El Puente Negro de Culiacán

Ferrocarril Sud Pacífico

Por: Jaime Félix Pico

Por Jaime Félix Pico

Del libro Sinaloa  Historia y Destino, de Herberto Sinagawa Montoya, transcribo la  siguiente cita: “El 27 de octubre de 1904, la Southern Pacific Co. obtuvo de la Secretaría de Fomento una concesión por 99 años para construir y explotar una vía férrea subdividida en los siguientes tramos: del Puerto de Guaymas a la ciudad de Álamos, de Álamos a la ciudad de Culiacán, de Culiacán a Mazatlán, de Mazatlán a Tepic y de Tepic a Guadalajara…..Los técnicos del Southern Pacific, norteamericanos en su totalidad tuvieron que enfrentar a graves problemas técnicos en la construcción de los puentes sobre los caudalosos ríos sinaloenses”.

Esta cita testimonia el origen de esta gran obra de ingeniería ferroviaria realizada a principios del siglo XX durante el gobierno de don Porfirio Díaz, y el de Francisco Cañedo, gobernador de Sinaloa, la cual abrió los horizontes hacia el norte y hacia el sur a una población que por siglos permaneció aislada del centro y norte del país incluyendo la frontera con los Estados Unidos; el ferrocarril fue la llave que abrió al progreso a esta, hoy, pujante ciudad de Culiacán.

Los mismos problemas a los que se enfrentó Molina en la construcción del Puente Cañedo, los tuvieron los técnicos norteamericanos, según lo leemos en la cita,  para sortear las aguas del río Culiacán, que se forma en la confluencia de los ríos Humaya y Tamazula  que atraviesan de oriente a poniente la ciudad en su carrera hacia el mar.

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El Puente Negro se terminó de construir a fines de 1907, como consta en una placa de acero soldada en uno de sus arcos y desde ese momento se convirtió en un punto de referencia básico para la ciudad y en uno de sus principales emblemas.

La construcción estuvo a cargo del ingeniero Joseph Stranaham, superintendente de la compañía ferroviaria Southern Pacific, responsable del tendido de las vías -popularmente conocida como “punta de fierro”- y construcción del ferrocarril; logró  conectar Culiacán con Nogales, en la frontera norte y con Guadalajara en el occidente y puerta de entrada al centro político y económico del país.

Su diseño constructivo fue a base de enormes  estructuras de acero y arquería del mismo material, similar a los puentes que la compañía ferroviaria tenía en los Estados Unidos. Estas estructuras fueron elaboradas en San Francisco, California y  luego transportadas a Culiacán.

La coincidencia de la construcción de este puente con la prolongada terminación del Puente Cañedo por causa de problemas técnicos, falta de recursos, e indecisiones de la burocracia que lo mantuvo inconcluso, obligaron al gobierno a terminarlo  adoptando la tecnología de arcos de acero similar a los del puente Negro y contratar al Ingeniero Strahanan para resolver los problemas que enfrentaba su conclusión, resolviendo éste aprovechar los arcos y pilares de mampostería de cantera rosa que había construido el Ing. Molina a partir de la margen izquierda  en dirección al norte, e instalar los arcos de acero sobre pilares  para sostener el piso de duela de madera y conectó a la ciudad con la parte norte.

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Pintado desde su origen de color negro, alguna vez se manifestó la intención de pintarlo de blanco y por supuesto no ocurrió manteniendo hasta la fecha el color que le da nombre.

El Ferrocarril Sud Pacífico (Southern Pacific Co.) inició operaciones en el año 1909; durante el movimiento revolucionario el ferrocarril fue factor estratégico para la logística de guerra de los bandos que se enfrentaron.

El 18 de septiembre de 1917 ocurrió el gran creciente de los ríos Humaya y Tamazula producida por las fuertes corrientes causa de copiosas lluvias que carcomieron sus cimientos provocando la caída de un tramo del puente.

Durante poco más de 50 años, desde 1909 y hasta su modernización en 1962, la ciudad lució  dos puentes de arquería de acero, uno de color negro y otro de color rojo, que se miraban uno a otro y contrastaban en el horizonte  con los hermosos atardeceres de Culiacán.

A fines de la primera década del año 2000 el Puente Negro fue objeto de un rescate o rehabilitación a cargo del Ayuntamiento de Culiacán con aportación económica de la empresa vitivinícola Casa Domecq; proyecto que comprendió reparaciones y pintura e iluminación decorativa lo cual le dio vida integrándolo al paisaje urbano en la zona de la confluencia de los tres ríos considerada el centro geográfico del estado.

Así fue transformado en ícono de la ciudad y se elevó a la categoría de patrimonio material de los culiacanenses. Más recientemente, tanto el gobierno del estado como el del municipio, han invertido en la iluminación decorativa del puente significándose como un atractivo para los habitantes y visitantes de la ciudad.

En el año 2010, año de la Conmemoraciones de 200 años de Independencia y 100 años del inicio de la Revolución, la Comisión responsable de las actividades y eventos conmemorativos propuso la construcción del Parque de los Centenarios el cual se realizaría  en el terreno que se forma entre el Malecón Niños Héroes y la ribera izquierda del río Culiacán, justo abajo del Puente Negro que según los arquitectos que propusieron un proyecto, la estructura de arcos del puente le daría un marco espectacular.

El proyecto del Parque de los Centenarios quedó solo en el ánimo de los comisionados pero el terreno quedó visible para otros usos y hoy allí se encuentra el llamado  Parque Acuático, que es visitado por las familias de Culiacán en plan de esparcimiento, desde donde los visitantes, especialmente los niños, disfrutan el pasó del tren y por la noche la iluminación de múltiples colores.   

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