Antes Parque Ernesto Millán Escalante, un parque con visión social.
Por: Jaime Félix Pico
Por Jaime Félix Pico
Una de las vialidades más transitadas de la ciudad es la Prolongación de la Avenida Álvaro Obregón que en su trayecto con dirección hacia el sur pasa por las instalaciones del Parque Culiacán 87; en un tiempo llevó el nombre de quien lo concibió y ordenó su construcción, el entonces presidente municipal de Culiacán, don Ernesto Millán Escalante (1986-1989).
Transitando por ese tramo y dado el flujo ininterrumpido de vehículos apenas se alcanzan apreciar algunas canchas deportivas de frontón, tenis, basquetbol, beisbol, un edificio que alberga el gimnasio que lleva el nombre de Julio César Chávez, según lo indica una gran lona colocada al frente y la fachada de otros edificios de estilo arquitectónico indefinido revestidos artesanalmente con material rustico, aspecto que el propio presidente municipal destacaba en sus informes mencionando que los materiales de construcción los elaboraron mujeres participando en los programas sociales del Ayuntamiento y gente que habitaba en los alrededores, manos ciudadanas principalmente de mujeres se beneficiaron de esta obra que generó empleos para la población.
Al finalizar el tramo mirando hacia el oriente sobresale el graderío de una gran ágora que se conoce como Teatro Griego donde se han llevado a cabo muy diversos espectáculos artísticos y hasta mítines políticos; recuerdo que allí estuve en el mitin de la campaña presidencial de Luis Donaldo Colosio un día antes de su trágica muerte en la colonia Lomas Taurinas de la ciudad de Tijuana el 23 de marzo de 1994.
Lee también: La Calle Gral. Ángel Flores de Culiacán.Nunca olvidaré esa tarde cuando en medio de una multitud caminaba hacia el graderío, pasé frente a una tarima donde un conjunto musical, que amenizaba el momento, interpretaba la cumbia “La Culebra”, quizá viví sin darme cuenta un momento premonitorio de lo que sucedería un día después.
El flujo ininterrumpido de vehículos, la prisa que imponen conductores poco precavidos, no permite hacer un alto en ese lugar y mucho menos reflexionar sobre lo que ha significado para la ciudad la construcción de esas instalaciones destinadas al deporte y al entretenimiento familiar.
¿De quién fue la idea de construir un parque en esta zona de la ciudad?
Es pregunta obligada cuando uno pasa por allí, eso me motivó a ofrecer al lector de “Tusbuenasnoticias.com” esta narrativa basada en la entrevista que le hizo al entonces presidente municipal Ernesto Millán Escalante el Cronista Oficial de Culiacán, don Adrián García Cortés (22 de mayo de 1989).
De los comentarios y anécdotas contadas por don Ernesto Millán, destaco que tuvo la visión de construir el parque y aprovechar un terreno urbano que según él tenía una posición estratégica, ubicado entre dos zonas habitacionales de profundas diferencias en cuanto a la condición social, cultural y económica de sus residentes.
Por un lado, un área residencial, Colinas de San Miguel, una colonia moderna con todos los servicios públicos, residentes de alta capacidad económica que viven en casas unifamiliares que cuentan con instalaciones cómodas y lujosas, algunas hasta cuentan con alberca.
Lee también: Tesoros que encierra La Lomita de CuliacánPor el otro lado una buena cantidad de colonias llamadas populares o periféricas cuyos habitantes vivían en condiciones paupérrimas, la mayoría carentes de servicios públicos básicos: agua potable, electricidad, recolección de basura, incluyendo las pésimas condiciones materiales de calles y banquetas, y más, zona de alta inseguridad, donde la autoridad no vigila ni tiene presencia alguna.
La respuesta de un político y administrador público, como Ernesto Millán Escalante, fue construir el parque dotándolo de instalaciones deportivas y recreativas de primer orden para contribuir a reconstruir el tejido social tan demeritado por las profundas diferencias entre sus habitantes.
Crear un espacio de convivencia donde pudieran interactuar niños, jóvenes y adultos de diferente estrato social, utilizando, por ejemplo, una alberca con trampolín de dimensiones olímpicas – en ese entonces Culiacán no contaba con este tipo de instalaciones deportivas- donde pudieran competir todo tipo de personas sin importar su condición solo respetándose; así todos podían aspirar a ser los mejores nadadores y clavadistas, sobresalir mediante el deporte y dejar atrás la marginación y la pobreza.
La idea de construir el parque nace de una visión para la conciliación social, acercar las familias, convivir en igualdad de circunstancias grupos poblacionales diferentes, más no antagónicos, que pudieran superarse, ambos, los pudientes disfrutarían de instalaciones únicas que no tenía la ciudad en ese entonces, y los marginados sociales también, ejercicio conciliador desde la visión de Millán Escalante.
Ésta su visión de ofrecer más y mejores servicios públicos y crear espacios de convivencia pacífica, a la vista de críticos sociales, parecería, en ese tiempo una quimera, pero la audacia y determinación de Millán Escalante lo haría posible, a juzgar por estas palabras que don Ernesto Millán expresó en la entrevista con el Cronista Oficial:
“¿Por qué una alberca olímpica, por qué una fosa de clavados olímpica, con plataforma de hasta 10 metros? Porque, por una parte, no la tiene ningún club en Culiacán, ni es fácil que la tenga, mucho menos una casa particular. Porque al tener estas instalaciones, donde pensamos enseñar a nivel de excelencia a chamacos y jóvenes de todos los estratos sociales, permite que el parque sea de todos, dando cabida a la reflexión de que hay opciones para esa gente y para todos.
Pero junto con esto propicia la convivencia de quienes teniendo los recursos y siendo miembros de clubs importantes, si quieren aprender a nadar de excelencia y de competencia, en esas disciplinas, tendrán que ir ahí. El convivir con niños y jóvenes de otros estratos, propicia hacia esa conciliación que me refiero”.
Una estrategia política para la conciliación social, emprendida por un presidente municipal con visión social, es lo que estuvo atrás de la construcción del hoy llamado Parque Culiacán 87, que vino a incidir en la vida de los habitantes de 23 colonias habitacionales del sur de Culiacán.
Pero hay otros aspectos urbanísticos que dieron viabilidad al proyecto mismos que apuntalaron el objetivo de conciliación social que, según lo expresó el mismo presidente municipal, “es tarea obligada de un político que tenga la convicción de trabajar por el bienestar de la población procurar primero la conciliación entre distintos grupos sociales”.
Pregunta el cronista: “Desde el punto de vista urbano y arquitectónico cuáles eran las condiciones que prevalecían en esa zona de la ciudad y fueron factor para decidir la construcción del parque en ese terreno, como usted dice, de ubicación estratégica?
El acelerado crecimiento de la ciudad hacia el sur, fue la primera respuesta del presidente. Aunado a ello los grandes proyectos ya puestos en marcha para construir vialidades periféricas que dieran salida hacia el sur a conectarse con la autopista Culiacán Mazatlán en proceso de construcción y también con la carretera internacional México 15.
Dentro de esos proyectos ya estaba el diseño de la llamada “Costerita” que uniría la autopista Culiacán Mazatlán y su continuación hacia el norte, y también con la carretera internacional.
La reciente construcción de la Avenida México 68 había jalado ya hacia esa zona el desarrollo de la ciudad, lo que le daba al terreno, prospectado para construir un parque, carácter de centralidad, parque central, o sea, transformarse en el corazón de toda esa zona de propiedad ejidal, estaba en proceso de regularización por el CORET.
Se convertiría en el centro más equidistante desde cualquier punto de la mancha urbana. Además, detendría el surgimiento de asentamientos irregulares que eran recurrentes e impedían que esa zona tuviera un proceso más acelerado para revaluarse de acuerdo con el desarrollo de la ciudad.
Todo ello le dio viabilidad al proyecto del parque lo cual fue el sustento para calificar con pertinencia urbanística el espacio donde se construiría el parque. Hubo de negociar con el ejido para regularizar el terreno, primero se pensó en 25 hectáreas, según lo manifiesta en la entrevista don Ernesto Millán:
“De origen pensamos en 25 hectáreas. Tenía yo claro lo que comprendía el diseño para contar con albercas, los frontones y la cancha de básquet, el beisbol, el futbol, profesionales los dos, la pista de atletismo, futbol para jóvenes y niños y también softbol para ambos, eso era lo fundamental y una pista para patinar también. En la medida que estábamos trabajando iba viendo una hondonada que surgió y que se prestaba para hacer un lago, lo que amplió la necesidad de más terreno, negociando con el ejido para ampliar a 80 hectáreas”.
Otro aspecto que resaltar en la construcción de esta gran obra fue un singular enfoque constructivo de carácter social, innovador, pues no se concebían obras públicas sin la necesaria intervención de compañías constructoras mediante contratos previa la legal licitación.
Pudiera parecer extraña la siguiente declaración que Millán Escalante le manifestó al Cronista, sobre cómo se construyó el parque:
“No hay contratistas aquí, hay contratistas desde luego, pero con trabajo a destajo; pero no hay una compañía constructora. Esto está hecho por nosotros, con la ayuda de amigos, de importantes gentes que nos venden al costo y esa ha sido una gestión permanente… el cemento lo obtuve con AICA en México con Miguel Ángel Borja. Ellos son dueños de Mármol aquí, me venden al costo, pero también son dueños de una empresa que se llama Mezclados Hércules, por lo que el colado me lo dan al costo… y así me puedo ir en una lista enorme. Del block de concreto que utilizo, me regalaron de entrada 4000 blocks y todos los que he adquirido han sido al costo…es una lista enorme de proveedores amigos a quienes en su oportunidad, allí mismo en el parque, les voy acreditar su participación”.
El modelo constructivo adoptado por el presidente municipal hizo participar a la mujer de manera directa encomendándoles la producción de adobes. El reclutamiento de mujeres se realizó a través del Ayuntamiento de Culiacán por el área que tenía a su cargo los Programas Sociales, en apoyo a la mujer.
Las mujeres reclutadas para emplearse en la fabricación de adobes necesarios para construir los muros de los edificios pasaban por una etapa de capacitación; para el efecto el Ayuntamiento tenía en distintos lugares de la ciudad centros de capacitación y también fábricas para la producción de adobes.
La mujer recibe apoyo económico desde la capacitación hasta la producción y asume el compromiso de capacitar a otras mujeres para incorporarlas a la construcción del parque.
“Empezamos en una casa rentada, pero ya tenemos varios lugares, en el Vallado, por ejemplo, allí hay capacitación; aquí en Teófilo Noris y Colón son dos casas rentadas ahí se da capacitación… también damos capacitación en la colonia Buganvilias en donde ya opera un centro de producción de adobes… igual tenemos una casa en Costa Rica”.
Así fue como se construyó el Parque Culiacán 87, bajo el liderazgo y la conducción del propio presidente municipal Ernesto Millán Escalante y su gestión personal ante amigos empresarios para adquirir materiales, equipo y servicios al costo, y el trabajo de la mujer, que le daba a la obra un carácter participativo y comunitario.
Desde su inauguración se le impuso el nombre con el que hoy de nuevo se le conoce: “Parque Culiacán 87”, aludiendo al año de su construcción. Sin embargo, es justo dejar constancia de que al parque se le impuso el nombre de quien fue su constructor “Parque Ernesto Millán Escalante”, según acuerdo del H. Cabildo de fecha 8 de julio del 2004, en la administración del presidente municipal Jesús Enrique Hernández Chávez (2001-2004), reconociéndole el mérito de haber concebido y participado directamente en la construcción del parque.
La decisión del presidente municipal Hernández Chávez se dio en el marco del programa de festejos de la ciudad para celebrar el 473º. Aniversario de su fundación, en el mes de septiembre del año 2004.
Hoy en día esta importante e indispensable infraestructura deportiva y de entretenimiento social en la ciudad, exige atención inmediata no solo de las autoridades estatales y municipales sino de toda la sociedad que está representada en el órgano de gobierno de este organismo paramunicipal, que cuenta con un patronato que tiene la función de promover la participación social para el mantenimiento y la mejora continua, el disfrute de toda la población, y vuelva a ser el espacio para la conciliación social que visionó quien ordenó su construcción.