Estamos sumidos en una crisis de inseguridad, pero quienes lideran en Culiacán no pueden descuidar los otros problemas, como la movilidad vial. El futuro llegará de cualquier manera y es mejor estar preparados.
Por: Francisco Cuamea
Hoy circulan por Culiacán 3 veces más vehículos que a inicios del siglo. Incluso, pueden ser más, ¿cuáles son los impactos para las personas? ¿Cuánto estamos avivando el fuego de la crisis climática?
Conscientes estamos que en el presente vivimos una tormenta de inseguridad y que es prioridad que resolver cuanto antes. Pero preocupa que eso se convierta en un pretexto para descuidar los otros problemas, como la movilidad vial, que también nos cobrará factura si no mitigamos de ya sus afectaciones.
El futuro llegará de cualquier manera y es mejor anticiparnos.
De acuerdo con el Plan Avanza, Movilidad Culiacán elaborado por Mapasin, en 2000 la capital sinaloense tenía registro de 158,647 vehículos, para luego aumentar 3 veces más a 530,496 en 2020.
Esta masa vehicular significa un predominio del automóvil en el desarrollo urbano, con planificación insuficiente para otros modos de transporte, observa la organización especializada en movilidad segura y sostenible.
También encuentra que significa altos índices de contaminación del aire y emisiones de gases de efecto invernadero debido al uso excesivo de vehículos motorizados, con los siguientes impactos ambientales y sociales.
- El transporte es responsable del 51% de las emisiones locales de gases de efecto invernadero.
- Las fuentes móviles representan el 71% de las emisiones de monóxido de carbono en la región.
- Contaminación acústica creciente debido al flujo vehicular y falta de medidas de mitigación.
De acuerdo con el cálculo de algunas métricas de impacto, un vehículo promedio de gasolina emite aproximadamente 230 gramos de dióxido de carbono por kilómetro.
Y si ese vehículo recorre 10 kilómetros diarios, significa que emite aproximadamente 839.5 kilogramos de carbono al año. Si lo multiplicamos (arbitrariamente, claro está porque son diversos), por el total del parque vehicular de 2020, podríamos suponer que en Culiacán mandamos al cielo 445 millones 351 mil 392 kilos de dióxido de carbono. Podría ser menos o podría ser más.
¿Qué significa eso? Sólo imagine que cada año lanzamos al cielo miles de globos que no se revientan. Y que lo hacemos repetidamente por 10, 20, 30 años y así, consecutivamente hasta el infinito.
Esos globos acumulados impiden que el calor salga del planeta y se queda atrapado dentro, intensificando el calentamiento, lo cual, a su vez, produce sequías severas y escasez de lluvia, lo que su vez impacta en la producción de alimentos marinos y terrestres.
Y ahora, también, multipliquémoslo por todas las ciudades de México y el mundo.
Todo esto se desencadena cuando encendemos el auto.
El poder que hoy tienen el crimen organizado para desestabilizar la sociedad se basa en el mercado ilegal de drogas, vapes, juegos de azar, tráfico de personas, entre otros delitos.
Mañana, podría basarse en el control del agua. Y eso nos sumirá en una nueva crisis de seguridad si no nos anticipamos.