Cony Resendez ya es emblema de tradición y sabor en la esquina de Empaques y Las Torres en Barrancos

Desde hace varios años, establece su puesto de gorditas y atole para deleitar paladares.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

Culiacán, Sinaloa.- A la esquina de Empaques y Avenida Las Torres, en el sector Barrancos, llega cada temporada invernal una mujer que ha convertido su puesto en un rincón de tradición culinaria. Cony Resendez, de 57 años, no solo ofrece gorditas, atole, avena y chocolate, sino también una historia de vida llena de amor por la cocina.

Originaria de Durango, Cony decidió buscar nuevas oportunidades en Culiacán, donde lleva más de 5 años deleitando a los habitantes de Barrancos con sus especialidades culinarias. "Vivo en Villaverde y me animé a poner este puesto porque me gusta mucho lo que hago, me gusta la cocina, aprendí solita, nadie me pasó la receta", comparte Cony con una sonrisa cálida.

Cada día Cony Resendez sale de su casa para vender sus gorditas y atole.

 

Su conexión con la cocina comenzó a temprana edad, a los 12 años, y desde entonces ha perfeccionado sus habilidades, llevando su arte culinario a las calles de Barrancos hace aproximadamente 5 años. Sin embargo, hace pocos meses, la vida de Cony dio un giro inesperado al quedar viuda. Su esposo Sergio, quien siempre la ayudaba y apoyaba en el negocio, ya no está presente, pero su espíritu sigue vivo en cada gordita y taza de atole que Cony ofrece.

Casada durante 36 años, Cony y su esposo Sergio decidieron buscar nuevas oportunidades en Culiacán junto a su familia. A pesar de los desafíos, Cony continúa su labor con dedicación y amor por la cocina. "Aquí me ayuda diariamente Emily Natalie", menciona, haciendo referencia a su nieta que la acompaña en el puesto.

Desde muy temprano Cony llega todas las mañanas cargada de sabor.

 

Con una trayectoria que incluye la venta en la escuela Renato Vega en Villaverde, Cony se ha ganado el cariño de su comunidad con sus delicias. Además los fines de semana también se encaminaba a La Primavera los domingos. Allá, agrega a su menú refrescos, tostiesquites y cevichurros. "Sí es una buena ayudita", afirma con orgullo, destacando la fortaleza y dedicación que ha caracterizado su vida y su negocio.

Con cada gordita que prepara, Cony Resendez comparte no solo su talento culinario, sino también una historia de esfuerzo, amor y resiliencia que ha dejado huella en su esquina, convirtiendo su puesto en un punto de encuentro para los amantes de la tradición y el buen sabor.

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