Diego Prieto sostuvo que el hallazgo del citado rostro antropomorfo, en la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, es muestra de ese contacto que los mayas de hoy pueden tener con su pasado.
Por: Faviola Manjarrez
Durante excavaciones en conjunto Casa Colorada de Chichén Itzá, en el estado de Yucatán fue descubierto el rostro esculpido de un guerrero.
El más reciente descubrimiento en “la ciudad al borde del pozo de los itzáes”, significado del nombre del sitio en lengua maya, por el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández.
El antropólogo reiteró que el INAH, al igual que todas las dependencias de la Secretaría de Cultura federal, apoya en la recuperación de la vida cotidiana de las poblaciones guerrerenses, entre ellas Acapulco y Coyuca de Benítez, conscientes de que la cultura es básica para la recomposición del tejido social de estas comunidades afectadas por el huracán Otis.
Esa labor que beneficia a los pobladores, dijo, se ha replicado en la región sureste y en la península de Yucatán, mediante el Promeza, iniciativa que fortalece la infraestructura de 27 zonas arqueológicas cercanas a la ruta del Tren Maya, y la cual representa una oportunidad de trabajo y desarrollo para cientos de habitantes que, antes, solo eran espectadores de su propio patrimonio.
Parte de esta labor, detalló, se traducirá en 10 Centros de Atención a Visitantes (Catvi) y en ocho museos nuevos y/o actualizados en sitios como Kabah y Tulum, que estarán dedicados a la Ruta Puuc y la costa oriental de Quintana Roo, respectivamente.
Así como en Calakmul y Dzibilchaltún, y en Chichén Itzá, que al fin contará con un gran museo. Asimismo, Mérida tendrá un nuevo espacio cultural en el Ateneo Peninsular.
Prieto Hernández sostuvo que el hallazgo del citado rostro antropomorfo, en la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, es muestra de ese contacto que los mayas de hoy pueden tener con su pasado. Refirió que el elemento prehispánico, el cual debió formar parte de un diseño escultórico mayor, fue encontrado como parte del relleno constructivo, en el lado este del basamento del Templo 6 de Maudslay (Estructura 3C11), llamado así en alusión al explorador británico.
Las tareas, lideradas por el proyecto arqueológico de Chichén Itzá, permitieron recuperar la pieza de 33 centímetros de alto, 28 centímetros de ancho y 22 de profundidad que, a pesar de estar fracturada, destaca por presentar un buen estado de conservación. Gracias a ello, se puede deducir que sus parámetros escultóricos concuerdan con los utilizados en las épocas más tempranas de la ciudad maya.
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