando las “Adelitas” ante la necesidad de preparar a los combatientes para las rondas nocturnas les daban café para mantenerlos despiertos y este al ser viejo y recalentado por el bajo presupuesto que se ocasiona en tiempos de guerra; se mezclaba con especies con la intención de hacer que este supiera mejor.

Tanto fue el gusto por este que él mismo rápidamente cobró popularidad y hasta la actualidad es una popular bebida dentro de la gastronomía mexicana.

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Esta deliciosa bebida recibe su nombre de la tradición de hacerlo en olla de barro y servirlo en jarritos del mismo material. Su elaboración es sencilla y para su preparación solo se requiere de los siguientes ingredientes: 

  • Agua, café, canela y piloncillo. 

El primer paso para su producción es hervir el agua junto con el café para que este suelte su sabor y una vez este se reblandezca verter los demás ingredientes y dejar reposar; para finalmente servirse con ayuda de coladera.

Aunque se ha visto una disminución en su consumo en años pasados es importante promover esta joya gastronómica e inculcar a las generaciones más jóvenes de México el valor e historia de este y la importancia de su preservación para el que las futuras generación también puedan degustar y disfrutar de él.

Porque sin duda un desayuno sin un café de olla no es lo mismo, y es que este es sinónimo de casa, comunidad, comodidad y tradición e historia.

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