Mientras la inteligencia artificial redibuja el mapa del aprendizaje, educadores y expertos piden recursos y formación para construir modelos éticos.
Por: AC --
Mientras la inteligencia artificial redibuja el mapa del aprendizaje, educadores y expertos piden recursos y formación para construir modelos éticos y conscientes de los riesgos de esta tecnología
A principios del 2000 dos mundos coincidieron frente a frente en las aulas.
A un lado, dando clase, profesores formados en la vida analógica que intentaban enseñar a sus alumnos las habilidades necesarias para un mundo que agonizaba.
Al otro, estudiantes que habían aprendido por sí mismos a explotar las ventajas del ciberespacio, veían como el mapa propuesto por sus docentes no marcaba el camino para una realidad que se estaba transformando.
A esos jóvenes que habitaban Internet sin que nadie les hubiera enseñado cómo hacerlo se los llegó a conocer como “nativos digitales”.
La naturalidad con la que parecían entender los mecanismos de las nuevas herramientas contrastaba con el resto de generaciones, los “inmigrantes digitales”, cuyo proceso de aprendizaje era más consciente, lento y, a veces, frustrante con los intríngulis tecnológicos.
Hoy en día el concepto de nativos digitales está en desuso.
Ahora, dos décadas después, otros dos mundos vuelven a mirarse a los ojos en el aula.
A un lado, docentes con una guía de estudio que da mucho valor a habilidades que una máquina puede hacer en un segundo.
Al otro, estudiantes que se tutean con la inteligencia artificial.
El otro día una chica me dijo: ChatGPT es mi mejor amigo, no sé cómo hubiera hecho sin él.
La adopción ha sido muy rápida, es algo que se ve en los colegios.
Cuando preguntas en clases de profesional o bachillerato si usan estas herramientas, suelen responder unánimemente que sí.
Hasta el 82% de los alumnos entre 14 y 17 años han usado estas herramientas.
Otra cosa que hacen los adolescentes es pedirle que les explique algo 'como para tontos'.
No les hace falta repreguntar porque con eso lo entienden perfectamente.
Es pronto para conocer el impacto de estos cambios.
Los estudios que se han publicado hasta ahora indican que los estudiantes están utilizando la IA generativa para tareas de búsqueda de información y redacción de contenidos.
Hasta qué punto esto modifica los hábitos de estudio.
No obstante, las investigaciones coinciden en que la tendencia solo va a más.
Otra encuesta entre 2,400 alumnos de educación superior de España, Francia, Italia y Colombia, mostró que el 65% usa regularmente inteligencia artificial a nivel usuario.
El porcentaje sube al 71% entre los estudiantes de ciencias sociales.
Dos años después de la salida a la luz de ChatGPT, los tecnólogos coinciden en que la educación es una de las áreas donde su aplicación ha sido más directa.
Sin embargo, los estudios apuntan que la nueva generación de estudiantes comparte otro aspecto con los nativos digitales: lo están aprendiendo por su cuenta.
El 72% de los encuestados no ha recibido ningún tipo de formación sobre esta tecnología.
La multinacional argumentó que sus algoritmos habían extraído información de “foros de Internet” sin ser capaces de discernir que se trataba de ironías o parodias.
El fallo, extremo, evidenció que la IA puede generar desinformación incluso en temas ampliamente tratados en fuentes de conocimiento público, y no solo cuando hay agujeros en sus bases de datos.
Uno de los retos para las familias y los profesores es estar informados sobre cómo funciona esta tecnología para poder hacer un acompañamiento eficaz a los menores cuando la usen.
Si no se hace un uso monitorizado por parte de los profesores o de los padres y madres cuando hacen el trabajo en casa, sobre todo al principio, cuando empiezan a usar estas herramientas, existe riesgo de que generen dependencia de ellas y luego no sepan desenvolverse en asignaturas donde no van a poder hacer uso de ella.
Es fundamental formarles en pensamiento crítico y en poner en duda la información que te llega.
Resistencia al cambio
El estudio de Empantallados apunta a que si bien la mayoría de familias piensa que sus hijos ya saben más de IA que sus progenitores, también muestra que el 78% de padres y madres está interesado o muy interesado en aprender más sobre esta tecnología y el 57% ve positivo o muy positivo la IA en la educación de sus hijos.
Entre los profesores, en cambio, la situación cambia y está más dividida.
Hasta un 68% de los docentes recomienda poco o nada el uso de herramientas de IA a sus alumnos, mientras que solo un 40% piensa que el impacto de estas herramientas en la educación será positivo.
Como esto ha ido tan rápido, nos encontramos con que mientras la mayoría de alumnos la usan, hay profesores que se encuentran muy perdidos, porque la legislación y el sistema educativo son muy lentos.
No tienen pautas sobre cómo incluirlo en sus asignaturas.
Algunos se han adaptado, pero otros no.
Hay colegios en los que directamente se prohíbe el uso de IA.
El sistema educativo es resistente al cambio y, aunque sí que hay muchos docentes que se han planteado cómo darle una vuelta a las tareas que piden, de manera general y a nivel estructural no han existido cambios.
Ahora mismo es algo que ha quedado más en la iniciativa propia del docente y si se ha planteado cómo afecta a su asignatura la IA generativa.
Las instituciones han hecho recomendaciones de manera general, pero no han abordado los cambios estructurales que se requieren.
Es fundamental que toda la comunidad educativa adquiera conocimientos sobre IA, comprendiendo su funcionamiento y posibles aplicaciones, para aprovechar sus ventajas y mitigar sus riesgos en el entorno educativo, social y profesional.
Hay muchísimo interés por aprender y disponer de recursos para afrontar el reto que se nos plantea.
Los cursos de formación que se realizan sobre este tema están siempre completos.
El colectivo docente lo que demanda son tiempos y recursos para poder adaptarse a estas transformaciones.
Aprovechar la oportunidad de la IA
Ante la falta de cambios estructurales, la IA se va abriendo paso a partir de la inventiva de los alumnos, pero también de los padres y los profesores.
En este momento hay estudiantes subiendo sus apuntes a ChatGPT para que les haga preguntas sobre ellos que podrían caer en el examen.
Padres y madres que le piden ayuda para explicar los deberes a sus hijos y profesores pautando tareas que contemplen el uso de la herramienta de manera natural y no como una manera de hacer trampas.
Las posibilidades que ofrece la IA para la enseñanza y el aprendizaje suponen una oportunidad sin precedentes para crear entornos educativos dinámicos y estimulantes que inspiren a nuestro alumnado a ser más curioso, más creativo y más crítico en su búsqueda del conocimiento, que pide a los profesores enseñar para la IA, sobre la IA y con la IA.
Desde la personalización del aprendizaje hasta la automatización de tareas administrativas, la IA ofrece nuevas oportunidades para mejorar la eficacia y la equidad.
La IA ofrece una oportunidad sin precedentes para crear entornos educativos dinámicos y estimulantes que inspiren a nuestro alumnado a ser más curioso, más creativo y más crítico en su búsqueda del conocimiento
Destacan su potencial para lograr que más personas puedan formarse. Los chatbots pueden ejercer de tutores de los estudiantes o generar material formativo adicional y personalizado para las necesidades de cada uno.
La IA también se puede incorporar en procesos de aprendizaje formal, complementando la labor de los docentes.
Mientras las instituciones piden no dejar pasar esta oportunidad y familias y educadores reivindican más ayuda para ponerse al día, una nueva generación de estudiantes ya dialoga naturalmente con ChatGPT y deja obsoletos determinados modelos de aprendizaje.
Como ocurrió con Internet y los nativos digitales, darle la espalda al cambio no parece una opción.
Esta generación ya está creciendo con la IA y les va a configurar en cierto modo.
Sin entrar en si eso es mejor o peor, o si van a tener unas habilidades distintas de los adultos, lo que es cierto es que están creciendo con ello y va a influir en su manera de pensar, de afrontar los problemas y el mundo profesional.