Nuestro enemigo es el Olvido; Museo de la Memoria en Sinaloa

De momentos como los que estamos viviendo en Culiacán emana una energía social que busca ser aprovechada, pero se apaga con la rutina; un Museo de la Memoria nos impediría olvidar y ayudaría a transformar esa energía en diálogo, innovación y paz

Por: Francisco Cuamea

Se desvanecen en el flujo del tiempo. Cuando nos lavamos los dientes, al momento de pagar la renta, cuando resolvemos el problema del cliente. La memoria de corto plazo comienza a almacenar nueva información y los hechos violentos que nos sacudieron por días van quedando en el abismo de la conciencia colectiva… hasta que vuelven a ocurrir.

Los ciudadanos quedamos atrapados en rencillas de bandos delincuenciales, pero es el Olvido nuestro verdadero enemigo como sociedad.

Seguramente a nivel personal es constructivo que esa información de sonidos e imágenes traumáticas se pierda en la profundidad de nuestra mente. Todos merecemos salud mental y física. 

Sin embargo, pareciera que se nos olvida al millón de habitantes de Culiacán o a los 3 millones de sinaloenses. Se convierte en anécdotas y luego en leyendas. 

Leyendas que se cuentan como lejanas cuando en realidad ocurrieron hace 5 años… 

…hace un año... 

…Ayer.

Pérdida de energía social

En esa reacción humana que se activa en momentos de emergencia se desprende una intensa ola de energía social.

Culpamos al gobierno por sus fallos y omisiones (¿dónde está la inteligencia?). Algunos maldicen a los narcorridos como si estos hicieran delincuente al que lo escucha, como una maldición de Medusa.

Pero también surgen ideas, propuestas y, a veces, hasta acuerdos. 

Flujos y flujos de energía que espera ser aprovechada, alimentada, pero llega el Olvido como un viento antártico y, junto con su cómplice el Tiempo, la disipa en microscópicos fragmentos apenas visibles.

Quizá ese sea el aprendizaje de hoy: Reconocer conscientemente que existe la energía social que se desprende de la emergencia y pensar en métodos para mantenerla vigorosa.

El ser humano es un animal de símbolos y rituales. Un buen símbolo para mantener viva esa energía social y darle seguimiento sería un Museo de la Memoria, que nos impida olvidar y que se convierta en un recinto de diálogo, innovación y construcción de paz. 

¿Qué son los Museos de la Memoria?

Los Museos de la Memoria son recintos vivos que actúan como guardianes de la historia, promueven la justicia, la verdad y la construcción de una sociedad más consciente y comprometida con la paz y los derechos humanos.

Hay varios en distintos países:

Oklahoma City National Memorial Museum

Museo Sitio de Memoria ESMA, Buenos Aires.

Apartheid Museum, Sudáfrica

Museo Memoria y Tolerancia, CDMX.

Museo Casa de la Memoria, Medellín.

Estos espacios son cruciales para la reflexión, la educación y la construcción de una cultura de paz. 

Su función principal es preservar, documentar y exhibir hechos históricos relacionados con violaciones de derechos humanos, conflictos sociales o dictaduras, para que las generaciones presentes y futuras no olviden los horrores del pasado y puedan aprender de ellos.

El Museo de la Memoria de Sinaloa permitiría que la rutina y el tiempo no apaguen nuestra energía social, esa que emana en cada episodio de violencia. Y que en su seno surjan innovadoras estrategias sociales. 

El tiempo es ahora.