Carlos Manuel hace tamales para darle sabor a la vida

En el fraccionamiento Centenario todos conoces la exquisita sazón de Carlos.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

Carlos Manuel Mendívil Pérez es un amante de la cocina. Desde muy niño, cuando vivía en Guasave, en casa de su madre la señora Ofelia, aprendió a cocinar.

“Hace mucho tiempo, mi mamá se dedicaba a hacer menudo, pozole y tamales para vender. Nosotros le ayudábamos a amasar, amarrar tamales y, así fui aprendiendo. Pero más que todo era viendo”, recuerda.

A los 51 años de edad Carlos Manuel dedica parte de su vida a la elaboración de este tradicional platillo mexicano.

Asegura ser un chef sin título. “Soy chef sin título. Sé cocinar de todo tipo de comida. No estudié, pero más que eso ha sido la vida la que me ha enseñado y este es un don de Dios”. Reconoce.

Según las personas que han probado sus alimentos, Carlos Manuel tiene una sazón inigualable, igual prepara tamales que platillos gourmet que se comparan con los de las cocinas con altos estándares de calidad.

“Pienso que Dios nos da dones a todos, a cada uno nos da diferentes. A mí me dotó de varios. Pero el de la cocina es uno de los principales”, asegura con honra.

Aunque la elaboración de tamales es su oficio, durante un tiempo Carlos Manuel se vio obligado a dejar de prepararlos.

Asegura que los insumos no eran de la suficiente calidad y, algunos elementos como la hoja de maíz, no eran los que se requieren para hacer un buen tamal.

“Durante un tiempo tuve que dejar de hacer tamales porque no encontraba hojas de buena calidad para poder envolverlos, además de caras, estaban pequeñas y se rompían”, dice con cierto disgusto.

Sin embargo, recuerda cómo fue que, navegando en internet, encontró la historia de Daniel y Sofía, publicada en Tus Buenas Noticias; una pareja que vende elotes en la Lázaro Cárdenas.

“Cuando leí la nota de Sofía y Daniel en Tus Buenas Noticias pensé que ellos podían ser lo que yo necesitaba para volver a hacer mis tamales. Los llamé y aceptaron venderme las hojas que ahora utilizo”, dice con gozo.

Así, fue como pudo retomar su oficio. Ahora, no para de vender sus tamales de puerco, elote, queso espinaca y de coco.

Carlos Manuel es un ejemplo de lucha y pasión, a pesar de las dificultades, con sus tamales, siempre le pone sabor a la vida.