Con el talento de sus manos encarna a La Catrina, ese místico personaje que seduce y enamora.
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Culiacán, Sinaloa.- Las finas gotas de lluvia, testigos silenciosos de la noche anterior, danzaban en las calles por donde Yoali avanzaba con sus zapatillas, paso firme y seguro, como si cada paso estuviera marcado por la certeza de un encuentro místico. La madrugada de ese día, en Barrancos, la elegancia de la Catrina tomaría forma en su arte.
La Catrina, una dama que despierta su fina exquisitez cada noviembre, encontró su musa en Yoali Quintero Jacobo, una joven de 18 años estudiante de Cobaes 23 “María Trinidad Dórame”. Su conexión con el maquillaje artístico se tejió desde la infancia, cuando las calaveras se convirtieron en sus personajes preferidos.
Vecina de Villaverde, el gusto por el maquillaje artístico se gestó en los rincones de su hogar. "Desde muy chiquita, me llamaba mucho la atención hacer maquillaje y más los calaveras", confiesa Yoali para Tus Buenas Noticias. Lejos de los trazos convencionales de belleza, sus pinceles y sombras dan vida a personajes. A historias que nacen de su imaginación.
Recuerda con claridad el primer paso en este viaje artístico: una Catrina que creó a la tierna edad de 13 años. Un concurso en la secundaria la catapultó al mundo del maquillaje, logrando el tercer lugar. Desde entonces, la pasión creció, evolucionó. No se conformaría hasta alcanzar el primer lugar, un logro que consiguió el año pasado durante sus días de preparatoria.
La autodidacta maquilladora comenzó a trabajar a los 14 años, ganando su propio dinero para comprar sus herramientas de arte. Su rostro, su lienzo, se convirtió en el campo de experimentación donde nacían sus creaciones.
En medio de su habitación y frente a un espejo creo su taller de maquillaje, Yoali revela su vínculo con las películas de terror, el origen de su fascinación por las calaveras. Lo que antes le infundía miedo se ha transformado en una representación artística, una forma de enfrentar y comprender la muerte.
"Yo pienso que la muerte es lo más seguro que tenemos", dice con serenidad. Su creencia en la vida después de la muerte colorea su perspectiva, un equilibrio entre la vida efímera y la eternidad.
En la familia de Yoali, su habilidad es única. Padre detallista de obras, madre comerciante, un hermano arquitecto, y un hermano menor de 7 años; Yoali destaca como la única tejedora de estas historias con sombras y colores.
Su espacio de creación se convierte en su "zona de tranquilidad". Mientras maquilla, su mente se pierde en historias, en la creación de personajes. Halloween, su temporada favorita, es el escenario donde sus pensamientos se materializan en trazos y colores. Un ritual que la conecta consigo misma y la aleja de los problemas cotidianos.
"Soy la única de mi familia que lo hace", afirma con humildad. Aunque el maquillaje artístico no será su carrera principal —sueña con estudiar comercio y negocio internacional—, aspira a crear su propia marca de maquillaje.
Los ojos de Yoali brillan con la satisfacción del reconocimiento y el orgullo de sus padres. Su arte, su don, es un regalo que comparte con el mundo, una invitación a perder el miedo a la muerte y a encontrar la belleza en la oscuridad.
Coincidentemente su nombre evoca a la oscuridad. En Náhuatl su nombre representa a la noche oscura, pero su alma blanca evoca a la creatividad y el talento.
En Noviembre Yoali despierta la magia en La Catrina, da vida a las sombras y despierta lo místico que se esconde sobre sus ojos negros.
En noviembre la Catarina tiene vida. En manos de Yoali Quintero Jacobo el maquillaje tiene arte.