Azalea hace piñatas y alegra el corazón de todos en Barrancos

“La señora de las piñatas” ha encontrado una nueva oportunidad para salir adelante.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

Para Azalea Morales la vida se da con grados de dificultad en más de una ocasión. Todavía recuerda cómo hace once años tuvo que aprender a vivir sola y trabajar para sacar adelante a sus hijos.

Su querido esposo perdió la vida. Un golpe difícil de superar, pero a su vez fue un impulso que la motivó para enfrentar las dificultades de una forma distinta. Sola y con mente emprendedora.

Antes de enviudar, Azalea disfrutaba la vida acompañada de su esposo, los quehaceres del hogar y la preparación diaria de la comida eran las preocupaciones comunes.

Al enfrentar junto a su compañero una enfermedad dolorosa, tomó las fuerzas necesarias para enfrentar su nueva realidad.

La muerte llegó como un ángel de luz, para brindarle descanso y alivio, al dolor que atormentaba el cuerpo de su esposo. Y a su vez, llegó el consuelo para la familia que, afligida, perdía a uno de los pilares más importantes en su vida.

A partir de entonces, la vida no fue la misma. Azalea, se vio en la necesidad de buscar una fuente de ingresos. La pensión que recibía no era suficiente para mantenerse de una forma sustentable.

Dejó su casa y empezó a trabajar. Estableció una pequeña papelería y con mucha dedicación y esfuerzo, logró hacerla crecer poco a poco.

Sus cuatro hijos, siempre han estado pendiente de las necesidades de su madre y hasta el día de hoy, esos hijos son la fortaleza de Azalea.

Recientemente, de cinco años a la fecha, Azalea decidió empezar a elaborar piñatas multicolor.

“Una señora me invitó a hacer piñatas. La ayudé por una temporada a hacer toda la producción, pero la verdad como empleada no hubiera podido cubrir mis necesidades, pero sí dejaba buenos rendimientos para quien las vendía. Dejé de hacerlo para alguien más y me animé a hacerlas para mí misma”, dice con ánimo.

Desde entonces echo a andar su creatividad, reunió papeles de colores, periódico, engrudo, silicones y todo lo necesario para empezar con esta nueva actividad que, sin saberlo, la convertiría en la conocida “señora de las piñatas” en Barrancos.

Azalea no solo elabora piñatas para la época navideña. Durante todo el año, ella se mantiene activa, realiza diversos personajes para que los niños e incluso, adultos disfruten de un momento agradable, dándole golpes a esos bonitos diseños multicolor.

“Me va muy bien. Durante todo el año elaboro mis piñatas. Hago para cumpleaños, bautizos, primera comunión y hasta con diseños para que los adultos también pasen un rato de diversión”, dice la piñatera.

Según la experta, hacer una piñata es muy sencillo. Teniendo todo el material necesario, hace hasta cinco piñatas por día.

Azalea asegura que ahorita, las piñatas más buscadas son las elaboradas con cartón, a las que se les puede dar forma de tambor o cualquier otro modelo que guste.

“Es muy fácil. Utilizo periódico, cartones, globos, papel china, metálico y hasta crepé. Entre más vivos los colores, mejor se venden las piñatas”, reconoce.

Aunque empezó elaborando las tradicionales estrellas de navidad, Azalea ha ido evolucionando en sus creaciones. Ahora no utiliza solo engrudo, también emplea silicón caliente, aunque en ocasiones este le cause algunas pequeñas lesiones en los dedos de sus habilidosas manos.

“Ahora ya no hago solo las piñatas con lo tradicional. Ahora le pongo papel más llamativo, aunque la verdad, algunos materiales como el papel metálico tengo que pegarlo con silicón caliente. Con ese me doy algunas quemadas en los dedos, pero rinde más y es más vistoso”, dice entre risas.

Azalea disfruta lo que hace. Además de piñatas, también vende dulces y con la ayuda de su nuera, realiza decoraciones para eventos.

Ahí, en la esquina de la avenida de Los Empaques y Municipio Libre Azalea cuelga sus piñatas. Ella prefiere darle golpes a las piñatas, que recibir los duros golpes de la vida.

En Barrancos, Azalea es la señora de las piñatas. Y por unos cuantos pesos le brinda alegría al corazón de los habitantes del sector. Dale, dale, dale… Me llevo una de estrella para esta Navidad.

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