Con talento e ingenio, “Chicharito” hace reír a todos a bordo de los camiones de Culiacán

Ariel Ibarra, es vecino de Alturas del Sur y dedica su vida a hacer reír a las personas.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

Ser payaso es mucho más que pintarse el rostro, vestir de colores estrafalarios y calzar un par de zapatos enormes.

Una cara pintada, y una gran nariz roja, no son sinónimo de diversión. Ser payaso, es un arte.

“El payaso viene a la tierra a hacer reír. No todos son payasos. Muchos se pueden pintar, pero no son payasos; porque se aprenden la línea y nomás. El payaso espontáneo lo que ve, va inventando y es más difícil. Yo soy payaso. Soy el payaso Chicharito”, dice Ariel Ibarra Ojeda, vecino de Alturas del Sur.

A “Chicharito”, lo conocen en toda la ciudad. Desde hace más de 30 años ha dedicado su vida a hacer reír a quienes viajan en transporte público.

“Desde hace más de 30 años que me subo a los camiones a sacarle una sonrisa a la gente. A mí, me gusta ver reír a la gente”, dice el artista urbano.

Aunque originario de Navolato, Ariel creció en la Ciudad de México, hasta donde llegó cuando tan solo tenía cuatro años de edad.

Su padre, maestro de profesión, los llevó a vivir a aquella ciudad, dejando atrás los bonitos recuerdos de la infancia en su bello Sinaloa.

“Mi papá agarró trabajo allá y veníamos a de vacaciones a Culiacán a casa de mis abuelitos. Yo decía, cómo me gusta Sinaloa. Llegábamos a casa de mi tía Reyna, una hermana de mi papá y había mangos, todos muy bonito. Yo vivía en un edificio, así como estos de Alturas del Sur, entonces venía y todo me parecía bonito”, reconoce al añorar aquellos buenos tiempos de juventud.

Al cumplir 21 años “Chicharito” decidió cambiar de residencia. Dejar de lado la “Ciudad de los Palacios” y venir a probar suerte en “La perla del Humaya”.

¡Y qué suerte! Llegar a Culiacán fue una de las mejores decisiones. Aquí, conoció la alegría de convivir plenamente con su familia paterna, la dicha de encontrar a la mujer que ha sido su esposa y compañera de vida durante casi treinta años y con quién procreó dos hijos talentosos.

“Me acuerdo que cuando llegué aquí a Culiacán, tuve la dicha de vivir en casa de mis abuelos en la Ejidal. En esos tiempos no había muchas empresas en dónde laborar cómo ahora. Solo había trabajo en Ley y MZ. Mi abuela me decía que me metiera a trabajar ahí, pero no era lo que a mí me gustaba”.

A Ariel, lo que le gustaba era la “cantada” y empezó a inventar canciones.

“Me empecé a subir a los camiones y me empecé a dar cuenta que tenía el arte de hacer canciones. Primero observaba de lo que iba a hacer la canción y la primera que hice fue la de “Bisteck con tomatito” que habla sobre la situación de la gente que trabajaba para Ley”, recuerda entre risas.

Ahí a bordo de los camiones conoció a algunos payasitos que lo invitaron a trabajar haciendo show  por lo que también además de cantar en los camiones, se iba a las piñatas y amenizaba con sus ocurrencias.

Pero esa valentía de subirse sin temor a hacer reír a los pasajeros del servicio público no le nació de la noche a la mañana.

Ariel recuerda que todo empezó por una necesidad, cuando a los 14 años de edad su familia enfrentó un fuerte problema económico y él buscó una manera de ayudar a solventar los gastos de la familia.

“Tenía 14 años y vivíamos en México, cuando la familia atravesó por un fuerte problema económico y no había para papiar y me fui a Eje Central y Lázaro Cárdenas. Me subí a un trolebús. Estuve ahí parado como media hora. Tenía miedo. Me temblaban mis piernitas. Y ahí fue donde agarré valor”, recuerda.

En aquellos tiempos los hacía en sus ratos libres. Ahora, lo hace de forma permanente. Ariel, es payaso, cantante y compositor.

También, es padre de familia responsable y además de provocar sonrisas, ha sabido sacar adelante a su familia. Sus dos hijos Gaby y Uriel, lograron concluir sus carreras profesionales gracias al esfuerzo de “Chicharito” y su empeño como buenos estudiantes.

Para Ariel, su familia es su orgullo. Es un ejemplo de trabajo y perseverancia. Él ha demostrado que el temor, se vence con una buena actitud.

Este payaso ha hecho reír a mucha gente de Culiacán. Ahora posee un corazón agradecido y día con día sigue haciendo su labor.

Igual se le puede ver a bordo de los camiones que llevan a Alturas del Sur, como en cualquier otra ruta. Ahí, con su cantar, ayuda a ver la vida de una forma mejor a cualquier persona que esté pasando un mal día.

Para “Chicharito”, la vida es una fiesta; y todo se resume al son de su guitarra, la inspiración para crear una canción al instante y cumplir con su meta de sacar sonrisas por doquier.

 la vida es una fiesta, siempre busca hacer reír a los demás.