En uno de los pasillos del Mercado Garmendia continúa viva la tradición de la familia Salazar con su mercería.
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Culiacán, Sinaloa.- En los pasillos del Mercado Garmendia, destaca una joya atemporal: La Mercería Lulú. Fundada en 1967 por el visionario Fausto Salazar, esta tienda ha trascendido generaciones y hoy, bajo la dirección de su nieto Daniel Salazar, sigue siendo un referente de calidad y tradición.
La historia de Mercería Lulú es una muestra de amor familiar y dedicación. Fausto Salazar dio vida a este rincón de hilos y botones, y tras su partida hace 15 años, su familia continuó con el nombre que resuena hoy en día. El abuelo Fausto, artífice del comienzo, dejó un legado que perdura en la esencia misma de la mercería.
"Mi papá también falleció, y él se quedó a cargo cuando falleció mi abuelo, pero hace cuatro años que perdió la vida, y ahora soy yo quien se encarga de administrar y sacar adelante la mercería. Voy para 5 años," comparte para Tus Buenas Noticias, Daniel, de 32 años, con un brillo de determinación en sus ojos. El compromiso de preservar la tradición familiar y llevar adelante el legado ha recaído en sus manos.
Mercería Lulú no es solo un negocio, es un lugar donde la calidad, la experiencia y el servicio son uno. Daniel, junto con su mamá y tía, han convertido este espacio en un refugio para los amantes de la costura y el diseño. "A diario, todos los días hay trabajo. Lo que más se vende es el estambre, botones, hilos, cierres, todo en general," destaca Daniel.
Lo que distingue a Mercería Lulú de otros establecimientos es su atención meticulosa a los detalles. "Ponemos broches, remaches, forramos botones, ponemos ojillos. En otros lugares lo hacen, pero nosotros tenemos variedad y muy buenos precios, experiencia y los atendemos bien. Somos los que lo hacen mejor," afirma con orgullo. La destreza y el arte de este equipo familiar han conquistado a una clientela diversa, desde jóvenes diseñadores hasta hábiles costureras.
El horario de apertura, de lunes a sábado, de 9:00 a 17:00, es solo un recordatorio de la dedicación constante de Mercería Lulú hacia sus clientes. Daniel observa con satisfacción cómo ha crecido la clientela joven, alimentado por la creciente fascinación por las carreras de diseño y moda. "Tenemos muchos clientes hombres y mujeres, pero hay muchísimos clientes jóvenes," agrega.
Mercería Lulú no es simplemente una tienda, es un capítulo continuo de una historia familiar que se enlaza con cada hilo que se corta y cada botón que se forra.
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