Óscar Félix es el amante del automovilismo en Navolato

Un sueño de niño, lo convirtió en un apasionado de los automóviles.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

Desde niño, Óscar soñaba en conducir al “General Lee”. Aquel legendario Dodge Charger color anaranjado modelo 1969. El ícono de la serie de televisión Los Dukes de Hazzard.

36 años después, su sueño de la infancia se hizo realidad. Hoy, Óscar Félix Rocha se ha convertido en un ícono, no solo en La Palma, sino en todo Navolato.

“Desde niño era un amante de los Dukes de Hazzard. Vi toda la serie. Era un fan. Yo soñaba con subirme al General Lee, hasta que se me concedió”, dice con alegría.

Óscar aún recuerda su primera experiencia en los “arrancones”, cuando era tan solo un estudiante en Ciudad Universitaria, en Culiacán.

“El primer arrancón donde participé fue en CU. Por la avenida Universitarios. Era estudiante de contabilidad y ahí hicimos dos que tres carreras con algunos amigos que también llevaban sus carros”, Óscar, junto con sus inexpertos compañeros disfrutaban sentir la adrenalina de la velocidad.

Sin embargo, nunca imaginó que esa sensación quedaría impregnada en las fibras de su ser.

Con el paso del tiempo, el amor por el automovilismo se hizo más latente.

“Soy un fanático de todos los carros modificados, es algo que aprecio y me gusta mucho”, reconoce.

El primer auto que modificó, fue una camioneta color amarillo modelo 69. “A la camionetita le dicen “La güi güi”. Ese fue su primer auto modificado y el que lo catapultó a las pistas de carreras semiprofesionales.

“Empecé corriendo con la güi güi por allá en 1995. Le hice mis primeras modificaciones y ya en 1998 empezamos corriendo en las pistas semiprofesionales en El Vergel”, recuerda.

Esa emoción que sintió de escuchar el rugido del motor de su camioneta, le causó gran emoción. La adrenalina que recorrió su cuerpo al sentir la velocidad lo hizo desear no tener que salir de ese mundo de glamour automovilístico.

Tan es así que, en el año 2000, corrió en la pista de La Vuelta y ya en el 2021 se cambió a la pista de El Bolsón, una pista más formal y segura.

“Tenemos 22 años corriendo en la pista de El Bolsón. Es una pista semiprofesional pero también corremos en pistas profesionales como en el Autódromo Culiacán”, dice con orgullo.

No solo eso. Óscar ha tenido la oportunidad de correr en autódromos y pistas profesionales en ciudades como Navojoa, Guasave, Los Mochis, Guamúchil y Mazatlán.

Dice que siempre que tiene la oportunidad se lleva “sus joyas” y disfruta de ellas en carretera y por supuesto, en la pista de carreras.

“Siempre que tengo oportunidad me voy junto con mis hermanos y mi hijo a las carreras. Me llevo mis joyas y es algo que disfruto mucho”, reconoce.

Los autos modificados de ¼ de milla se han convertido en una pasión que comparte con sus hermanos Arturo y Demetrio, pero también con sus dos hijos óscar Enrique y Sonia Mireya.

Óscar, es padre de un joven y una jovencita de 18 años, que junto con su esposa Claudia Enedina Ramos, son la luz de su vida.

Su familia, lo apoya en esta afición de la conversión de automóviles y a su vez, en la conducción de los mismos durante las carreras.

A sus 51 años, recuerda cómo es que la vida le ha sido tan generosa y le ha ayudado a cumplir sus sueños y metas, como adquirir su Dodge Charger modelo 69. Eso le ha traído una gran satisfacción.

“Cuando compré mi carro estaba totalmente deshuesado. Este carro tiene historia. Pertenecía a King Kon, un señor de Navolato. Él lo tenía y yo se lo quería comprar desde el 2004 y mi hermano me persuadió y desistí. Pero el corazón lo tenía en él. Lo quería pintar como el “General Lee” y el caso fue que no lo compré. En el 2005 hubo un evento de arrancones en El Bolsón y vinieron unas personas de Los Mochis y King Kong se los regaló. Esa persona le quitó asientos, motor, transmisión y lo metieron en una bodega en Topolobampo. Averigüe en donde estaba y le llamé al señor para que me lo vendiera y se negaba a hacerlo”, dice con lamento.

Después de tres años consecutivos de estar insistiendo en que quería comprar el carro, el dueño accedió.

Sin pensarlo, Óscar rentó una grúa y se fue a Los Mochis por su “nuevo auto”.

Al llegar a La Palma, puso manos a la obra. Durante siete años consecutivos se dedicó a detallar a su “General Lee”.

Ese auto se ha convertido en su orgullo. Asegura que les llama la atención a todas las personas y que siempre lo detienen para tomarse fotos. Se ha convertido en un atractivo de La Palma.

Así, con esa dedicación por modificar carros, cambiarles la pintura, suspensión y motores Óscar es un hombre dedicado a su vida familiar y empresarial.

Pero no cambia por nada la emoción que vive en las pistas.

El piloto experimentado, es un reconocido en el mundo de las pistas más allá de Navolato, y lo mejor aún es que no pierde esa humildad que lo caracteriza.

Óscar ha sido merecedor de 33 trofeos de primer lugar, 12 más de segundo y tercer lugar en grandes e importantes pistas de carrera. Pero son más honrosos los trofeos y medallas que cosecha en la vida al ser un hombre de bien.

En las pistas de la vida, Óscar Félix Rocha, tiene las preseas de oro. Es el amante del automovilismo en Navolato. Con una vida acelerada es orgullo de La Palma.

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